Si se calla el cantor
El periódico Claridad de enfoque político e investigativo, destacó en sus páginas, que “El Topo” es un patriota del más alto compromiso con la lucha por la independencia para Puerto Rico.
4 de agosto de 2024 Hora: 13:01
Por Rosa María Fernández.
Una voz de entrañable arraigo popular en la hermana isla de Borinquen, apagó su voz. Pero las coplas no son, hasta que el pueblo las canta. Bien lo dijo el poeta Antonio Machado “que al volcar el corazón en el alma popular, lo que se pierde en nombre se gana en eternidad”
“El Topo”, extravió su nombre -Antonio Cabán Vale – en una tarde bohemia cercana a los años “60”, cuando entre un grupo de jóvenes poetas de la Universidad de Puerto Rico, un integrante de la revista literaria “Guajana”, donde publicó sus primeros versos, fue quien le dispuso entre copas, el sonado apodo para siempre.
Acerca del alcance que el tiempo y el pueblo le dio a su obra, el poeta nacional puertorriqueño Francisco Matos Paoli, prologando el poemario Penúltima Salida (1978), destaca que “La obra de este autor pone de relieve a un poeta de elevadas calidades de arte, cuyo verbo lírico, nutrido en el espíritu de las esencias isleñas, se mueve con ademán de entronques surrealistas por las rutas del reino de la ensoñación”.
Su voz de poeta nuevo -añadió Matos Paoli- forjada al calor de multitud de lecturas en sus tiempos de estudiante —los autores clásico españoles de la época áurea, Neruda, Vallejo, Lorca, el francés Rimbaud, etc. — se vierte en realizaciones de acentos líricos de indudable personalidad propia. En lo formal externo, materializa el verso de Cabán Vale por cauces de libertad métrica y estrófica, sin rima, pero montado sobre cursos expresivos de rítmico fluir.
Las canciones que lo hacen trascender, nacieron con el niño criado en los campos de Moca, con abundantes árboles -que dan nombre y belleza- por sus flores rosadas y púrpuras al noroeste de Puerto Rico. “El niño buscaba refugio en las riquezas naturales y tan pronto salía de la escuela, se tomaba un chorro de café con galletas y arrancaba para el Barrio Caraima, cuya vida bucólica en armonía musical le llenaba las arcas del espíritu. Cuenta el escritor, Josean Ramos, que allí aprendió a cantar aguinaldos y a desviar sus penurias por el crisol del arte. “Cuando estaba triste, cantaba… eso me daba balance”, dijo el Topo con un dejo de nostalgia reprimida. “Nací en tiempos de guerra y ahora estoy viviendo tiempos de guerra también”.
Trabajó como maestro en la escuela pública por espacio de dos años, tras culminar un bachillerato en Artes y Ciencias Sociales. Era zurdo de conciencia y guitarra, que aprendió a tocar por imitación. “Los pobres aprenden en guitarra prestá y eso presenta unas dificultades para los izquierdos, porque hay unos acordes con unas posturas muy difíciles de hacer de manera invertida. Tienes que inventar un acorde equivalente, puede ser en otro tranque, pero hay que buscarle la vuelta”, advierte.
Dijo que su primera canción fue “Sol”, inspirada en la muerte repentina de una compañera de la Estudiantina. La segunda, lo hizo trascender tempranamente.
Cuando la cosa se puso mala y en Puerto Rico no había trabajo, su esposa le dijo que tendrían que ir a buscarlo a Nueva York. “El Topo”, tan solo de imaginar la angustia de partir hacia Estados Unidos, dejó su alma en una danza que compuso en unos cuarenta minutos, “Verde Luz”.
Lo que supuso una canción de desahogo, se convirtió en un himno popular para los puertorriqueños. Seguramente supera las cien grabaciones registradas, pero lo más curioso es que no falta una reunión entre boricuas de la diáspora o la isla, copas o no por medio, que no se cante a voz en cuello la sensible tonada.
Verde luz de monte y mar,
isla virgen del coral,
si me ausento de tus playas rumorosas,
si me alejo de tus palmas silenciosas,
quiero volver, quiero volver.
A sentir la tibia arena
a dormir en tus riberas,
isla mía, flor cautiva,
para ti quiero tener.
Libre tu suelo,
sola tu estrella
isla doncella, quiero tener,
verde luz de monte y mar.
