Tensiones y desacuerdos marcaron la cumbre del G7 en Canadá
El presidente estadounidense Donald Trump se retiró antes de tiempo y bloqueó sanciones a Rusia, mientras Indonesia optó por reunirse con Vladimir Putin.

Imagen de Donald Trump, presidente de Estados Unidos; Kier Starmer, primer ministro de Reino Unido, Friedrich Merz, canciller de Alemanía, y Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea en la cumbre del G7 2025. Foto EFE
17 de junio de 2025 Hora: 13:30
La reciente cumbre del G7 en Canadá terminó en un rotundo fracaso incluso antes de concluir. La reunión, que pretendía mostrar unidad entre las principales potencias occidentales, se desmoronó en tiempo real. Donald Trump abandonó anticipadamente el encuentro alegando que debía “monitorear la situación en Oriente Medio”, pero no sin antes tensar al máximo los vínculos con sus pares.
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El presidente estadounidense criticó con dureza la exclusión de Rusia del G7, una decisión tomada en 2014 tras la adhesión de Crimea. Trump responsabilizó directamente a Barack Obama y al primer ministro canadiense, Justin Trudeau, y propuso que China se sume al grupo: “Queremos gente con la que podamos dialogar”, declaró.
En una mesa que buscaba imponer nuevas sanciones contra Rusia, Trump bloqueó el consenso. Alegó que estas medidas le costaban a Occidente “una enorme cantidad de dinero” y desbarató cualquier posibilidad de avanzar en ese sentido. Su intervención no solo paralizó la agenda del encuentro, sino que dejó en evidencia las profundas diferencias internas.
En materia comercial, tampoco hubo avances significativos. Trump no logró concretar un nuevo acuerdo con Japón, sumando otro fracaso a su historial como supuesto “negociador eficaz”. Las tensiones fueron tales que incluso Emmanuel Macron lo invitó a marcharse para enfocarse en las conversaciones entre Irán e Israel. La respuesta fue inmediata: “Emmanuel siempre se equivoca”, lanzó Trump.
La cumbre no solo perdió cohesión política, sino también peso geopolítico. El presidente de Indonesia, Prabowo Subianto, uno de los invitados clave del evento, decidió retirarse de las actividades del G7 para mantener una reunión bilateral con Vladimir Putin. Un gesto que reflejó con claridad la pérdida de influencia del bloque occidental ante la reconfiguración del poder global.
El colapso del G7 contrasta con el ascenso de otros espacios multilaterales como el G77 + China, donde el diálogo entre el Sur Global y las potencias emergentes ofrece una alternativa real al modelo excluyente del Atlántico Norte. Mientras el G7 exhibe fracturas y un liderazgo cuestionado, otros bloques consolidan alianzas estratégicas sobre la base de la cooperación y el respeto a la soberanía.
Esta nueva dinámica internacional deja en evidencia que las decisiones del mundo no pueden seguir monopolizadas por un pequeño grupo de potencias. El protagonismo creciente de países como China, Rusia, Indonesia o Brasil, y su articulación con África y América Latina, está marcando el rumbo hacia un orden multipolar más equilibrado.
La imagen de Trump abandonando la cumbre, las críticas cruzadas entre líderes europeos y la deserción indonesia dejan claro que el G7 atraviesa una crisis de legitimidad. Lejos de liderar, el bloque parece cada vez más aislado y sin respuestas ante los desafíos globales.
Autor: TeleSUR-ah-CC
Fuente: Agencias,