Trump revive fantasma del apartheid para justificar injerencias en África

Desde teorías conspirativas hasta favoritismos migratorios o violencia racial, Estados Unidos instrumentaliza la narrativa del “genocidio blanco” en Sudáfrica para reforzar su agenda global y desviar la atención de las luchas históricas africanas por la justicia social.

trump ramaphosa

El presidente estadounidense Donald Trump muestra artículos periodísticos relacionados con la supuesta violencia en Sudáfrica durante una reunión con el presidente sudafricano Cyril Ramaphosa, en la Oficina Oval de la Casa Blanca en Washington, D.C., EE. UU. Foto EFE.


22 de mayo de 2025 Hora: 12:12

En una reunión cargada de tensión, el presidente estadounidense, Donald Trump, confrontó a su homólogo sudafricano, Cyril Ramaphosa, con acusaciones infundadas sobre un supuesto “genocidio blanco” en Sudáfrica.

La escena tuvo lugar en la Casa Blanca y estuvo marcada por interrupciones, manipulaciones mediáticas y la presentación de videos y artículos sin verificación alguna, así lo reportaron agencias internacionales. La reunión se convirtió en una encerrona del mandatario republicano contra Ramaphosa, para acusar a su Gobierno de estar realizando una «limpieza étnica».

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Trump, fiel a su estilo sensacionalista, intentó imponer una narrativa alarmista basada en imágenes y discursos descontextualizados. Mostró cruces blancas como “pruebas” de asesinatos masivos, las cuales en realidad correspondían a una protesta aislada en Normandien (Sudáfrica) en 2020. También incluyó fragmentos de discursos del político Julius Malema, fundador del partido EFF (Luchadores por la Libertad Económica), distorsionando su contenido para atribuirle una política oficial de exterminio.

El presidente Ramaphosa, con tono firme pero diplomático, desmintió las afirmaciones y reiteró que la criminalidad en Sudáfrica afecta en mayor medida a la población negra, no a los blancos. Aseguró que ningún tipo de persecución sistemática existe contra los agricultores afrikáneres. Subrayó que la lucha del país sigue centrada en la equidad social y la reparación histórica tras décadas de apartheid.

La polémica se agravó cuando Trump y su Administración propusieron priorizar la condición de “refugiados” para los afrikáneres blancos, alegando presunta persecución, mientras su Gobierno cerraba las puertas a migrantes del Sur Global. Esta postura fue fuertemente criticada desde sectores progresistas y las autoridades sudafricanas, que la calificaron como una distracción política y un acto de sesgo racial evidente.

El líder del EFF, Julius Malema, rechazó categóricamente la narrativa del “genocidio blanco”. Señaló que el verdadero debate pendiente es la reforma agraria: la redistribución justa de las tierras acaparadas históricamente por una minoría blanca privilegiada. “No hay nada especial en los agricultores blancos. Me preocupa que se les trate de forma especial”, dijo Malema, desmontando la victimización que intenta imponer la derecha internacional.

Trump, incluso, llegó a mostrar imágenes de atrocidades atribuidas falsamente a Sudáfrica que en realidad pertenecían a conflictos en la República Democrática del Congo. Esto evidenció aún más el uso manipulado y racista de la información para justificar su discurso.

Este incidente no es aislado. Refleja la lógica imperialista de Estados Unidos, que utiliza causas supuestamente humanitarias para entrometerse en los asuntos internos de otras naciones, reforzando estigmas coloniales y deslegitimando las luchas sociales del Sur Global. El intento de convertir a Sudáfrica en escenario de una nueva cruzada blanca no solo falsea la realidad, sino que representa una grave amenaza para los procesos de soberanía y justicia social en África

Autor: teleSUR - ah - BCB

Fuente: Agencias, TeleSUR,