Esta canción se consolidó como una de las máximas aportaciones del Movimiento de la Nueva Canción y se considera un himno nacional en Puerto Rico.
Por cierto, contó “El Topo” al periodista, que poco después de grabarla, le llegó un mensaje de los ejecutivos de la línea aérea Trans Caribbean Airlines, solicitando autorización para incluirla en sus vuelos de ida y vuelta en la voz de un reconocido artista. La paga no estaba mal, 5000 dólares en aquel tiempo, más la promoción, pero había una cláusula imposible de acatar para un ser de convicciones como eliminar, precisamente, la frase que más apela a la libertad de su patria: “libre tu suelo, sola tu estrella”, a lo que el Topo se negó.
“La vida tiene un elemento clave, me dije, que es decidir. Si yo le quito la frase me dan 5000 dólares, pero yo entendí la cebada, porque era un entrampamiento y a mí no me interesa. ‘Déjala así como es’, le dije. Y le doy gracias a Dios por tal determinación, porque le di al pueblo y me dio un arma de lucha por la libertad y eso para mí es muy importante”.
Otro “clásico” en su cancionero, fue escrito al año siguiente. No pudo esperar a llegar, cuando escuchó la noticia del asesinato de la joven de 20 años, Antonia Martínez Lagares.
Corría 1970, cuando Antonia estaba por completar su bachillerato en Educación, mientras sucedían las marchas, las protestas de los estudiantes y confrontaciones con la avanzada policíaca. Muchos reconocen que la joven no militaba en ningún grupo político, pero como cualquier estudiante en ese momento, participaba de la oposición a la guerra de Vietnam, al Servicio Militar Obligatorio, a la vigilancia de la policía estatal y a la presencia en el Recinto del ROTC para formar cadetes en servicio, como oficiales de la Fuerza Aérea de Estados Unidos.
En un día de clases, Antonia fue testigo -desde un balcón de la avenida Ponce de León- de la persecución de la fuerza de choque por las calles de Río Piedras, hasta que un policía decidió apuntar su arma y disparar.
El Topo hizo que Antonia fuera inolvidable en la memoria de todos los puertorriqueños, un hecho que también inspiró a cantautores como Andrés Jiménez y Roy Brown. “El verdadero cantor o trovador de oficio, de corazón, tiene que cantar las tristezas y las alegrías del pueblo; a veces hay que llorar, pero lo importante es sentir la vida y llevarla con el corazón, con el entendimiento. A mí me dolió mucho la muerte de Antonia y la canción me salió natural. Viví la tragedia y al otro día tenía escrita “Antonia”. La canción es la esperanza, la razón histórica, o si no, ¿para qué sirve?”, dijo El Topo.
En su Antología de Literatura puertorriqueña, Josefina Rivera de Álvarez, marca el quehacer poético de Cabán Vale, asociado a la música como hecho trascendental en la generación del sesenta. Subraya que “este cancionero suyo, comparte iguales inquietudes y motivaciones, y parecidos fervores del trabajo literario, que su poesía vertida en libros y revistas”. Y lo ubica en esa transición de poesía cantada, impulsada en Brasil principalmente por el bahiano Caetano Veloso.
Varias veces el Topo visitó Cuba. Fue en una de las primeras ocasiones, formando parte del grupo artístico TAONÉ, cuando al observar a un niño campesino cubano realizar tareas agrícolas, escribió uno de sus clásicos, “Las manos del campo”, que contiene esta profecía: “…de ellas crece el sueño del futuro, / el sueño del futuro de la raza / que está en tus manos. /
En la memoria popular de varios países, están otras conocidas canciones del Topo: “Solina, Solina”, “Los lirios del campo”, “Dónde vas, María”, “Flor de amapola”, “Qué bonita luna” y la “Canción de los amantes”, que desde 1970 sobresalieron en el auge de la Nueva Canción Latinoamericana y han sido versionadas por múltiples artistas. Aportó otros temas a ese movimiento musical y a la “canción protesta” con el grupo Taoné, que fundó junto a Roy Brown, Noel Hernández, Pepe y Flora.
Antonio Cabán Vale “es lo más importante que le ha ocurrido a nuestra canción popular durante los pasados veinte años”, señaló en 1985 el destacado intelectual puertorriqueño José Enrique (Quique) Ayoroa Santaliz en su artículo, “El Topo: poeta”.
