El adiós a Nora Cortiñas, una celebración de vida

Desde hace más de cuatro décadas, las Abuelas de Plaza de Mayo buscan a sus hijos, como a sus nietos; los hijos de sus hijos robados y desaparecidos durante la dictadura militar argentina. Foto: Télam.


3 de junio de 2024 Hora: 18:46

Nora fue la primera en acompañar el reclamo de justicia, por la masacre de Budge de 1987, cuando la policía fusiló a tres jóvenes que tomaban cerveza en una esquina.

En el espacio de memoria establecido en lo que fue la Mansión Seré, fue el velatorio entre anécdotas, canto y llanto. Lo que viene será difícil sin que esté presente Nora Cortiñas, la madre de todas las luchas, por eso la promesa de sus compañeras: «No vamos a abandonar la lucha contra estos genocidas sin corazón».

Nora Morales de Cortiñas, cofundadora de la organización de madres que buscaban a sus hijos desaparecidos por la dictadura militar argentina en la década de 1970 y una destacada voz mundial en defensa de los derechos humanos, fue operada de una hernia el 17 de mayo en el Hospital de Morón, al oeste de Buenos Aires, y sufrió complicaciones como consecuencia de enfermedades preexistentes, informó el director del hospital, Jacobo Netel.

La reconocida líder social argentina, murió el último día de mayo a los 94 años, sin saber del paradero de su hijo, Carlos Gustavo Cortiñas, quien fue detenido y desaparecido en Buenos Aires, 47 años atrás.

El ultimátum

El fin de la democracia fue anunciado por la Junta Militar en 1976, al tiempo que informaron “el control operacional”, allanaron locales y secuestraron a decenas de militantes de organizaciones de izquierda.

En medio de la estricta vigilancia militar, algunos argentinos parecían recibir con alivio o indiferencia el cambio de Gobierno, sin advertir la operación planificada al detalle, con una junta de comandantes militares que puso en marcha el periodo más oscuro de la historia argentina.

El ultimátum lanzado previamente por el General Videla, se cumplió con el Golpe militar. Las Fuerzas Armadas, terminaron con el mandato dictado en 1973, mientras repartían los cargos públicos con oficiales de las tres armas. El General Videla, quedó al frente de una dictadura que se propuso “disciplinar” a la sociedad y eliminar cualquier oposición al ‘proyecto político’ del régimen.

Una junta militar que disolvió el Congreso, intervino los sindicatos, las universidades y los medios de comunicación. También controló la justicia, reemplazó la Corte Suprema y juramentó a los jueces ordinarios. Se prohibió toda actividad política, imponiendo la concepción de lo que ellos entendieron como “valores” occidentales, nacionales y cristianos.

Los militares apuntaron en todas las direcciones, establecieron el concepto de lo subversivo más allá de una guerrilla; incluyeron a obreros, dirigentes sindicales, intelectuales y estudiantes que adversaran su plan. La metodología represiva ensayada en Tucumán, con el operativo “Independencia”, fue extendida a todo el país.

El Documental “Reorganización” -parte uno- detalla cómo las fuerzas armadas aplicaron un verdadero plan de exterminio, a través del secuestro de miles de personas y el traslado a más de 300 centros clandestinos de detención y tortura.

Son 30.000 desaparecidos

Alrededor del féretro de Norita, cientos de pañuelos de distintos colores, camisetas con símbolos de los diferentes sindicatos, marcas de agrupaciones de derechos humanos y la bandera de Palestina. Obviamente, a su lado el estandarte con el que solía marchar cada jueves en la Plaza de Mayo, dice: “30.000 desaparecidos presentes”.

Ahí mismo, en la Mansión Seré, donde estuvo tendido su cuerpo inerte, fue un lugar donde en plena dictadura, ella acudió una y otra vez en busca de su hijo secuestrado. La menuda mujer, golpeaba con las manos a la puerta y con fuerte tono de voz, le inventó una excusa a su interlocutor. Afirmaba que deseaba comprar esa vieja casona, para montar un geriátrico.

Entonces, Nora Cortiñas, creía que su hijo Carlos Gustavo Cortiñas, al que anda buscando desde hacía varios meses, podría estar secuestrado en la Mansión Seré. Así pasaron los años llenos de incertidumbre y nunca pudo comprobarlo.

Pero Norita volvía infinidad de veces a esa propiedad de Castelar, limítrofe con las ferrovías del tren, ahora convertida en la Casa de la Memoria y la Vida, donde cientos de personas la lloraron y celebraron su vida.

