Textos y cantos para Simón Bolívar
«Bolívar era pequeño de cuerpo. Los ojos le relampagueaban, y las palabras se le salían de los labios», así lo describió José Martí.

24 de julio de 2025 Hora: 18:14
La Alborada siempre fue Él, predestinado de los campos y los pueblos, de la determinación, el universo y también y sobre todo de su espada libertaria.
El Zenit siempre fue Él, vanguardia infinita en las luchas de independencia sin fronteras.
El Crepúsculo pleno de matices siempre fue Él, faro vigilante para quien nunca habrá anochecer.
Él es Simón Bolívar, Padre de la Patria. El Libertador.
Se cumplen 242 años del natalicio de este venezolano inmortal.
Quinto Criollo. Arrullo de la Negra Hipólita
I
“Cuando en su esbelta alfajía surge la aurora mojada
para tender su mirada sobre los campos del día, y en la temprana herrería despierta el yunque cantor, porque habla en lengua de amor, y por claro y por fecundo, se llama entonces el mundo
Bolívar Libertador
Cuando obediente al anzuelo derrama el mar en la orilla
sobre la arena amarilla sus pescaditos de hielo,
porque no es otro su anhelo que dar de sí lo mejor, un nombre tiene de honor y un apellido ese mar: lo llama el aire al pasar
Bolívar Libertador
Cuando el rescoldo tranquilo de su cesto de costuras, mi madre borda blancuras con sus estambres en vilo, y palomillas de hilo
vuelan a su alrededor, ese universo de amor a que entonces pertenece, se llama, pues lo merece,
Bolívar Libertador
Cuando el aguacero frío sus rotas cántaras vierte y en toronjiles convierte las candelas del estío; cuando la tierra es plantío con altas yerbas de olor, ese tiempo labrador que abril cantando inaugura, se llama por su hermosura
Bolívar Libertador
Mi patria y sus caseríos, sus petróleos torrenciales, sus comarcas vegetales y su tumulto de ríos, salinas y labrantíos, animales de labor, llanto, júbilo y sudor de esta tierra y de su gente, se llaman sencillamente
Bolívar Libertador
(Aquiles Nazoa. Bolívar en un libro de lectura).
Serenata Guayanesa. Este Niño Don Simón
II
“Cuentan que un viajero llegó un día a Caracas al anochecer, y sin sacudirse el polvo del camino, no preguntó dónde se comía ni se dormía, sino cómo se iba adonde estaba la estatua de Bolívar.
Y cuentan que el viajero, solo con los árboles altos y olorosos de la plaza, lloraba frente a la estatua, que parecía que se movía, como un padre cuando se le acerca un hijo. El viajero hizo bien, porque todos los americanos deben querer a Bolívar como a un padre. A Bolívar, y a todos los que pelearon como él porque la América fuese del hombre americano. A todos: al héroe famoso, y al último soldado, que es un héroe desconocido. Hasta hermosos de cuerpo se vuelven los hombres que pelean por ver libre a su patria. Libertad es el derecho que todo hombre tiene a ser honrado, y a pensar y a hablar sin hipocresía.
En América no se podía ser honrado, ni pensar, ni hablar. Un hombre que oculta lo que piensa, o no se atreve a decir lo que piensa, no es un hombre honrado… El niño, desde que puede pensar, debe pensar en todo lo que ve, debe padecer por todos los que no pueden vivir con honradez, debe trabajar porque puedan ser honrados todos los hombres, y debe ser un hombre honrado».
El Carrao de Palmarito. Canto a Simón Bolívar
Bolívar era pequeño de cuerpo. Los ojos le relampagueaban, y las palabras se le salían de los labios. Parecía como si estuviera esperando siempre la hora de montar a caballo. Era su país, su país oprimido, que le pesaba en el corazón, y, no le dejaba vivir en paz. La América entera estaba como despertando. Un hombre solo no vale nunca más que un pueblo entero; pero hay hombres que no se cansan, cuando su pueblo se cansa, y que se deciden a la guerra antes que los pueblos, porque no tienen que consultar a nadie más que a sí mismos, y los pueblos tienen muchos hombres, y no pueden consultarse tan pronto. Ese fue el mérito de Bolívar, que no se cansó de pelear por la libertad de Venezuela, cuando parecía que Venezuela se cansaba. Lo habían derrotado los españoles: lo habían echado del país. Él se fue a una isla, a ver su tierra de cerca, a pensar en su tierra. Un negro generoso lo ayudó cuando ya no lo quería ayudar nadie.
Volvió un día a pelear, con trescientos héroes, con los trescientos libertadores. Libertó a Venezuela. Libertó a la Nueva Granada. Libertó al Ecuador. Libertó al Perú. Fundó una nación nueva, la nación de Bolivia. Ganó batallas sublimes con soldados descalzos y medio desnudos. Todo se estremecía y se llenaba de luz a su alrededor. Los generales peleaban a su lado con valor sobrenatural. Era un ejército de jóvenes. Jamás se peleó tanto, ni se peleó mejor, en el mundo por la libertad. Bolívar no defendió con tanto fuego el derecho de los hombres a gobernarse por sí mismos, como el derecho de América a ser libre. Los envidiosos exageraron sus defectos. Bolívar murió de pesar del corazón, más que de mal del cuerpo, en la casa de un español en Santa Marta. Murió pobre, y dejó una familia de pueblos”.
