Salvados todos

Debido al bloqueo, en ocasiones un cubano con enfermedad cardíaca espera unos tres años para acceder a un marcapasos.


20 de agosto de 2024 Hora: 16:47

Sin detenerse frente a las innumerables adversidades materiales y la falta de insumos imprescindibles para el trabajo, continúa la superación científica de los médicos cubanos.

En dirección a La Habana Vieja, como es usual, varias personas abordan un antiguo auto conocido como “almendrón”, a modo de taxi colectivo. La señora se acomoda en el asiento trasero, junto a dos pasajeros más y aún jadeante, comienza a hablar sin parar; algo muy común entre cubanos que en un breve viaje se cuentan la vida y el milagro.

Pero su narración llevaba una carga emocionante, ella necesitaba agradecer en voz alta.  Ay, gracias chofer, es que desde ayer estuve “en el Cardiovascular”. Operaron a mi hermano después de un año de hospitalización. Salió muy bien, los médicos son unos ases; tan humildes y amables. Allí estábamos todos los hermanos que hemos vivido dos veces esta situación, porque padecemos de lo mismo y a todos nos han operado allí. Ahorita ponen una foto de nuestra familia en el recibidor del Hospital, que diga: “Salvados todos”. El chofer dijo meditabundo: yo sé de lo que habla. Allí operaron a mi padre y por ahí anda caminando como si nada. 

El prestigio de la cirugía cardiovascular en Cuba es sostenido por los beneficiados, y aleja de la primera causa de muerte en la mayor de las Antillas, a miles de personas.

Después de graduarse como médicos, una profesión de constante estudio, alrededor de tres años les lleva adquirir una especialidad e infinito el tiempo para madurar en experiencias, al integrarse tempranamente en los servicios de salud.

La teoría y práctica, combinada con un sostenido enfoque investigativo, les proporciona una formación sistémica. Por ejemplo, los de esta graduación del 2024 como Médicos Generales Integrales, de los cuales un 58,5 % fueron del sexo femenino, alcanzaron un excelente desempeño práctico en 82 policlínicos de La Habana y más de 1.090 consultorios del Médico y la Enfermera de la Familia fueron certificados para la docencia; a lo que se suman 34 hospitales y 11 institutos.

Fundada en 1999, bajo la voluntad política de Fidel Castro y el gobierno cubano, la Escuela Latinoamericana de Medicina (ELAM) educa gratuitamente a cientos de jóvenes de todo el mundo, que llegarán a sus comunidades para la sostenibilidad de los sistemas de salud. La formación de los  Médicos Generales Básicos orientados a la atención primaria de salud, egresan con elevada preparación científica y humanista.

Decenas de miles de jóvenes procedentes de más de 120 naciones, han cursado estudios de Medicina en la isla. Por ejemplo, este 2024 se graduaron 103 nuevos especialistas sudafricanos, que se suman a los más de 3.100 jóvenes de esa nación africana, que han cursado estudios de Medicina en varias universidades de Cuba, como parte del programa solidario concebido en 1996 por Fidel Castro y Nelson Mandela.

También en la Escuela Latinoamericana de Medicina en La Habana, se han graduado 200 estudiantes estadounidenses. Es fruto de la concertación desde hace tres décadas, entre el pastor afroamericano Lucius Walker y Fidel Castro. Lucius preguntó si podía aceptar estudiantes estadounidenses sin posibilidades de costear la carrera. Fidel asintió y sugirió que tras graduarse, debían ejercer en áreas donde residen personas pobres.

Según el diario New Yorker, más de 74 millones de estadounidenses viven en zonas donde solo hay un médico de atención primaria, por cada tres mil personas. Para el año 2030, de acuerdo con un estudio encargado por la Asociación de Colegios Médicos Estadounidenses, los Estados Unidos tendrán 40 mil médicos menos que en la actualidad.

Hasta el momento, la Universidad de La Habana es un medio acreditado y reconocido en Estados Unidos. Tras el fallecimiento del activista social y defensor de los Derechos Humanos, Lucius Walker (1930-2010), el programa de formación de médicos estadounidenses no se ha detenido. Para estos jóvenes, la mayoría afroamericanos que provienen de familias con ingresos bajos, es imposible costear la carrera de Medicina en Estados Unidos. Hace menos de una década, la deuda estudiantil promedio era de 190 mil dólares; ahora se ha disparado.

Actualmente Cuba cuenta con 13 Universidades de Ciencias Médicas, lo que amplía la formación académica de posgrado en salud, en más de 50 especialidades para nacionales y extranjeros.

