Las Fuerzas Armadas de Rusia llevaron a cabo en la noche del martes al miércoles uno de los ataques más masivos desde el inicio del conflicto, empleando misiles hipersónicos Kinzhal y drones de largo alcance contra infraestructura militar ucraniana, según informó el Ministerio de Defensa ruso.

LEA TAMBIÉN:
Rusia reiteró disposición a tratar uranio iraní

El ataque fue descrito como una operación de precisión con armas de largo alcance, orientada a neutralizar bases aéreas y capacidad operativa del Ejército ucraniano. De acuerdo con el comunicado oficial emitido por Moscú, «todos los objetivos designados fueron alcanzados».

El blanco del operativo fueron aeródromos militares estratégicos, utilizados por las Fuerzas Armadas ucranianas y sus aliados de la OTAN como puntos logísticos clave para el abastecimiento y despliegue de material bélico.

Desde Kiev, las autoridades militares calificaron el ataque como uno de los más masivos registrados hasta la fecha, señalando que se habrían utilizado más de 700 drones en total, cifra que no ha sido confirmada por fuentes rusas, pero que revela la magnitud del operativo aéreo.

La operación volvió a poner en el centro de atención el uso de los misiles Kinzhal, un sistema de armas hipersónicas desarrollado por Rusia que puede alcanzar velocidades superiores a Mach 10 y evadir los sistemas de defensa aérea occidentales.

Su despliegue refleja un cambio en la doctrina militar rusa, que privilegia el uso de armas de disuasión avanzada frente a un escenario de prolongación del conflicto en el este europeo.

Este ataque ocurre en un contexto de incremento en el apoyo militar occidental a Ucrania, en especial por parte de Estados Unidos, Reino Unido, Alemania y Francia, que han incrementado el envío de misiles de largo alcance, drones y munición de precisión. Moscú ha advertido repetidamente que tales acciones no hacen más que escalar el conflicto y arrastrar a Europa a una espiral de inestabilidad regional.

EN ESTA NOTA: