La Constitución, al igual que la mujer, debe ser tratada con respeto, no como una prostituta
Por: Pedro Julio Abreu Columna
7 de agosto de 2024 Hora: 05:48
La Constitución es un instrumento para producir un estado de bienestar, un estado de justicia, un estado de alegría y un estado de felicidad para todos los dominicanos.
Darle las gracias al Dios Todopoderoso, el Dios de Amor, el Dios verdadero.
La Constitución Dominicana, que es la norma jurídica que regula la Nación Dominicana. Esta Constitución, al igual que la mujer, debe ser tratada con altura y respeto. La mujer debe ser tratada con cariño y amor, «no como un objeto cualquiera, o una prostituta», lo mismo debe ser para nuestra Constitución.
La sociedad dominicana, el pueblo dominicano, las organizaciones de la sociedad civil, las organizaciones políticas, la juventud dominicana, la mujer dominicana, deben estar alerta a las pretensiones de tratar la Constitución Dominicana, con cierto irrespeto, con una desconsideración, a nuestra Constitución.
El relajo de que cada cuatro u ocho años la Constitución dominicana es modificada, para la conveniencia de un gobernante de turno, o para que dos o cuatro personas, se reúnen con fines de modificar la Constitución, para beneficios de esos dos o cuatro personas, y en perjuicio de la mayoría del pueblo dominicano. Esto es algo que no debe ser permitido por la sociedad dominicana.
La República Dominicana no se puede dar el lujo de repetir lo ocurrido en la pasada gestión del mismo partido en el gobierno, que destruyó a los empresarios dominicanos, para establecer una reelección presidencial. No se puede permitir que se destruyan otros grandes empresarios, para establecer las pretensiones de modificación constitucional. El empresariado dominicano debe ser preservado y estar alerta.
Tampoco, el partido de Juan Bosch, ni ningún partido del sistema de partidos, debe permitir que los daños que tuvo, que sufrir el pueblo dominicano, con el descalabro de la economía en esa ocasión, donde el dólar subió de 12 pesos x 1 dólar a 60 pesos por 1 dólar. Provocando una inestabilidad insoportable para los dominicanos, con los aumentos de los precios de los productos de consumo y reduciendo la calidad de vida de los dominicanos, produciendo esto el exilio económico de muchos dominicanos.
Pero, además, el partido de Juan Bosch, no puede prestarse a algo así, solo para beneficiar a una sola persona, o a un pequeño grupito, que entiende, que la Constitución debe ser modificada cada cuatro años, para acomodarla a sus beneficios personales. Y no a «servir al partido, pero para servir al pueblo», como dijo el profesor Juan Bosch y como lo establecieron los Padres de la Patria «Servir al Pueblo».
Ya hay una nueva generación que está pendiente del acontecer nacional. Y otros que han optado por la abstención electoral, que ronda el 50 %. Producto de las acciones, reuniones y componendas de políticos que el pueblo percibe, que sus actividades son para beneficiarse ellos, y no el colectivo de la nación. O sea que el beneficio es para ellos en particular y no para el pueblo en sentido general.
Haciéndole estos personajes en cuestión, daño al sistema de Partidos Políticos y a la Democracia, a la Democracia, a la Democracia Dominicana.
Un presidente que permanece ocho años en el poder es suficiente para hacer los proyectos, logros y aportes que un mandatario manifiesta o desea hacer por una nación.
El pueblo, las organizaciones activas, los grupos populares y la población dominicana, en sentido general, deben rechazar de manera tajante la modificación de la Constitución de la República, con fines del tema relativo a asuntos de reelección o temas parecidos.
Eso de que todo el presidente que llega al poder decide manosear y ultrajar la Constitución dominicana, tratándola como una prostituta cualquiera, solo para beneficio del gobernante de turno. Como igual han tratado a la mujer con palabras desconsideradas. Eso no puede ser. Hay que respetar la Constitución, al igual que a la mujer, que está siendo maltratada por algunos congresistas dominicanos.
Le hacemos un llamado al presidente y a los congresistas que se abstengan de modificar la Constitución dominicana con esos fines, pues el pueblo reclamará su respeto.
Al igual, vamos a solicitarle, a los congresistas y al poder ejecutivo, que no aprovechen este periodo de tiempo para aprobar proyectos al vapor que eliminen las conquistas ya adquiridas por los trabajadores dominicanos.
Hay que recordarle al representante del poder ejecutivo actual, cómo terminaron los anteriores presidentes de su partido, después de la salida del profesor Juan Bosch, de ese partido en el año 1973.
Antonio Guzmán, Salvador Jorge Blanco, y el Calvo de Gurabo. Aunque a ese Partido le agregaron la palabra Moderno. Son las mismas gentes, es el mismo partido. Muestra de ello es que dejaron el partido del jacho prendió, solo, sin gente. Se llevaron casi la totalidad de sus miembros para el moderno partido.
Todo el que conoce la historia, sabe cómo terminó el presidente Antonio Guzmán.
Todo el que conoce la historia, sabe cómo terminó el presidente Salvador Jorge Blanco, por el tema de unas Berenjenas.
Hay, personas que andan por ahí, que acabaron con la salud, del presidente Jacobo Majluta Azar.
Todo el que conoce la historia, sabe cómo terminó el Calvo de Gurabo, por el tema de la Reelección, que comenzó con una buena administración y lo daño con la Reelección, en la segunda parte de su mandato, en un forcé con la Constitución.
Se puede decir que ese periodo terminó traicionando los principios de José Francisco Peña Gómez y Hatuey de Camps Jiménez, en lo referente al principio de que ese partido uno de sus principios era «no a la reelección».
El Poder Ejecutivo actual ha tenido un gran logro al conquistar dos periodos.
Se puede observar, como el verdugo del PLD, se aproxima con un caramelo, para engatusar a cierto presidente del PLD. Le cabe el dicho popular: «Te conozco, Bacalao, aunque vengas disfrazado”.
Sería lamentable que el representante del poder ejecutivo, el hijo del Ético Ex Rector de la Universidad Dominicana O & M, se involucre en acciones constitucionales, que le puedan crear desasosiego e intranquilidad al final de su mandato, por complacer o presión de ciertos personajes, como se puede observar. Por personajes que en política «solo hacen lo que le conviene de manera particular, aunque perjudique al pueblo dominicano».
En República Dominicana, no se va a repetir otra ERA, aunque eso se pudiera poner de moda, a lo moderno.
La Constitución es un instrumento para producir un estado de bienestar, un estado de justicia, un estado de alegría y un estado de felicidad para todos los dominicanos.
No solo para beneficio de uno, dos o cuatro personas en particular o para un reducido grupo social.
La Constitución, al igual que la mujer, debe ser tratada con respeto, no como una prostituta.
Autor: Pedro Julio Abreu Columna
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