Para especialidades como Cardiología y Cirugía Cardiovascular, se imparten cursos de Post-Grado y entrenamientos en todas las Sub-Especialidades como: Arritmología y Estimulación Programada, Cardiopatía Isquémica, Rehabilitación Cardiovascular Integral, Epidemiología Cardiovascular y Cardiología Preventiva.

Se añaden las de Urgencias cardiovasculares, Hemodinámica y Cardiología Intervencionista, Cirugía Cardiovascular, Anestesiología y Reanimación, Ecocardiografía, Cardiología Nuclear, Tomografía Computarizada en Cardiología, así como Cardiopatía y Embarazo. Todo un universo de especialización y práctica, antes de salvar a un ser humano.

Sin detenerse frente a las innumerables adversidades materiales y la falta de insumos imprescindibles para el trabajo, continúa la superación científica de los médicos cubanos. Recientemente presentaron en el Instituto de Cardiología y Cirugía Cardiovascular, el desarrollo de un proyecto investigativo para la aplicación de biomarcadores, en la práctica de ejercicios de rehabilitación, con el propósito de mejorar la calidad de vida de pacientes con enfermedades cardiovasculares.

Se trata de una técnica de laboratorio para el diagnóstico, empleada con el fin de evaluar a personas, que tras un infarto o una cardiopatía isquémica, presentan cuadros de insuficiencia cardíaca. A propósito, el presidente de la Sociedad Cubana de Cardiología Eduardo Rivas Estany, expresó el anhelo de ampliar estos estudios a un mayor número de población, a medida que se adquieran los biomarcadores cardíacos en el extranjero y se generalice su uso en el país.

El Programa Nacional de Prevención es una prioridad para hacer frente a los factores de riesgo y desarrollo, muy comunes en las sociedades latinoamericanas. Se trata de la falta de control de la hipertensión arterial, la diabetes, el colesterol alto, la obesidad, el tabaquismo y el sedentarismo.

En paralelo se intensifica la promoción de ingerir comidas con bajos niveles de grasa y sodio, la práctica sistemática de ejercicios y el desarrollo de la medicina primaria. Igualmente se enfatiza en la necesidad de que los ciudadanos asistan rápidamente -ante cualquier síntoma- al sistema primario de salud, donde se entrenan a todos los Médicos de la Familia para la prevención y el diagnóstico oportuno.

Estos objetivos fueron expuestos en el X Congreso Cubano de Cardiología “Desafíos Globales para enfrentar las enfermedades cardiovasculares”,  donde participaron alrededor de 500 delegados nacionales y de otras naciones como Ecuador, Argentina, Canadá, Estados Unidos y Reino Unido.
Rivas Estany, explicó que el Sistema de Salud cubano ha desencadenado una serie de acciones de prevención, porque estas enfermedades constituyen la principal causa de muerte en Cuba desde hace más de medio siglo, con un notable incremento desde la pandemia de la Covid-19.
Según la Organización Panamericana de la Salud (OPS), las enfermedades cardiovasculares (ECV) en América Latina, han cobrado la vida de 20, 5 millones de personas, con una proporción anual de 1,8 millones (OPS, 2017); una tendencia que no decrece.

De igual forma se registra como la primera causa de muerte en las subregiones Andina, Cono Sur, Caribe y América Central. A nivel mundial, representa el 10 % de la carga mundial de morbilidad. De estas, un 80 % de las muertes prematuras son prevenibles.

La enfermedad isquémica del corazón,  tiene la más alta tasa en América del Norte y el Caribe Latino. Entre el 2000 y el 2020, significó un 60 % del número de muertes en la región.

La Sociedad Cubana de Cardiología es una de las más antiguas. Fundada en 1937 fue la duodécima del mundo y la tercera sociedad cardiológica instituida en Latinoamérica, luego de México y Argentina.  La agrupación de carácter científico, vinculada al Ministerio de Salud Pública, reúne a los cardiólogos nacionales para intercambiar experiencias, conocimientos y establecer vínculos con otras sociedades nacionales y extranjeras afines a su especialidad.

En 1962, la joven Revolución creó oficialmente la Especialidad de Cardiología y en 1966, el Instituto de Cardiología y Cirugía Cardiovascular, lo que permitió progresivamente la formación de una red cardiológica nacional de carácter gratuito.