Su hijo menor, Marcelo Horacio, conversó con quienes se le acercaron. Contemplaba una fila interminable de personas, que llegaron junto al féretro donde Norita se hacía acompañar, como siempre, de la foto de Gustavo, el hijo mayor desaparecido.

“No para de venir gente” –dijo Ana Careaga a la periodista Lucia Bertoia. Ella es sobreviviente de la dictadura e hija de Esther Ballestrino de Careaga, una de las tres Madres secuestradas en diciembre de 1977. No hay olvido, ni perdón, mientras queden injusticias por reparar.

Allá en la Plaza de Mayo, decenas de velas, noticas y flores, quedaron en la Pirámide donde tantas veces Norita desafió a la muerte. “Estamos tristes por su fallecimiento, pero de solo pensar en ella, te vuelve la alegría”, dijo Martín Sabbatella, quien fue intendente e inauguró el primer espacio de memoria de Latinoamérica en la Quinta Seré, junto a Nora.

La diputada del Frente Izquierda de Trabajadores (FIT), Myriam Bregman, acertó al decir que “Fue una despedida a lo Norita”. Hay mucha tristeza, pero también hay anécdotas de ella, que arrancan sonrisas, acotó.

Horacio Pietragalla Corti, el ex secretario de Derechos Humanos de la Nación, se despidió diciendo, que estaba contento de ser contemporáneo con Nora, porque va a quedar en la historia, como todas las mujeres que a través de la lucha, el amor y la resistencia, pudieron llevar adelante una hazaña magnífica.

Hasta el velatorio llegaron jueces, jóvenes abogados y funcionarios judiciales, todos de alguna forma se relacionaron con Norita, quien también encontraba su manera de apoyarlos, escuchando sus alegatos, apoyándolos y asintiendo con su presencia. Entonces, ellos sentían que estaban haciendo las cosas bien o que estaban al lado de Norita.

Nora fue la primera en acompañar el reclamo de justicia, por la masacre de Budge de 1987, cuando la policía fusiló a tres jóvenes que tomaban cerveza en una esquina, se apuró en decir Sergio Smietniansky -el Cherco- abogado de la Coordinadora Antirrepresiva por los Derechos del Pueblo (CADEP). Se aprecia mucho agradecimiento por su ejemplo, “Nora nos enseñó la lucha abnegada y el disfrute”, dijo Guadalupe Godoy, abogada y referente de organizaciones de Derechos Humanos.

Hasta aquí llegaron sobrevivientes de La Plata, como Laura Bretal; un grupo de integrantes de la Asociación de Ex Detenidos Desaparecidos (AEDD), familiares de los jóvenes secuestrados en la Noche de los Lápices. También estuvieron los sobrevivientes de la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA), como Carlos Lordkipanidse, expresando su dolor con lágrimas en los ojos.

“Por difícil que sea todo, venceremos”, dijo a viva voz -una frase muy común en Norita- la legisladora porteña Victoria Montenegro y agregó “Nos toca defender semejante legado y prometerle que tanta lucha no fue en vano”.

Algunas expresiones de apoyo fueron manifestadas en total silencio, en forma de proclama escrita o sobre una mesa con un retrato de Nora. “Cuando el fuego crezca, vas a estar ahí”, dice un cartel. Una conmovedora nota expresa: “Fuiste mi primera heroína”.

Las abuelas, símbolos de lucha, la acompañaron hasta el final. Taty Almeida, referente de Madres de Plaza de Mayo-Línea Fundadora, Vera Jarach, presente aunque en silla de ruedas. Elia Espen, quien solía marchar los jueves con Norita, exclamó: “-Nora, descansá tranquila. Te aseguro que no vamos a abandonar la lucha contra estos genocidas sin corazón. Seguiremos en la ronda. Estás ahí y siempre estarás”.

«Hoy más que nunca»

En el Día de la Memoria del 2024, una fecha histórica de connotación especial para Argentina, el presidente Javier Milei hizo un “regalo” a los movimientos sociales que se oponen a su mandato. Desde la Casa Rosada publicó un video con el título de “Memoria, Verdad y Justicia Completa”, una visión que niega el plan sistemático de extermino de la dictadura en Argentina.

El 24 de marzo recuerda el nefasto golpe de Estado de 1976, instaurando la dictadura militar autodenominada “Proceso de Reorganización Nacional”, que usurpó el gobierno del Estado nacional argentino entre el 24 de marzo de 1976 y el 10 de diciembre de 1983. La fecha fue convertida oficialmente (2002) en el Día de la Memoria por la Verdad y la Justicia, en conmemoración de quienes resultaron víctimas del infausto proceso iniciado en 1976.

