Vitín Avilés: los barberos también cantan
El boricua Víctor Manuel Avilés Rojas, conocido en el mundo artístico como Vitín Avilés, ejerció el arte de la barbería, pero lo que quería era cantar, y lo logró.

El universo musical caribeño siempre le conoció como Vitín, y por alguna circunstancia, siendo un excepcional vocalista en cualquier género del Caribe, y sobre todo de su país, no contó con los lauros ni las glorias de otros cantantes.
30 de julio de 2025 Hora: 08:50
Desde “El Barbero de Sevilla” de 1816, del compositor Gioachino Rossini y el libretista Cesare Sterbini, y aún antes en el tiempo, la figura del barbero ha tenido connotaciones pictóricas, literarias, musicales. Desde tiempos muy remotos en América y en todo el planeta la figura del barbero es de mucha cercanía a la figura masculina. Siempre se trató de arreglar o recortar los cabellos y la barba así como los bigotes, siempre con estilos diferentes y herramientas que no todos poseían: Tijeras, peines, navajas, brochas, espejos. Fueron calificados como esquiladores y algunas veces ejercieron como cirujanos.
Callejón de los Peluqueros. La Habana
Aparte de este Barbero de Sevilla (que hubo muchos más) el Caribe cuenta también con el singular, inédito Callejón de los Peluqueros, Barberos en la no menos emblemática zona de la Habana Vieja, Cuba.
Se trata de un callejón peatonal identificado con una inmensa tijera metálica que es homenaje a los barberos y peluqueros (y peluqueras) del mundo. Además de los establecimientos especializados, incluyendo la escuela de peluquería hay puestos con buena artesanía, cafetines y restaurantes. Es una emblemática zona de barberías con alcance mundial.

Además en el Caribe hay otro emblemático barbero musical: “El barbero loco”, tema cuya autoría siempre aparece con Derechos Reservados, y popularizado por Andy Montañez con el Gran Combo de Puerto Rico desde 1973.
El tema que nos ocupa es el de un barbero de verdad, real, que ejerció el arte de la barbería, pero lo que quería era cantar, y lo logró.
Vitín
Tenía 20 años cuando decidió salir de su pueblo natal, Mayagüez, en la costa oeste de la isla para buscar nuevos horizontes en San Juan, la capital de su país, Puerto Rico. Había nacido el 30 de septiembre de 1924 y fue bautizado como Víctor Manuel Avilés Rojas. El universo musical caribeño siempre le conoció como Vitín, y por alguna circunstancia, siendo un excepcional vocalista en cualquier género del Caribe, y sobre todo de su país, no contó con los lauros ni las glorias de otros cantantes.

Nunca estudió música, canto ni instrumento alguno. Nos hace recordar a Benny Moré, a Barbarito Diez, a Felipe Pirela, a glorias de la música popular que no tuvieron esas oportunidades, pero que contaban con las aptitudes y calidad con la que a veces muchos estudiosos no cuentan. Vitín siempre fue un músico entregado a lo que sentía que debía hacer. Claro que acogió las recomendaciones de quienes llegaron a acompañarlo , a dirigirlo, a secundarlo, pero era muy intuitivo.
Un Barbero con clase
Su padre, un prestigioso barbero de Mayagüez le enseñó los secretos y el arte de la barbería. Durante un concierto que ofreció en Colombia, contó: «Mi papá era barbero y me aconsejó aprender el oficio. Él me decía: ‘Vitín, un músico cuando se pone viejo ya no sirve, nadie lo quiere, pero un barbero… cuando recorta a un cliente, ese mismo vuelve a las dos semanas a traer los centavitos y así ese barbero no se va a morir de hambre, en cambio un músico sí’, y me alegro de haber seguido el consejo de mi padre».
Vitín, ya barbero hacía sus primeras incursiones musicales en la radio de su ciudad y soñaba con ser cantante en la renombrada orquesta “Hatuey”, de Mayagüez. En la radio, cuando cantaba le decían “Mojiquita” como apelando al tenor José Mojica, quien había visitado la ciudad, al igual que lo hizo Carlos Gardel. Mayagüez tenía lo suyo.