Se implementaron servicios de cardiología en los 14 hospitales provinciales y algunos municipales. La cirugía cardiovascular se respaldó con la creación de los Cardiocentros en Santiago de Cuba, Santa Clara y en Ciudad de La Habana, en los hospitales Hermanos Ameijeiras, CIMEQ y el Cardiocentro Pediátrico en el hospital William Soler.

Desde que el cirujano alemán, Ludwing Wilhelm Carl Rehn (1849-1930) suturó por primera vez en la historia de la cirugía documentada, una herida cardíaca, la ciencia y la mística acompañan a la cirugía del corazón.

Dependiente de la influencia norteamericana, tanto por razones de desarrollo como de cercanía, en Cuba se intentó en pequeña escala en los años 50, por iniciativa privada. La historia registra que la primera operación de sutura del corazón en Cuba, fue en 1907, por el doctor Bernardo Moas Miyaya.

Existen algunas referencias previas, hasta que en 1951 se realizó la primera cirugía cardiovascular en Cuba. Fue el cierre a dos niños del ductus arterioso, pequeño vaso que comunica la aorta con la arteria pulmonar. La delicada intervención fue en el Hospital Municipal de la Infancia de La Habana, por el Dr. Manuel Carbonell Salazar, con el auxilio anestésico del Dr. Mesa Quiñones.

En ese año se fundó el Instituto de Cirugía Cardiovascular y Torácica en el Hospital Ortopédico de La Ciudad de La Habana, hoy Hospital Ortopédico Docente “Fructuoso Rodríguez”. Le siguió otra incursión quirúrgica en 1952, del Dr. Ignacio Alonso Ávalos quien operó en Villa Clara, casos de persistencia del conducto arterioso y un caso de valvulopatía mitral.

Luego se hicieron intervenciones cardiovasculares llamadas “cerradas”, sin necesidad de una máquina de circulación extracorpórea (CEC). En 1956, con la adquisición de una máquina conocida como bomba de Lillehei, iniciaron la cirugía cardíaca a corazón abierto. Desde entonces y hasta 1960, se realizaron más de seiscientas operaciones a corazón abierto y cerrado. Ello convirtió a Cuba, en uno de los cuatro países primeros en el mundo (Estados Unidos, Suecia, Francia y Cuba,) en desarrollar la cirugía de corazón y de grandes vasos.

Pero los complejos procedimientos no resultaban rentables para la estructura económica privada, del negocio de la medicina. También el subdesarrollo crea condiciones de frustración económica y técnica, que favorecen la emigración de sus profesionales, por lo que los médicos cubanos buscaron nuevos horizontes.

Hasta hoy, la mercantilización de la ciencia conduce a su prostitución y debiera ser sustituida por una forma más elevada de su ejercicio.

Desde enero de 1959, en Cuba se implementaron medidas para cubrir las necesidades de las personas; entre ellas las encaminadas a la socialización de la salud pública, que más que un derecho, es una necesidad y un inestimable bien social. Las tareas de Salud Pública y la Medicina Preventiva, son impulsadas con todos los recursos disponibles y el médico se dedica a aplicar la ciencia, sin contradicciones con su esencia.

Antes del 1ro. de enero de 1959, Cuba contaba con 6, 286 médicos y en los años posteriores, se estima emigraron alrededor de 3000 galenos, alentados por el gobierno de Estados Unidos. Luego del éxodo masivo de médicos y durante este período iniciático, quedó un gran déficit de personal en la esfera de la cirugía cardiovascular.

Con el objetivo de no detener el ritmo de esta especialidad, el entonces ministro de Saludde 1960 a1968, Doctor José Ramón Machado Ventura, orientó el entrenamiento de un grupo de especialistas en el Hospital Clínico Quirúrgico Docente “Comandante Manuel Fajardo”, de la Ciudad de La Habana. Es meritorio reconocer que hasta 1969, la labor de formación de especialistas fue compartida entre profesores de Medicina Interna no especializados en ella y cardiólogos formados en el exterior.

Tras el ejercicio sistemático de la especialidad, el 9 de diciembre de 1985, un equipo multidisciplinario del Hospital “Hermanos Ameijeiras”, dirigido por el Profesor Noel González Jiménez, realizó el primer trasplante cardíaco en Cuba y en un país del tercer mundo. Desde entonces, 148 pacientes han recibido un trasplante cardíaco en el país, con un promedio de vida que oscila entre uno y 14 años. La supervivencia de trasplante cardíaco en Cuba está en cifras muy cercanas a los países del primer mundo.