Es un estudioso, un conocedor de la poesía culta, en cuya obra “me parece adivinar a ratos validas influencias de Cesar Vallejo Rafael Alberti y Miguel Hernández que disimula el dominio de ese oficio con sus arranques de ‘salao’ humor pueblerino. Resalta Quique Ayoroa, “no se precisa de gran intuición o agudeza para adivinar que hay también en ese Topo, jocoso de cara al público, la profunda pena oculta que —-como el grano de arena en la ostra, provoca la secreción que da a la luz la perla—- acucia a tantos de los creadores inmortales”.
La década de 1990 ha atestiguado el lanzamiento de más de una veintena de grabaciones, como “La patria va” y “Un metro de ternura”. Sobresalió el tema “Amante corazón”, contó con la producción y dirección musical del maestro dominicano Manuel Tejada, así como con la supervisión y selección de repertorio de Juan Luis Guerra.
Ha logrado, además, publicar dos libros de poesía: “Un lugar fuera del tiempo”, en el cual a través del verso y la prosa nos lleva al barrio de la Caraima de Moca deleitándonos con experiencias de su infancia. En “Penúltima salida”, predomina una nota de angustia y de deseo de buscar caminos dentro de la ceguedad y confusión en que vivimos.
De acuerdo con la Fundación Nacional para la Cultura Popular (FNCP), “El Topo”, se ha dedicado hasta el presente, a renovar los géneros musicales nacionales de Puerto Rico, con la colaboración de un grupo de jóvenes músicos, con el cuatro puertorriqueño, la guitarra, el güiro y otros elementos de percusión, que le permiten llevar un sonido fresco y con sabor a pueblo. Ellos acompañan sus actividades, dirigidos por su hijo Adeán Cabán, refirió el Nuevo Día
En 2001 a Cabán Vale le dedicaron la sexta edición de la Feria Internacional del Libro celebrada en el Coliseo Roberto Clemente de San Juan. Del mismo modo, su composición, “Las manos del campo” fue utilizada como tema de una campaña de un producto comercial. En el verano de 2004, “El Topo” volvió a incursionar en el mundo de las grabaciones con la producción “Inmensamente”.
La trigésima octava edición del Festival de Apoyo al periódico “Claridad” fue dedicado –dijo el tabloide- “a quien más nos honra: Antonio Cabán Vale “El Topo”. Uno de los gigantes de nuestra canción. En este año 2012 fue presentada una edición especial de la producción discográfica “La Patria Va”, dos CD’s con 38 canciones que recogían lo más selecto del compositor-poeta-intérprete.
También fue exhibida la obra “Qué bonita luna”, creada por el Maestro Nelson Sambolín, “un hermoso homenaje a nuestro Topo, y es al mismo tiempo reflejo y testimonio del inmenso amor y respeto que se profesan ambos creadores”, puntualizó Gervasio Morales Rodríguez, entonces Director de Claridad. La obra, producida en versión serigráfica, 100 tiradas, tamaño 40” x 26”, tiene 4 versiones, que llevan por nombre: Verde Luz, Solina, Trinitaria y Arrebol.
El periódico Claridad de enfoque político e investigativo, destacó en sus páginas, que “El Topo” es un patriota del más alto compromiso con la lucha por la independencia para Puerto Rico. “Es posible que su gran destaque en el campo artístico haya distraído la percepción pública, relegando a un segundo plano de captación su aportación a nuestra lucha en muchos otros órdenes, más allá de su condición de artista, compositor, guitarrista y cantor”.
“El régimen interventor de nuestra Patria, sus diversas agencias de persecución, parecen tenerlo más claro. Cuando se entregaron a los perseguidos las llamadas carpetas policíacas o “Carpetas de Subversivo” – indica Claridad- esos instrumentos persecutorios revelaron la amplia actividad patriótica que realizó Antonio Cabán Vale, desde el año 1965 hasta el año 1987: 22 años de compromiso y de lucha”. Las otras carpetas –apuntan- las que aún no han entregado, cargadas de actividad pro-Independencia.
“Cuando el momento lo reclamó, El Topo renunció valientemente al carimbo colonial que es la ciudadanía que nos impuso el amo. En otro momento neurálgico de nuestra Historia, penetró, en desafío de su abusiva ley penal, a las tierras viequenses usurpadas por la Marina de Guerra de los Estados Unidos, por lo que fue arrestado por la Policía militar y conducido ante un Magistrado en el Tribunal del Invasor”.
