Rusia ha propuesto crear una infraestructura científica compartida entre los países que integran los BRICS, con el objetivo de unir capacidades tecnológicas y acelerar investigaciones en áreas clave como medicina, genética y ciencia de materiales.

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La iniciativa fue presentada por el viceministro ruso de Educación y Ciencia, Konstantín Moguilevski, durante la 13.ª Reunión Ministerial de Ciencia, Tecnología e Innovación del bloque, celebrada en Brasil. Según afirmó, los BRICS —que inicialmente agruparon a Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica, y a partir de enero de 2024 incorporó a Egipto, Irán, Emiratos Árabes Unidos y Etiopía— representan más de la mitad de la población mundial, lo que les otorga una “ventaja competitiva natural”.

“La cooperación científica entre nuestros países puede convertirse en un motor de soberanía tecnológica. Si compartimos recursos, conocimientos y datos, avanzaremos mucho más rápido en investigaciones estratégicas”, declaró Moguilevski a la prensa.

Uno de los ejes de esta propuesta es la creación de bases de datos internacionales conjuntas en campos de alto impacto. En particular, se plantea enfocar los esfuerzos en biomedicina, biotecnología, estudios genéticos y nuevos materiales, sectores donde el conocimiento aplicado es fundamental para el desarrollo industrial y sanitario.

Estas bases de datos servirían como plataformas abiertas para investigadores de los países miembros del BRICS, permitiendo el acceso compartido a resultados experimentales, publicaciones, materiales genéticos, muestras clínicas y tecnologías emergentes. El objetivo es reducir la dependencia de infraestructuras científicas controladas por potencias occidentales.

La propuesta será debatida en los próximos meses dentro del grupo de trabajo especializado de los BRICS para biomedicina y biotecnologías, una instancia de cooperación científica lanzada en años recientes para enfrentar retos comunes como pandemias, resistencia antimicrobiana y enfermedades crónicas.

Además de los beneficios técnicos, Rusia considera que este tipo de colaboración puede fortalecer la autonomía estratégica del bloque. “En un mundo donde los datos científicos son poder, necesitamos instituciones compartidas que nos permitan tener control sobre nuestro propio desarrollo”, dijo el viceministro.

La reunión ministerial también abordó otros temas vinculados al fortalecimiento de capacidades tecnológicas del grupo, como la formación de jóvenes científicos, los intercambios universitarios, y la coordinación de proyectos espaciales, de inteligencia artificial y transición energética.

La estrategia científica compartida es vista como parte de un giro estructural hacia un multilateralismo más equilibrado, en el que la innovación no esté monopolizada por el norte global, sino que también surja desde alianzas entre países del sur.

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