Pero quizás el mayor desafío, fue el primer implante de corazón mecánico artificial de fabricación cubana, el 20 de marzo de 1990; el paciente sobrevivió 16 horas y falleció debido al fallo de una de las válvulas del equipo. En las investigaciones se integraron el Centro Nacional de Investigaciones Científicas (CNIC), el Centro Nacional de Sanidad Animal (CENSA) y el Cardiocentro “Hermanos Ameijeiras”.

Cuba es uno de los pocos países en vías de desarrollo capaz de realizar en el campo de la cirugía cardiovascular, la colaboración con otras naciones. Con la creación de los cardiocentros se pone en marcha oficialmente y por primera vez, la “Residencia en Cirugía Cardiovascular”. Para el 2016, había 25 profesionales de la salud en régimen de Residencia y 49 Especialistas en Cirugía Cardiovascular.

El evento más importante en Cuba, Cardiovilla, del cual es anfitrión el Cardiocentro villaclareño, está precedido por un gran prestigio de la institución médica desde su fundación en 1988. Allí se han realizado más de 10 000 operaciones, con una supervivencia quirúrgica del 95.2 %, entre las más altas de Cuba y comparable con la alcanzada por países altamente desarrollados. Destacan las más de 2 300 coronarias, buena parte sin circulación extracorpórea. Entre otros procederes realizados, distinguen las sustituciones vasculares,  reintervenciones, aneurismas y exéresis de tumor. El bajo número de reintervenciones y casi 2.000 operaciones del servicio de cirugía vascular, con una supervivencia del 99 % están por debajo de la media nacional.

Los Especialistas cubanos en Cirugía cardíaca, tienen un gran prestigio en el mundo, no solo por su valentía, conocimiento, sino por su modestia y el humanismo.

Sobre el sistema cubano de salud impacta el ilícito bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por EE. UU. (7 de febrero 1962, en el gobierno de John F. Kennedy) Cubanos de más de tres generaciones han crecido bajo la ignominia que representa el inhumano bloqueo y cada vez es más difícil vencer determinadas barreras, después del azote de la COVID-19. 

Con incremento internacional en los costos, se intenta obtener en mercados geográficamente lejanos o a través de un tercer país, tecnologías, materias primas, medicamentos, reactivos, medios diagnósticos, dispositivos, equipos y piezas de repuesto. Al debilitar económicamente a Cuba, el bloqueo imperialista provoca penurias en el pueblo, también en el ámbito de la salud.

Durante el gobierno del presidente Joe Biden, quien prometió una flexibilización de las sanciones, no ha habido mejoras. Otras regulaciones que podrían volver al bloqueo más o menos flexible, dependen de la decisión del gobernante; de ahí las diferencias en su aplicación entre los gobiernos de Obama, Trump y Biden.

Al respecto, el informe del Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba, cita algunos ejemplos de las repercusiones sobre el Sistema Nacional de Salud cubano en la última década. Por ejemplo, fueron denegados y cerrados los contratos de venta de reactivos para la actividad de trasplante, que se hacían por medio de terceros. Con el pretexto de que no se usará con fines médicos, ni científicos, sino de lucha biológica, no se permitió la llegada de la donación de un laboratorio de biología molecular, que intentaron hacer algunas organizaciones no gubernamentales estadounidenses.

El Cardiocentro Pediátrico «William Soler» carece del levosimendán, un fármaco empleado en el tratamiento del bajo gasto cardíaco y que solamente es producido por los laboratorios Abbott, de los EE. UU. Cuba no tiene acceso a suplementos alimenticios para uso parenteral, producidos en los EE. UU., los de mejor calidad para su administración en niños necesitados, antes de ser intervenidos quirúrgicamente y alcanzar un mejor pronóstico.

El Instituto de Neurología y Neurocirugía se ha visto imposibilitado de comprar un kit de laboratorio CanAg NSE EIA (ref 420-10) producido por la compañía estadounidense Fujirebio Diagnostics Inc., que se utiliza para la detección de la proteína enolasa neuronal, específica en sueros y en líquido cefalorraquídeo, como marcador diagnóstico y pronóstico de casos de enfermedades cerebrovasculares de tipo isquémico, las cuales ocupan altos índices de morbilidad y mortalidad en Cuba.

Son imposibles de adquirir en el mercado estadounidense, los sustitutos de válvulas, los estabilizadores y movilizadores cardiacos, así como otros equipos y materiales relacionados con intervenciones aortocoronarias y sustituciones valvulares, mitrales y aórticas, de las que necesitan más de 400 pacientes.

