En Venezuela estamos entrando en una etapa decisiva, la esta guerra económica que sectores plutocráticos han planificado y delineado, con Fedecámaras-Venamcham a la vanguardia, en la que han arrastrado al resto de prestadores de servicios, productores y comerciantes, cuyas acciones han consistido en quebrar la economía nacional y sacar jugosas ganancias que le han generado una pluscuam-plusvalía. 

Esto, sólo posible en un mercado especulativo, con hechos concretos y sostenidos como: el desabastecimiento programado y gradual, hasta llegar a la no producción absoluta y paralización técnico formal del sector productivo, es decir, de los trabajadores; mercado ilegal de cambio de divisas con una plataforma especulativa que impone precios irracionales seguidos por el desespero, la ralentización en la adquisición de divisas ante los órganos del Estado y la corrupción en una madeja de complicidades, alcanzando así, una hiperinflación indetenida e incontrolada, que es pechada directamente al consumidor y usuario; y la acción decidida de derrocar al Gobierno por parte de las universidades públicas y privadas que forman al servicio del Estado burgués y de los intereses de la plutocracia, de donde han egresado y se siguen formando contingentes de mujeres y hombres con un velo de ignorancia y odio militante contra el Estado revolucionario y contra sus iguales de la clase trabajadora, producto de la pena étnica y la ignorancia aprendida.

Con este escenario embrutecedor de la mayoría nacional, todo el peso de las culpas no recae sobre los causantes, sino en quienes son objetivo a vencer por los sectores plutocráticos, pero que, además, más allá de las culpas, han debido y deben conjurar esta madeja de maniobras adelantadas con mucho éxito para quebrar la economía nacional.

El caso es que los programas sociales y medidas de protección del salario social del trabajador que ha adelantado el obrero sindicalista y presidente, Nicolás Maduro, si bien es cierto, han resultado insuficientes, también es cierto que han conjurado la intención de hacer colapsar la economía venezolana con el apoyo conspirativo e inversión de recursos por parte del Gobierno estadounidense .

Ahora bien, el sostenido acoso del Gobierno que preside Barack Husseín Obama contra el Gobierno chavista de Nicolás Maduro, la agudización del desabastecimiento en este trimestre de octubre diciembre del año dos mil quince, los paros guarimberos liderados por rectores de las universidades emblemáticas del país, con el colaboracionismo de unos cuantos, más la hiperinflación, el malandreo belicista desde los gobiernos de Guyana y Colombia, no son una infeliz coincidencia, sino que se corresponden con un libreto o agenda para derrocar al Gobierno de Nicolás Maduro, castigando al pueblo y poniéndolo en contra de su mandato ante su indefensión y la ignorancia aprendida.

Por otra parte, son muchos los diagnósticos que en esta dirección han apuntado en señalar con rigor científico quiénes son los artífices y hacia dónde apunta esta guerra económica, como también han sido muchos los que, erróneamente, han considerado que las reuniones y llamados a la paz y al trabajo hechos por el Gobierno nacional han sido equivocados, por aquella conseja de que “con el enemigo no se dialoga”, olvidando que los plutócratas criollos y sector privado, en general, son también, venezolanos.

Todo lo contrario, Nicolás Maduro no ha arado en el mar, como no lo hicieron, ni el Comandante Chávez, ni el Libertador Simón Bolívar. La política de paz pudiera ser un camino empedrado y más lento, pero es el más sólido para la paz duradera y decanta el camino entre apátridas y patriotas.

Por tanto, quienes aman la patria, mal pueden inscribirse en esta conjura contra los venezolanos, para hacer chirriar la economía nacional. Es por ello que con las reuniones y llamados a la paz y el trabajo con las reglas democráticas de esta revolución, han de llevar al Gobierno del Presidente Nicolás Maduro a tomar medidas extraordinarias y radicales en materia económica, como la principal determinación de la vida social, junto con medidas judiciales, sociales y soberanas, tales como:

1. Importar masivamente y atosigar el mercado nacional de alimentos y productos, que vayan desde la hoja de las hallacas (plato típico navideño en Venezuela), pasando por el pernil, ingredientes, juguetes y todo cuanto requiera la familia venezolana.

2. Confiscar y expropiar empresa aduanera que se preste al guiso y juegue retención de containners o furgones en las aduanas o a dejar fondeados los barcos frente se las costas venezolanas, además de vigilar y castigar con la severidad de la ley a los funcionarios del Estado que están montados en los guisos y vacunas en las aduanas.

3. Relanzar la SUNDDE en operativos diarios y eficientes.

4. No entregar ni un centavo de dólar a ninguna empresa privada en lo que resta del año, sin excepción alguna.

5. Preparar agenda y convenios de intercambio comercial e importaciones para el primer trimestre del año 2016, con los países de la ALBA-TCP, la UNASUR, CELAC, MERCOSUR y PetroCaribe.

6. Darle un parao inmediato a las guarimbas desde las universidades y pedir al poder judicial efectividad y combate contra la complicidad de delitos que vienen cometiendo desde las universidades ofendiendo la majestad de las mismas y cercenando el derecho L estudio y la paz de nuestros jóvenes.

7. Arrancar de manera concreta la conformación de empresas de producción social y ponerlas, únicamente, en manos de los consejos de los trabajadores.

8. Activar operativos diarios junto con los consejos comunales y las comunas de ventas diarias y abundantes de alimentos y productos, emulando tácticas como las que están realizando en el gobierno regional de Aragua, con las que están liquidando las humillantes colas y el desabastecimiento programado.

9. Por último y tal vez, la más importante, preparar una reconversión monetaria suprimiendo ceros a la moneda venezolana, estableciendo control de precios riguroso que el Pueblo trabajador reclama y asignando un aumento justo de la gasolina, a partir de enero del 2016. En fin, a más guerra económica, mayor profundización del socialismo bolivariano y chavista.

Twitter del escritor: @l2pino2