La comunidad internacional condenó este viernes el brutal ataque que se registró en una residencia estudiantil de la Universidad de Garissa, al este de Kenia, donde 147 personas fueron asesinadas y más de 80 resultaron heridas

La brutal acción fue perpetrada el pasado jueves, por al menos 13 hombres que irrumpieron en las instalaciones de la casa de estudios. El primero en pronunciarse fue el papa Francisco quien calificó el hecho por medio de un comunicado como un acto de brutalidad sin sentido y reza por un cambio de actitud entre sus autores.

Por su parte, Estados Unidos también emitió un comunicado en el que ofreció asistencia a Kenia tras condenar enérgicamente el ataque. El secretario de Estado, John Kerry, dijo que la acción terrorista "refuerza de nuevo la necesidad de que todos los países y comunidades nos unamos en los esfuerzos para combatir el extremismo violento".

En el caso de la Unión Europea, la Alta Representante para la política exterior, Federica Mogherini, expresó sus condolencias a las familias de los fallecidos y también ofreció apoyo al país africano para combatir el extremismo.

"La UE reitera su compromiso de apoyar al gobierno y la población de Kenia para superar la amenaza del terrorismo. Es importante que todos desempeñen su papel si se quiere lograr ese objetivo. La solidaridad europea está garantizada y trabaja para reforzar los esfuerzos de Kenia contra el terrorismo", dijo en un comunicado.

Hablan los sobrevivientes 

Los hombres que ingresaron a la residencia estudiantil de la Universidad de Garissa, al este de Kenia haciéndose pasar por fieles que iban a rezar en la mezquita del campus, detonaron varios artefactos explosivos y dispararon de forma indiscriminada por todo el recinto, que habitualmente acoge a más de 800 alumnos.

Un sobreviviente de la matanza, Salias Omosa, contó que los hombres exclamaban "Para nosotros va a ser como unas vacaciones de Pascua", burlándose de las víctimas antes de abrir fuego contra ellos

El testigo relató que los atacantes seleccionaron a las víctimas acorde a la vestimenta que llevaban apartando a musulmanes del resto, “ellos se divertían, no le tememos a la muerte, para nosotros va a ser como unas vacaciones de Pascua".

Un enfermero que trabaja para la ONG International Rescue Committee (IRC), Reuben Nyaora, dijo: "he visto muchas cosas, pero nada como esto. Había cuerpos por todas partes que habían sido ejecutados en hilera, vimos a personas a las que les hicieron saltar las cabezas, con heridas de bala, todo ello en medio de un desorden espantoso".

"Todo el mundo parecía estar muerto, pero en cuanto hablamos, los estudiantes que llevaban horas escondidos salieron, algunos de los armarios, otros del techo", detalló. Algunos se levantaron de entre los muertos, cubiertos de sangre.

Unas mujeres que sobrevivieron dijeron que los hombres también exclamaban “Vinimos para matar y para que nos maten, a las mujeres nos decían que nadaramos en la sangre, se burlaban de nosotras y luego se marchaban ignorándonos”.

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