El actual presidente de la nación argentina, Javier Milei, ha presentado un concepto tergiversado de la historia, a través de otra construcción política. El negacionismo -usado desde su campaña electoral- se concentra en las víctimas previas a la dictadura y plantea que “los crímenes de ambas partes se dieron en el marco de una guerra”. Tanto Milei como su vicepresidenta, Victoria Villarruel, ponen en duda el número de desaparecidos consensuado por organismos de derechos humanos.

El video no menciona la trama macabra de las desapariciones, torturas y asesinatos de la dictadura, aunque señala al expresidente Néstor Kirchner, por derogar el indulto aprobado por Carlos Menem, la ley de Punto Final y la de Obediencia Debida.

Las víctimas del terrorismo de estado aguardaron casi dos décadas para la reapertura de los procesos penales, que permitieran juzgar a los torturadores y asesinos, dada las promulgaciones de estas leyes.

La Ley de Punto Final de 1986, paralizó los procesos judiciales iniciados en 1985, contra los imputados como autores penalmente responsables, de haber cometido el delito de desaparición forzada de personas durante la dictadura militar. La Ley de Obediencia Debida de 1987, es respecto a los delitos cometidos por los miembros de las Fuerzas Armadas y consideraba que no eran punibles; un concepto militar según el cual los subordinados se limitan a obedecer las órdenes de sus superiores. El 21 de agosto de 2003 – durante el gobierno de Néstor Kirchner- se anularon las leyes de Obediencia Debida y Punto Final, que dieron lugar a la reapertura de los juicios por delitos de lesa humanidad.

Milei se aseguró de que su mensaje del pasado 24 de marzo, fuera publicado antes de comenzar las movilizaciones convocadas en el país, cuando se cumplieron 48 años del golpe militar de 1976.

“Nunca Más”, se repetía en banderas, pancartas y camisetas enarboladas por decenas de miles de personas que marcharon el 24 de marzo del 2024, contra Milei y en defensa de la democracia en Argentina. También estuvieron presentes con el emblemático pañuelo blanco, las Abuelas y Madres de Plaza de Mayo, símbolo mundial de la resistencia argentina contra la dictadura.

Este año, se sumaron a la convocatoria las principales centrales sindicales del país. «Es necesario en este contexto, con toda la violencia que está ejerciendo el gobierno actual, que la gente acompañe a estas madres y estas abuelas, que en su momento lucharon. Hoy más que nunca hay que tener memoria y salir a la calle», opinó Mariana Gianni, joven comunicadora presente en la marcha. Hasta ahora han sido dictadas 316 sentencias, contra mil 173 personas condenadas en Argentina por crímenes de lesa humanidad.

En el altar de la historia

La Semana Santa del año 1977, la familia Cortiñas se fue al Mar del Tuyú, con Gustavo, su compañera Ana y la familia de ella. Se despidieron el domingo 10 de abril, sin imaginar que tras este encuentro, vendría el dolor más profundo.

A partir de aquí, todo cambió para siempre. “Gustavo tenía 24 años cuando salió para el trabajo; se tenía que encontrar con Ana a la tarde, pero nunca llegó. Ella llamó al trabajo y le dijeron que no se había presentado”, contó su madre.

Desde ese día 15 de abril de 1977, Carlos Gustavo, joven estudiante de Ciencias Económicas en la Universidad de Morón y trabajador del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC), fue interceptado en el trayecto de su domicilio a su trabajo, por la zona de Castelar (Buenos Aires), mediante un operativo ilegal de detención y posterior desaparición forzada de la represión, durante la dictadura militar argentina.

El trabajo de Gustavo, desde octubre de 1970, era inspeccionar los precios en las Ferias Municipales, al mismo tiempo que estudiaba en la Universidad de Buenos Aires y militaba en la Juventud Universitaria Peronista (JUP), en la Villa 31. Compartía este espacio, como expresión de su enorme sensibilidad y dedicación hacia los sectores más pobres, con el sacerdote argentino Carlos Múgica, quien fuera asesinado tras una ráfaga de tiros, al anochecer del 11 de mayo de 1974.

Frente a estos hechos, la madre intentaba protegerlo. El consejo era: – Gustavo, no tenés que ir a esas movilizaciones o, si vas, no vayas adelante. A lo que el intrépido joven, respondía: – ¿Qué querés, mamá? ¿Que vayan los hijos de otras madres?, contaba Norita.

