¿Golpe blando contra la Primera Enmienda en Estados Unidos?
Los Angeles (United States), 02/05/2024.- Demonstrators face off with police officers at the ongoing encampment of pro-Palestinian protesters on the campus of University of California Los Angeles (UCLA) in Los Angeles, California, USA, 02 May 2024. Nationwide protests have sprung up across the country on school campuses, many calling for institutions to divest investments in Israel and in support of a ceasefire in the Gaza conflict. (Protestas) EFE/EPA/ALLISON DINNER
Por: German Gorraiz
4 de mayo de 2024 Hora: 06:23
El sistema dominante o establishment estadounidense utilizaría la dictadura invisible del consumismo compulsivo de bienes materiales para anular los ideales del individuo primigenio y conformar una sociedad homogénea, uniforme y fácilmente manipulable mediante las técnicas de manipulación de masas. Asimismio, la sui generis democracia estadounidense tendría como pilar de su sistema político la sucesiva alternancia en el Poder del Partido Demócrata y del Republicano (ambos fagocitados por el lobby judío pues el 9% de los senadores y el 6% de los congresistas son judíos aunque los judíos tan sólo representan el 2,4% de la población estadounidense).
¿Es Estados Unidos la mula estúpida de Israel?
El Magnicidio de Kennedy tuvo como daño colateral el nacimiento de un sistema político tutelado por el “Poder en la sombra”, quedando desde entonces como rehenes todos lo sucesivos Presidentes electos de EEUU, según la confesión realizada por el primer Ministro israelí Ariel Sharon al entonces Ministro del Exteriores Shimon Peres en octubre del 2001: “Nosotros, el pueblo judío, controlamos Estados Unidos y los estadounidenses lo saben”, («El Lobby israelí y la política exterior estadounidense” de John J. Mearsheimer y Stephen M. Walt, Quibla, 07-04-2006).
Para ello se servirían de los lobbys de presión entre los que descollaría la American Israel Public Affairs Committee (AIPAC). La AIPAC sería el más influyente grupo de presión pro-ísraelí en EEUU pues cuenta con más de 100.000 miembros (150 de ellos dedicados exclusivamente a presionar al Congreso, a la Casa Blanca y todos los organismos administrativos en la toma de decisiones políticas que puedan afectar a los intereses del Estado de Israel).
La AIPAC sería de facto un “gobierno virtual” que teledirigiría la política exterior de EEUU en función de los intereses israelíes, pues el lobby pro-israelí tiene verdadero peso en los ámbitos del poder de EE.UU al colaborar económicamente en las campañas electorales de congresistas, senadores, alcaldes y gobernadores leales al Estado de Israel y todos los Presidentes de EEUU antes de ser elegidos deben acudir a la Asamblea de la AIPAC y recibir sus bendiciones.
Sin embargo, el ex-Consejero de Seguridad Nacional del presidente Carter, Zbigniew Brzezinski. en un discurso ante al Consejo Nacional Irano-estadounidense (NIAC), afirmó que “creo que los EE.UU. tiene derecho a decidir su propia política de seguridad nacional y no seguir cual mula estúpida lo que hagan los israelíes».
El cisne negro de Biden
En un discurso pronunciado en la reunión de Nueva York del Congreso Mundial Judío de 2816, el entonces vicepresidente de Obama, Joe Biden afirmó: “Soy sionista, pero para esto no hace falta ser judío”, tras lo que se le concedió el «Premio Theodor Herzl» y se convirtió en el nuevo tapado de la AIPAC.
Sin embargo, la asimetría del castigo realizada por Israel en Gaza habría provocado la desafección hacia Biden del ala izquierda del partido Demócrata, lo que facilitaría el retorno triunfal de Donald Trump en las presidenciales de noviembre al tener expedito el camino hacia la Casa Blanca tras las últimas decisiones del Tribunal Supremo.
En consecuencia, la Administración Biden intenta desesperadamente lograr una declaración por Netanyahu de «una tregua indefinida» que permitiría el canje de los rehenes judíos todavía en manos de Hamas así como restablecer la circulación de camiones de ayuda humanitaria para más de 1 millón de palestinos confinados en Rafah, con lo que Biden se apuntaría un importante tanto diplomático y lavaría su imagen de colaborador necesario de Israel en la limpieza étnica de Gaza.
Sin embargo, el cisne negro de Biden sería la protesta de los estudiantes universitarios contra la invasión de Gaza en las Universidades de Columbia y la UCLA y su violento desalojo por la policía, movimiento de protesta que por mimetismo podría extenderse al resto de Universidades de Estados Unidos, rememorando las protestas de 1964 contra la guerra de Vietnam.
¿Golpe blando contra la Primera Enmienda?
Dicho movimiento de apoyo a la causa palestina podría hacer oscilar en sus valores el mantra impreso a sangre y fuego en la mente del estadounidense medio por el lobby sionista» «Israel es la única democracia de Oriente Medio y el único país de la zona en que se respetan los DDHH».
En consecuencia, presionados por dichos lobbys, el Congreso ha aprobado por 320 votos frente a 91 el proyecto de ley H.R. 6090 que asume las tesis de los grupos sionistas sobre el antisemitismo y que sería un golpe blando contra la Primera Enmienda, que indica » que «el Congreso no promulgará ninguna ley que respete el establecimiento de una religión o que prohíba el libre ejercicio de la misma, o que coarte la libertad de expresión o de prensa, o el derecho del pueblo a reunirse pacíficamente y a solicitar al Gobierno la reparación de agravios».
Así, dicha proposición obligaría al Departamento de Educación a utilizar la definición de antisemitismo de la Alianza Internacional para el Recuerdo del Holocausto ( HRA) y deberá vigilar y sancionar a quienes puedan ser calificados de antisemitas según dicha definición.
Este enfoque legislativo se produce en un año electoral y la AIPAC habría visto el momento adecuado para aprobarla pues los republicanos buscan aprovechar las divisiones internas en el Partido Demócrata respecto al apoyo sin fisuras a Israel para robarle votos a Biden, siendo previsible su aprobación por un Senado de mayoría demócrata pero teledirigido por los lobyys judíos y la aparición de un cisma en el seno del Partido Demócrata que podría afectar a la solidez de la nóminacion de Biden como candidato a la Presidencia en la Convención Nacional Demócrata que se celebrará en Chicago del 19 al 22 de agosto.
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