“Frecuentemente ha visitado diversos países en apoyo de movimientos revolucionarios fraternos de nuestra lucha. En una de esas ocasiones se encontraba en Nicaragua. Estaba justamente cantando su inmortal “Verde Luz”, en el Club Managua en1968, se conmemoraba en Nicaragua el centenario del poeta nacional Rubén Darío, en medio de toque de queda, enfrentamientos armados y ley marcial, cuando la Guardia Nacional Nicaragüense irrumpió en el local disparándole a todo lo que se movía. Al respecto, él se lo dice – con su habitual buen humor – al escritor Josean Ramos: “me salvó la estatura, porque una bala me raspó la cabeza, me hizo la partidura (raya).”
Al conocerse la noticia de su fallecimiento el periódico Claridad, publicó en su cuenta de Facebook: ¡Hasta la victoria de la idea! Nuestro siempre querido y admirado Antonio Cabán Vale, (Topo), se ha marchado a fundirse con la verde luz de los montes y mares que tanto amó. Su vida, su poesía y su música quedan para siempre en nuestro pueblo.
¡Gloria, honor y un inmenso aplauso acompañen al juglar de la Patria Puertorriqueña hasta el infinito! ¡Que viva Puerto Rico Libre!
“Y lo tuvimos entre nosotros por mucho tiempo, intensamente humano y místico, luces y sombras, y el chorrete de canciones que nos ofreció pa’ que fueran nuestras, de cada uno y de Puerto Rico pa’ siempre, ¡qué clase de suerte! Estamos en deuda bien grande. Cuando la Estrella flote sola, ya tenemos su canción, y su homenaje”, expresó el excelente músico, Tato Santiago.
En las múltiples dimensiones de la figura de nuestro cantor nacional siempre debe recordarse que además de ser forjador del movimiento de la nueva canción puertorriqueña y embajador cultural de nuestra patria a festivales mundiales como el de Alemania, estuvo presente como brigadista en la patria cubana, en eterno gesto de solidaridad. Su verso lo celebramos hoy nuestra generación y todo aquel que siente la trova viva llena del “golpes de ternuras”. Antonio Cabán Vale es voz de la tierra, calor de conciencia y sobre todo juglar de la patria viva, relató Edgardo-Pratts, historiador y conductor del programa radial Canto Libre.
Durante un homenaje ofrecido al cantautor, en 2018, el conocido artista Danny Rivera subió al escenario en la Sala Sinfónica, para dedicarle unos versos a Cabán Vale y cantar la danza “Tú vives en mi pensamiento”.
Los versos de Danny Rivera, decían:
Bardo de mi pueblo
Poeta de mi tierra
Nos descubres cuando escribes
Poemas de identidad
Porque Antonia vive en la memoria patriótica
Bañada de recuerdos del verde luz de mar
Todos cantando tus sentimientos y canciones
Para no olvidar jamás quienes somos…
Solina, solina
Las manos del campo
Y verde luz, el himno que nos pone a llorar…
En 2019, como a través de los años, una gran cantidad de intérpretes puertorriqueños han entonado las canciones de “El Topo”, las cantantes Chabela Rodríguez, Carmen Nydia Velázquez y Michelle Brava, acompañadas de una banda interpretaron los éxitos del cantautor nacional, en el concierto “Antonio Cabán Vale en Voz de Mujer”.
De hecho, detrás de que sean tres mujeres cantantes las que conducieron la velada se evidencia la actualidad del país: “Las mujeres hemos tenido parte importante en todo lo que está ocurriendo socialmente. Las mujeres tienen un modo muy particular de hacer y decir las cosas que une, de alguna manera, a toda la población. Estas tres mujeres, con características distintas, nos juntamos para resaltar lo que significa don Antonio para el país”, puntualizó a En ROJO, la magnífica intérprete Chavela Rodríguez.
A propósito, una de las más reconocidas artistas puertorriqueñas, Lucecita Benítez dice que es una de las que más lo ha cantado, porque Puerto Rico siempre estará en deuda con “el Topo”, el pequeño gigante. “Me uno a la tristeza que embarga a mi isla ante la pérdida física del patriota y cantautor Antonio Caban Vale, “El Topo”. Aunque su voz se haya silenciado, su música queda en nuestros corazones y en la historia de la nación puertorriqueña”.
Si se calla el cantor, calla la vida.
Autor: teleSUR Rosa María Fernández