El servicio de marcapasos y electrofisiología del Instituto de Cardiología y Cirugía Cardiovascular, no cuenta con un equipo de mapeo anatómico tridimensional no fluoroscópico, lo que impide realizar ablaciones de arritmias complejas.

Según el informe del Ministerio de Salud Pública sobre el bloqueo económico, comercial y financiero, publicado en 2019, se estimó un aproximado de 36 990 000 de dólares de ingresos dejados de percibir por exportaciones de bienes y servicios, durante el 2018.En el 2019 las pérdidas se incrementaron a 160 260 880 de dólares y para el año 2020, entre los meses de abril a diciembre, se calcularon pérdidas de unos 198 348 000 de dólares.

En el contexto de la COVID-19, lejos de minimizar el impacto negativo de esta política, el 2020 fue de mayor afectación. Tampoco se puede acceder a tecnologías, con más de un 10 % de componentes norteamericanos, por lo que tuvo que renunciar a más de una treintena de equipos e insumos necesarios para la producción de sus candidatos vacunales contra la COVID-19.

El Bloqueo ha impedido importar o comprar múltiples equipamientos. “Los precios son altísimos cuando se trata de adquirir equipos en el extranjero y muchas veces ni siquiera podemos tener acceso a ellos”, explicó el Presidente de la Sociedad Cubana de Cardiología, Doctor Eduardo Rivas Estany, Director del Centro de Rehabilitación del Instituto de Cardiología y Cirugía Cardiovascular de La Habana.

Aun así, la mayoría (85 %) de los niños cubanos que padecen de cardiopatías, llegan a la edad adulta. En 1959, un 20 % de los infantes cardiópatas de Cuba, estaban condenados a morir y no alcanzaban la mayoría de edad.

A pesar de los altos costos de estas tecnologías para el país, en los últimos cinco años un total de 2,818 pacientes han recibido gratuitamente un trasplante de órganos o tejidos. Constan 853 trasplantes renales, 112 de hígado, 1708 de córnea, 138 de médula ósea y 7 de corazón.

También como muestra de altruismo y solidaridad humana, 663 familias cubanas -en los cinco años más recientes- han aceptado la donación de los órganos de sus familiares fallecidos, para salvar otras vidas.

La iniciativa es un esfuerzo único, coordinado por las organizaciones sin fines de lucro Global Health Partners (GHP) y MediCuba Europa.

Bob Schwartz, vicepresidente de GHP, organización sin fines de lucro formada por médicos profesionales y otros voluntarios, cuyo trabajo solidario con el Ministerio de Salud Pública (Minsap) es amplio, calificó el proyecto como uno de los más valiosos impulsadas por GHP en tres décadas de relación con el país antillano.

La campaña de solidaridad en Estados Unidos y Europa, es una forma de romper el bloqueo, para apoyar con urgencia al sistema de salud cubano. Ambas organizaciones anunciaron su intención de recaudar en cuatro meses, 150 mil dólares, con el objetivo de enviar 300 marcapasos a cinco centros hospitalarios.

Gracias a la gran sensibilidad humana encontrada ante este llamado, el monto supera los 187 mil dólares, al segundo mes de la solicitud. Debido al bloqueo, en ocasiones un cubano con enfermedad cardíaca espera unos tres años para acceder a un marcapasos. La demanda actual es de dos mil pacientes, algunos de los cuales son mayores de 70 años y no pueden salir del hospital hasta recibir el marcapasos.

Durante la COVID-19, Global Health Partners reunió seis millones de jeringuillas, tras una iniciativa para apoyar la inmunización con vacunas cubanas. A pesar de sus limitados recursos materiales, Cuba es responsable de desarrollar las tres vacunas anti-COVID-19: Abdala, del Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología (CIGB), y Soberana 02 y Soberana Plus, del Instituto Finlay de Vacunas (IFV), que nacieron del esfuerzo de los científicos nacionales y salvaron a los cubanos de los estragos de la epidemia.

Elsecretario general de las Naciones Unidas, Antonio Guterres, reconoció el éxito de las vacunas cubanas contra la COVID-19, que no solo han servido al pueblo, sino también a otros del mundo “víctimas de la desigualdad y el acceso internacional a las vacunas”.

A lo largo de la historia, los médicos cubanos cuentan con una apreciable trayectoria. Sus hazañas altruistas, constituyen una tradición de compromiso con la ciencia, la salud y la solidaridad humana.

Autor: teleSUR - Rosa María Fernández

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