El colega venezolano Ángel Méndez refería, a través de Swing Latino: “Los clientes de aquella barbería jamás creerían que aquél peluquero se convertiría en uno de los mejores cantantes de la música latina. Los clientes disfrutaban pero de allí a pensar que Víctor Manuel sería consagrado como uno de los mejores intérpretes del bolero, eso ni soñarlo”.
Así, entre barbería y canto Vitín se pudo enterar de que el cantante de la “Hatuey” se había marchado de la orquesta. Vitín se quitó la bata y fue a tener a la casa del director de la orquesta, William Manzano. Le pidió que le hiciera una prueba… y esa misma semana debutó con la “Hatuey”, la agrupación en la que también estuviera Mon Rivera. Tenía apenas 16 años. Fueron doce meses fructíferos. Luego pasó a la “Anacaona” y de allí decidió el viaje a San Juan. Ya tenía 20 años.
En la capital puertorriqueña ingresó a la orquesta de Miguelito Miranda, a la que pertenecieron Rafael Cortijo y Santitos Colón, y con Miranda grabó el tema “La televisión” de Tony Fergo y José Carbó Menéndez. La pieza resultó un éxito que motivó la invitación a que viajara a Nueva York para cumplir un contrato por tres semanas que terminaron siendo 30 años. Tenía 23 años de edad para ese momento de nuevos inicios.
Nuevo ciclo
En Nueva York Vitín Avilés fue recibido con entusiasmo, pudiendo desarrollar en esa urbe las tres facetas musicales que le caracterizaron y que fueron la de cantante principal, la de cantante solista y la de corista. En las tres tuvo notorio éxito.
Participó en orquestas como las de Tito Puente, Tito Rodríguez, Machito, Xavier Cugat y en dos ciclos fue vocalista estelar del Maestro Charlie Palmieri.
La hija de Lola
Hubo una agrupación de la que particularmente siempre dijo que se había sentido muy a gusto, el Sexteto La Playa, surgido en Nueva York con raíces auténticamente boricuas, y fundado por Paúl Alicea “Payo”. En este sexteto que primero fue cuarteto estuvieron Alfredo Chocolate Armenteros, Tito Rodríguez, Santitos Colón y Vitín Avilés.

En Caracas Avilés señalaría que admiraba esa sonoridad porque el Sexteto no tuvo piano, pero sí una guitarra eléctrica, de impactante efecto y con ese formato realizaron números formidables.
Avilés también colaboró con Noro Morales y tuvo numerosas y buenas incursiones en su tierra natal, Puerto Rico, sin abandonar la residencia que había escogido: Nueva York.
Y llegan Capó y Curet
Comenzando la década de los sesenta, en 1962 Vitín Aviles grabó con una orquesta propia. Se había convertido en solista y repetiría la experiencia cuatro años más tarde. Siguió colaborando en otras producciones como corista o cantante de diversas agrupaciones. Sabido es que junto a Yayo el Indio y Adalberto Santiago eran cotizados coristas, muy solventes.

La gran sorpresa llegó en 1974 cuando salió al mercado y en su voz un álbum demasiado importante, la guinda del postre de la carrera de este talentoso vocalista. Se trató de un álbum producido por el trompetista estadounidense Joe Cain, con arreglos del propio Cain y de Tito Puente para el sello Alegre.
Los compositores convocados fueron Bobby Capó y Catalino “Tite” Curet Alonso. También fueron convocados el guitarrista Vinnie Bell y el pianista Charlie Palmieri, que tan bien había trabajado con Avilés. El álbum se tituló “Vitín Avilés canta al amor” y dos de sus temas pasaron a la inmortalidad musical del Caribe: “Por qué ahora” de Bobby Capó y “Temes” del Tite Curet Alonso.
Por qué ahora
Temes
Avilés repetiría la fórmula romántica y luego retornaría a los temas bailables, incluyendo producciones grabadas en Venezuela, país donde siempre fue admirado.
Comenzando la década de los ochenta se retiró tanto de las presentaciones como de las grabaciones. Su último trabajo discográfico fue el álbum “Mr. Vitín Avilés Canta con un Combo Típico”, en 1984.
Vitín fallecería en Nueva York el 1º de enero de 2004. Y aunque no llegó a ser tan laureado, el pueblo melómano reconoce sus méritos incuestionables más allá de las academias.
Fue un excelente vocalista, así como fue un excelente barbero.
Autor: teleSUR - Lil Rodríguez