Simón Bolívar mexicano


Por: Adalberto Santana

14 de marzo de 2024 Hora: 18:20

El 18 de marzo de 1824 en la Ciudad de México se publicó en el diario “El Sol”, el acuerdo del Congreso Constituyente de México, en el que se confirió al Gran Libertador el nombramiento de ciudadano honorario, lo que implicaba otorgarle la nacionalidad  mexicana. De tal suerte que en estos días de marzo de 2024, celebramos el bicentenario de tan importante reconocimiento, que también en aquellos años realizaron otras jóvenes naciones de nuestra América.

La propuesta que por aclamación unánime aprobó el Soberano Congreso de Anáhuac, fue propuesta por el Doctor Servando Teresa de Mier y respaldada por los diputados: Márquez, Gómez Farías, Osores, Barbosa, Argüelles, Guerra, Zaldívar, Rodríguez, García Valle, Paredes, Paz, Jiménez, Marín, Seguin, Tirado, Gordoa, Solorzano y Ahumada. Las palabras de fray Servando Teresa de Mier, figuran en el libro compilado, con prólogo y notas del intelectual hondureño,  Rafael Heliodoro, titulado: Bolívar en México (Secretaria de Relaciones Exteriores, México, 1993), ahí se señala:

“Tal es el excelentísimo señor Don Simón Bolívar, Presidente de la República de Colombia, Gobernador Supremo del Perú, llamado con razón El Libertador, admiración de la Europa y gloria de la América entera. Por sus tratados de íntima alianza entre todas las Repúblicas de América, ya es y merece serlo ciudadano de todas. Pedimos, pues, que Vuestra Soberanía declare solemnemente que lo es de la República de México en lo que creemos recibir aún más honor que a él pueda conferirle este título; por lo mismo haríamos agravio a Vuestra Soberanía altamente penetrada de reconocimiento y estima por los servicios patrióticos, valor  y virtudes del héroe, si para tal declaración exigiésemos las fórmulas comunes; aquí todo debe salir de lo ordinario y suponemos que la aclamación unánime del Soberano Congreso de Anáhuac es la sola vía digna del héroe inmortal que Vuestra Soberanía va a declarar ciudadano de la República Mexicana. El diploma y la manera de entregarlo serán igualmente dignos del Ciudadano y de la magnificencia de su nueva patria.- México, 13 de marzo de 1824”.

En la vida del gran prócer venezolano, México va figurar en sus ideas políticas y culturales, pero también en su propia biografía. En efecto cuando el joven caraqueño contaba un poco más de quince años, emprendió un viaje rumbo a España en el año de 1799. Momento en el que conoció por primera vez tierras mexicanas. En aquel año el subteniente de milicias viajaba en un navío de guerra (San Ildefonso) de La Guaira (Venezuela), rumbo a La Habana y posteriormente a Cádiz. Pero por la situación en la que la marina inglesa había bloqueado con 16 navíos de guerra el puerto de la capital cubana, es como el “caraqueñito huérfano”, aprovecha la situación para conocer “Puebla, Jalapa y la capital del virreinato”. Apunta  sobre aquellos momentos, Rafael Helidoro Valle, que el joven Bolívar:

“Huésped del oidor De Aguirre y aposentándose en la casa de los Marqueses de Uluapa, salía a conocer la ciudad, acompañado del señor oidor, quien pronto le relacionó con el virrey. La marquesa, que estaba fascinada por la vivacidad del caraqueñito, era nada menos que doña María Josefa Rodríguez de Velasco, hermana guapísima de aquella “güera” célebre, que también fue flor de beldades. Y el virrey don Miguel de Azanza, gustaba de charlar con él; le hacía muchas preguntas; y cierto día –dice Larrazábal-, que entrando “a cuestiones de peligroso examen, se habló incidentalmente de la última insurrección de Caracas, el imberbe viajero no se desconcertó por las preguntas de su Excelencia, y como dijese con valentía, que era justa la causa de América, hizo el De Azanza girar la conversación hacia otro tema, y llamando aparte al oidor, le sugirió que era prudente que el mancebo siguiera pronto el viaje a España”.

Años más tarde en el pleno proceso por la consolidación de lucha de la independencia americana (1825), cuando Bolívar pensaba salir de Colombia afirmó: “Si el gobierno me quisiese emplear en Méjico, como agente diplomático. Me alegrará, porque al fin es un país agradable, sano e independiente”.

Incluso el Gran Libertador, años antes el 6 de septiembre de 1815, en la carta de Kingston, escribe refiriéndose  al sueño de hacer América, la “más grande nación del mundo” que: “La metrópoli, por ejemplo, sería  Méjico, que es la única que puede serlo por su poder intrínseco, sin el cual no hay metrópoli”.   

De igual manera escribe Gustavo Vargas, uno de los más destacados biógrafos de Bolívar, que: “En 1815, cuando Bolívar se encontraba exiliado en Jamaica, Vicente Guerrero lo invitó para que se pusiera al frente de las tropas mexicanas independentistas. En ese mismo año, Bolívar conoció y trató con muy solícita deferencia a fray Servando Teresa de Mier, quien cita a continuo en la Carta de Jamaica. Allí analiza el futuro de México de manera tan clarividente, que por eso algunos la tildan de profética”. Con todo Simón Bolívar es venerado en toda nuestra América, y es sin duda el más grande emancipador, que todavía como apuntaba José Martí: “calzadas aún las botas de campaña, porque lo que él no dejó hecho, sin hacer está hasta hoy; porque Bolívar tiene que hacer en América todavía”.

Autor: teleSUR

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Nació en la ciudad de México, es Doctor en Estudios Latinoamericanos e investigador titular del Centro de Investigaciones sobre América Latina y el Caribe (CIALC) de la UNAM. Entre sus libros figuran: El pensamiento de Francisco Morazán (1992, 2000, 2003, 2007 y 2019); El narcotráfico en América Latina (2004 y 2008), Minorías sociales en América Latina (2014) . Recibió Mención Premio Casa de las América (2003).