El ministro de Relaciones Exteriores de Rusia, Serguéi Lavrov, reafirmó este martes que su país mantiene la disposición de colaborar en la búsqueda de una salida diplomática al conflicto entre Irán y la entidad sionista de Israel, aunque aclaró que Moscú no tiene la intención de imponerse como mediador.

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Durante su intervención en el foro estratégico Lecturas de Primakov, celebrado en la capital rusa, Lavrov explicó que el Kremlin transmitió sus propuestas para desescalar las tensiones en la región, tras sostener diálogos con actores clave como Irán, Estados Unidos y el régimen sionista. Según indicó, las primeras respuestas fueron positivas.

El jefe de la diplomacia rusa subrayó que el proceso de normalización de las relaciones entre Moscú y Washington sigue siendo lento y complejo, aunque consideró que una reactivación de los vínculos podría tener un impacto positivo en la prevención de crisis internacionales.

En cuanto al escenario ucraniano, Lavrov fue enfático en asegurar que las decisiones rusas respecto al conflicto en ese país no se verán influenciadas por lo que suceda entre el Gobierno estadounidense y Oriente Medio, como consecuencia de su intervención directa en las agresiones a Irán.

En ese sentido, expresó «nuestras acciones no dependen de tales construcciones y conclusiones, pero lo cierto es que el problema de Oriente Medio es real y no artificial; eso es un hecho».

Lavrov también aludió a análisis que sugieren que una mayor implicación de Washington en Medio Oriente podría derivar en un creciente desinterés del presidente estadounidense, Donald Trump, por el conflicto en Ucrania y, por ende, en un distanciamiento de su respaldo al régimen de Volodímir Zelenski.

«Los estadounidenses tienen un dicho: es imposible caminar y mascar chicle. Si se aplica este dicho, probablemente esta mentalidad se materializará en esta situación. Pero para nosotros, esto no tiene ningún significado especial», resaltó.

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