Incendios en Chile: ¿quiénes son los más afectados?
6 de febrero de 2024 Hora: 21:45
Tomas populares con precarias viviendas de madera y chapa fueron las más afectadas por los incendios que afectan la región chilena de Valparaíso, que hasta el momento dejan más de 130 muertos y más de 15.000 viviendas destruidas.
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Según informó el ministro de Vivienda de Chile, Carlos Montes, se estima que “alrededor del 30 por ciento de las viviendas afectadas son de conjuntos ya consolidados y muy antiguos, de un estándar de vivienda de hace ya unos 20 años atrás o más. El 70 por ciento restante, una parte son ocupaciones irregulares y otra parte son campamentos”.
Estos núcleos habitacionales se encuentran en los cerros arrasados por los incendios durante el fin de semana pasado. Allí, residen miles de trabajadores que bajan día a día a ciudades de la costa del Pacífico como Valparaíso y Viña del Mar; centros urbanos de los que muchos de ellos fueron expulsados ante costos de arriendo, el elevado precio de terrenos y viviendas, la falta de acceso a créditos hipotecarios y un déficit en políticas habitacionales.
“Yo llegué por toma aquí, por un tema de necesidad”, contó Nicole Cancino a teleSUR delante de algunos palos de lo que alguna vez fue su casa y unos cacharros tiznados. Desde hace meses vive en el Barrio Altos Pinos, una toma irregular ubicada en la ladera de uno de los cerros de donde se puede ver la ciudad de Viña del Mar.
“El acceso a vivienda es súper difícil, entonces la necesidad te hace llegar acá. A construir algo, darle un techo a tus hijos, a tu familia y tratar de sobrevivir en esta jungla”, comentó Nicole.
Urbanizaciones como estas se encuentran densamente pobladas donde no llegan los bomberos ni el Estado. Sin patrones de planificación ni conectividad adecuadas o muros de contención, el fuego se propaga rápidamente de casa a casa y los residentes poco tienen para hacer más que escapar y ver sus hogares arder.
Las viviendas son en su mayoría de madera o materiales livianos que, a diferencia de materiales como el hormigón y el ladrillo, son altamente inflamables. Se suma a esto que al estar construidas en zonas de pendiente, el fuego tiende a entrar por la zona inferior favoreciendo que las llamas avancen cerro arriba.
Las más afectadas, las menos asistidas
A pesar de permanecer sin servicio de electricidad y agua potable, los vecinos señalan que ningún funcionario o representante del Estado chileno se ha hecho presente a cuatro días de haber perdido todo.
“Pedimos por favor que nos ayuden. Que vengan los militares, que vengan los soldados. Porque no vienen a ayudarnos a nosotros, también somos humanos. Acá no se ha visto ningún militar salvo en la noche”, señala consternada Marina Isabel Pino Valenzuela, sentada en los cimientos de su casa en Barrio Las Torres, en Achupallas. “No tenemos nada parado, fue como una bomba y solamente estamos pidiendo que nos ayuden”, añadió.
Otra situación a la que se ven expuestos los vecinos afectados es a la proliferación de robos y saqueos.
Por ello y por el temor a perder lo único que les queda, su parcela de tierra, los residentes permanecen durante toda la noche vigías en campamentos improvisados. “Nosotros estamos durmiendo acá mismo, porque sino puede venir otra persona a tomarlo. Así que estamos acá en carpa con los niños, las familia”, expresó Cancino, que señala haber dormido solo una hora y media durante la noche anterior.
En tanto, ante la ausencia del Estado, surge con más fuerza la ayuda comunitaria. Familiares, amigos y voluntarios desconocidos se han acercado en los últimos días a ofrecer una mano. También llegan donaciones de ropa, alimentos y agua potable, fundamentales para la subsistencia de quienes han perdido todo.
Pinos y eucaliptus
Hasta el momento, las autoridades señalan que los incendios podrían haber sido iniciados intencionalmente y comenzaron una investigación para encontrar a los culpables. Sin embargo, existen factores humanos más difusos aunque determinantes para incendios como el iniciado el viernes pasado.
Plantaciones forestales rodean varias zonas de Valparaíso y abundan en las áreas afectadas durante el fin de semana y fueron claves para la rápida propagación de las llamas que, en cuestión de horas, consumió más de 9.000 hectáreas.
Se trata de plantaciones de especies como el pinus radiata (pino insigne) y el eucaliptus en sus distintas variedades, las cuales son más combustibles que las nativas.
Esta industria forestal se desarrolla en forma monocultivo en vastas parcelas, lo cual reduce la cantidad de biomasa por metro cuadrado para maximizar la producción, pero a la vez reduce los factores de retardo para el avance del fuego.
El desarrollo sin control de este tipo de plantaciones ha proliferado desde 1974, año en que el dictador Augusto Pinochet firmó el Decreto 701, que incluye importantes beneficios para un modelo de explotación extractivista y que permitió el avance de la desforestación y el monocultivo.
Desde entonces, cerca del 20 por ciento del bosque nativo había sido reemplazado por una combinación de matorrales y pastizales degradados, de tierras agrícolas y de plantaciones forestales.
En cuanto a los siniestros, la Corporación Nacional Forestal el 54 por ciento de la superficie dañada por incendios ocurrió en plantaciones forestales y que menos del 18 por ciento habría ocurrido en bosque nativo.
A pesar de posicionarse como el segundo productor de celulosa en América Latina, en la actualidad Chile carece de legislación apropiada para regular el desarrollo de este tipo de explotación que podría ser beneficiosa para evitar la propagación de las llamas, como el establecimiento de cortafuegos o el establecimiento de un ordenamiento territorial que interprete la geografía de la región en vista de la prevención de incendios.
De momento, tanto el Estado como las empresas forestales mantienen su velo de impunidad y se limitan a señalar como causantes de los incendios a supuestos iniciadores aislados con fines nunca esclarecidos. Mientras tanto, miles de chilenos reconstruyen sus hogares desde los escombros.
Autor: teleSUR - Nicolás Hernández