(José Martí. Gran Héroe. La edad de oro.)
Isidro Contreras. A Simón Bolívar
III
“Padre nuestro que estás en la tierra, en el agua, en el aire de toda nuestra extensa latitud silenciosa, todo lleva tu nombre, Padre, en nuestra morada: tu apellido la caña levanta a la dulzura, el estaño Bolívar tiene un fulgor Bolívar, el pájaro Bolívar sobre el volcán Bolívar, la patata, el salitre, las sombras especiales, las corrientes, las vetas de fosfórica piedra, todo lo nuestro viene de tu vida apagada. Tu herencia fueron ríos, llanuras, campanarios, tu herencia es el pan nuestro de cada día, Padre.
Tu pequeño cadáver de capitán valiente ha extendido en lo inmenso su metálica forma, de pronto salen dedos tuyos entre la nieve y el austral pescador saca a la luz de pronto tu sonrisa, tu voz palpitando en las redes.
¿De qué color la rosa que junto a tu alma alcemos?
Roja será la rosa que recuerde tu paso.
¿Cómo serán las manos que toquen tu ceniza?
Rojas serán las manos que en tu ceniza nacen.
¿Y cómo es la semilla de tu corazón muerto?
Es roja la semilla de tu corazón vivo.
Por eso es hoy la ronda de manos junto a ti. Junto a mi mano hay otra y hay otra junto a ella, y otra más, hasta el fondo del continente oscuro. Y otra mano que tú no conociste entonces
viene también, Bolívar, a estrechar a la tuya:
de Teruel, de Madrid, del Jarama, del Ebro, de la cárcel, del aire, de los muertos de España llega esta mano roja que es hija de la tuya.
Alí Primera y Los Guaraguao. Una Canción para Bolívar
Capitán, combatiente, donde una boca grita libertad, donde un oído escucha, donde un soldado rojo rompe una frente parda,
donde un laurel de libres brota, donde una nueva bandera se adorna con la sangre de nuestra insigne aurora, Bolívar, capitán, se divisa tu rostro. Otra vez entre pólvora y humo tu espada está naciendo. Otra vez tu bandera con sangre se ha bordado.
Los malvados atacan tu semilla de nuevo, clavado en otra cruz está el hijo del hombre, pero hacia la esperanza nos conduce tu sombra, el laurel y la luz de tu ejército rojo a través de la noche de América con tu mirada mira.
Tus ojos que vigilan más allá de los mares, más allá de los pueblos oprimidos y heridos, más allá de las negras ciudades incendiadas, tu voz nace de nuevo, tu mano otra vez nace:
tu ejército defiende las banderas sagradas: la Libertad sacude las campanas sangrientas, y un sonido terrible de dolores precede
la aurora enrojecida por la sangre del hombre.
Libertador, un mundo de paz nació en tus brazos. La paz, el pan, el trigo de tu sangre nacieron, de nuestra joven sangre venida de tu sangre saldrán paz, pan y trigo para el mundo que haremos.
Yo conocí a Bolívar una mañana larga, en Madrid, en la boca del Quinto Regimiento. Padre, le dije, ¿eres o no eres, o quién eres?
Y mirando el Cuartel de la Montaña, dijo:
«Despierto cada cien años cuando despierta el pueblo».
(Pablo Neruda. Un Canto para Bolívar)
María Rodríguez. Los dos Titanes
IV
Algunas Canciones Patrióticas Independentistas:
- Canción Americana (1797-1811). La música es de Lino Gallardo, con letra de Juan Bautista Picornell y Cortés Campomanes.
- Gloria al Bravo Pueblo (1810). La música es de Juan José Landaeta, y la letra, de Vicente Salias. La versión del manuscrito es de Atanasio Bello Montero (1845). Un detalle es importante destacar acá: Sólo cuando se sabe que Gloria al Bravo Pueblo fue un homenaje al 19 de abril de 1810 podemos entender en toda su magnitud y temporalidad la letra de Vicente Salias.
- Gloria Americanos (1811), canción compuesta por Juan José Landaeta. Esta pieza se escuchó en la instalación del Primer Congreso de Venezuela.
- A Bolívar, canción patriótica (1824) de Lino Gallardo.
- Canción a los Libertadores del Sur (1825), de José María Isaza.
*Canción para el cumpleaños del Libertador de Colombia (1825), de Atanasio Bello Montero.
- Canción Patriótica Venezuela Celebra la Dicha (1827) de José María Isaza.
Estas canciones patrióticas forman parte del rescate emprendido por el Maestro Diego Silva Silva.
Himno a Bolívar. Letra de Felipe Tejera. Música de Teresa Carreño
Viva Venezuela/mi Patria Querida
(Mitiliano Díaz. Un Solo Pueblo)
Autor: Lil Rodríguez