La desaparición de su hijo mayor, quien tempranamente tuvo conciencia de clase, la llevó a convertirse de un ama de casa, en psicóloga social, devenida en una de las caras más visibles de la lucha por los derechos humanos en Argentina. La desaparición de Gustavo Cortiñas, forma parte de la causa ‘Primer Cuerpo del Ejército del juzgado de Rafael Rafecas’.

En 2008, durante un homenaje de los trabajadores del INDEC, ex compañeras de trabajo de Gustavo, le entregaron a Nora el legajo de documentos de su hijo y develaron una placa en su honor y en el de otros tres compañeros desaparecidos. En la Villa 31, lugar donde militaba, otro marcador histórico recuerda su ejemplo; así como en la Facultad de Ciencias Económicas se hizo un reconocimiento en su memoria. Es un recordatorio que simboliza el respeto por miles de jóvenes, víctimas de la represión durante la dictadura militar argentina.

Desde hace más de cuatro décadas, las Abuelas de Plaza de Mayo buscan a sus hijos, como a sus nietos; los hijos de sus hijos robados y desaparecidos durante la dictadura militar argentina.

Para ello han desarrollado herramientas, con el objetivo de proteger el derecho a la identidad de todos. Recientemente realizaron un llamado para encontrar a los -aproximadamente- 300 hombres y mujeres, de entre 41 y 49 años, que aún viven con una identidad vulnerada, como consecuencia del terrorismo de Estado.

La declaración del Museo Sitio ESMA como Patrimonio de la Humanidad, por parte de la UNESCO avala la labor iniciada hace más de dos décadas por Nestor Kirchner y continuada por Cristina Kirchner entre 2007 y 2015. Este reconocimiento mundial de todo el pueblo argentino, se logra gracias a la lucha inclaudicable de las abuelas y madres de Plaza de Mayo, sobrevivientes y organismos de DDHH. La “Casa por la Identidad” está ubicada en el predio de la ex ESMA.

Las Abuelas de la Plaza de Mayo, que ya están en el altar de la historia, han logrado resolver 137 casos. Cada restitución, reafirma la necesidad del pueblo argentino de no olvidar. Está por ver, hasta dónde el negacionismo del actual presidente Milei, puede contra esta fuerza mayor.

Presentes los lemas: «hoy más que nunca, nunca más», “30.000 razones para defender la patria. Nunca más miseria planificada”, planteado por Abuelas de Plaza de Mayo y la agrupación H.I.J.O.S. “La patria no se vende. La vida no se entrega. El pueblo se subleva”, presidieron este último Día de la Memoria, ante decenas de miles de argentinos y en repudio al gobierno de Javier Milei, quien objeta el tratamiento histórico que se le ha dado a la dictadura, la misma que creó la muerte y la desaparición forzada, como el destino de la mayoría de los jóvenes apresados, madres, padres e hijos.

Adolfo Pérez Esquivel, nobel de la Paz de 1980, dijo a la prensa sobre la marcha más multitudinaria en años, «es el grito de rebeldía de un pueblo frente a un gobierno fascista que quiere destruir la patria».

Norita es un pañuelo blanco

Allí estaba aquel niño que a los dos años perdió a su padre Gustavo Cortiñas. Damián, el nieto de 45 años, quiere que se recuerde a su abuela Norita, como “una luchadora de todas las luchas, de todos los tiempos y de todos los lugares”.

Damián se mostró muy conmovido en el velatorio, aunque confesó no estar sorprendido, ante tantas personas que llegaron a Morón, a profesarle amor a su abuela. El conocía que Norita estaba dispuesta cada vez que alguien la necesitaba, caía preso o había que asistir a una protesta. En cada uno de sus encuentros con la abuela, Damián solía decirle tres cosas: pórtate bien, cuídate y sé más peronista. Su abuela le respondía, que la Plaza de Mayo era un lugar mágico, donde todo el dolor se convertía en potencia. El consejo de Norita para Damián, era: «Vení a la Plaza».

En los últimos tiempos, la emblemática abuela de la Plaza de Mayo, había adquirido una costumbre después de practicar en sus clases de canto. Se despedía entonando “Como la cigarra”, magnífica obra de María Elena Walsh.

En el adiós a Norita Cortiñas, con lágrimas y orgullo se le cantó: “A la hora del naufragio/ Y la de la oscuridad/ Alguien te rescatará/ Para ir cantando/ Cantando al sol como la cigarra/ Después de un año bajo la tierra/ Igual que sobreviviente/ Que vuelve de la guerra”.

Autor: Rosa María Fernández

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