El Día Internacional de la Lucha contra el Uso Indebido y el Tráfico Ilícito de Drogas, no solo permite reflexionar sobre las amenazas de las drogas a la humanidad, la salud y la economía, sino una oportunidad para construir conciencia sobre el rol de la sociedad en el control, la prevención y la eliminación del consumo de drogas.

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El enfoque internacional se ha orientado al criterio de salubridad al enfrentar el flagelo de la dependencia al consumo de drogas ilícitas. Los programas de prevención social han ido demostrando ser la manera más eficaz de gestionar la intervención contra el aumento del consumo y la dependencia a las drogas en varios puntos del planeta.

Además de la prevención, la persecución y el procesamiento penal son temas nodales en el proyecto de gestión antidrogas a nivel de naciones. Al enfoque de salud hay que unir un sistema legal sólido y coherente, especializado en distribuir penas y responsabilidades según el nivel de implicación y delito.

Acorde a esto, ya la Convención de las Naciones Unidas contra el Tráfico Ilícito de Estupefacientes y Sustancias Psicotrópicas de 1988 establecía el tratamiento, la educación, la rehabilitación y la integración social como medidas aleatorias mucho más eficaces y proporcionadas que el arresto, el enjuiciamiento o el encarcelamiento.

A través de la resolución A/RES/42/112, del 7 de diciembre de 1987, la Asamblea General de las Naciones Unidas estableció el 26 de junio como el Día Internacional de la Lucha contra el Uso Indebido y el Tráfico de Drogas, para demostrar la determinación del organismo internacional de lograr un mundo libre del abuso de las drogas.

Sobre todo, porque el tráfico y el uso indebido de las drogas representan un gran obstáculo para el desarrollo, toda vez que el consumo de drogas ocasiona numerosos riesgos para la salud humana y, a pesar de los efectos y las campañas mundiales, la atención a los toxicómanos suele catalogarse como insuficiente.

Por esas razones es fundamental promover la colaboración internacional a través de la  aplicación de las convenciones de las ONU contra la delincuencia organizada transnacional y la corrupción para hacer frente a los problemas actuales de seguridad y promover oportunidades a través del desarrollo sostenible y equitativo.

El Informe Mundial de la ONU sobre Drogas de este 2023 demostró el aumento global del número de consumidores de estupefacientes, una cifra récord en lo que a oferta de sustancias ilegales se refiere, así como un marcado auge de las drogas sintéticas, destacó Angela Me, coordinadora del Informe Mundial sobre Drogas de Naciones Unidas.

Al aumento del número estimado de consumidores de 240 millones de personas en 2011 a 296 millones en 2021, el 5.8 por ciento de la población global entre 15 y 64 años, se une que alrededor de 500.000 personas murieron en 2019 por el consumo de drogas, un 17,5 por ciento más que una década atrás.

La mayor causa de muertes por consumo están relacionadas con las enfermedades relacionadas con la hepatitis C, mientras que las sobredosis suponen una cuarta parte de los fallecimientos, en un entorno en que los opioides se erigen, con mucha incidencia, como las drogas más letales.

En relación a las drogas más utilizadas, los opioides se sitúan en segundo lugar con unos 60 millones de consumidores, solo superados por el cannabis (también conocido como marihuana o hachís) con cerca de 219 millones en 2021. Los siguen las anfetaminas con 36 millones, la cocaína con 22 millones y otros 20 millones prefieren el tipo «éxtasis».

Casi 40 millones de personas en todo el planeta enfrentan graves trastornos de salud por consumir drogas, pero solo una de cada cinco recibe algún tipo de tratamiento, siendo las mujeres las más afectadas por sufrir mayor estigmatización social.

Las drogas sintéticas describen un auge sin precedentes, sobre todo porque no requieren materia prima natural, sino solo productos químicos baratos y fáciles de hallar. Asimismo, son más baratas, su fabricación más sencilla y flexible, con tiempos de producción son mucho más cortos.

La ONU alerta sobre la epidemia de sobredosis, por la cual solo en Estados Unidos murieron 80.000 personas en 2021, un 60 por ciento más que en dos años anteriores. La mayoría de esos fallecimientos, unos 70.000, se atribuyen a opioides farmacéuticos sintéticos, principalmente el fentanilo, cien veces más potente que la morfina.

El documento concluye que las desigualdades económicas y de género contribuyen a aumentar el efecto dañino de las drogas, con los países pobres, las mujeres y los jóvenes como los principales víctimas frete a un insuficiente acceso a los tratamientos contra la adicción.

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