Guatemala: ¿Quién fue el obispo Juan Gerardi?
El obispo Juan José Gerardi Conedera fue un reconocido defensor de los derechos humanos, sociales y culturales de las comunidades indígenas en Guatemala durante el conflicto armado interno en ese país.
Su lucha comenzó cuando fue enviado a ejercer labores como párroco en el interior de Guatemala. Allí fue testigo de la desigualdad y precariedad social en las que vivían muchas comunidades indígenas.
Luego de más de 20 años de servicio pastoral, decidió ofrecer liturgias en lengua q'eqchi', usada por la etnia homónima.
En el trascurso del conflicto armado interno de Guatemala (1960 -1991) el religioso fue una de las personalidades que más denunció las atrocidades cometidas, en su mayoría, por las fuerzas armadas del país y otros grupos.
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En 1980 fue llamado a un sínodo de obispos, tras el incendio de la embajada de España, en la que murieron más de 30 personas.
A su regreso se le prohibió la entrada a Guatemala. Pidió asilo en Costa Rica. Tras el derrocamiento de Romeo Lucas García por un golpe de Estado en 1982, volvió a su país y fue nombrado obispo auxiliar de las arquidiócesis de Guatemala y párroco de San Sebastián en la ciudad de Guatemala.
"Guatemala nunca más"
En ese tiempo comenzó con el proyecto de Recuperación de la Memoria Histórica (Remhi) con la intención de conocer la verdad del conflicto armado interno de Guatemala.
Luego de unos años, el 24 de abril de 1998 consiguió publicar un informe de cuatro tomos titulados Guatemala nunca más, en los que se dio a conocer que el 90 por ciento de los crímenes cometidos durante el conflicto interno estuvieron a cargo de las fuerzas armadas y policías del país, mientras que solo el diez por ciento por los grupos insurgentes.
Los tomos estaban titulados como:
- Impacto de la violencia.
- Los mecanismos del horror.
- El entorno histórico.
- Víctimas del conflicto.
Dos días después de esta publicación, el obispo fue brutalmente asesinado a golpes en la cabeza, al momento de regresar a su hogar en la casa parroquial de San Sebastián, en la Zona 1 de la ciudad de Guatemala.
Tres militares y el sacerdote Mario Orantes, quien compartía parroquia con el obispo, fueron condenados por su complicidad en el homicidio.