Rusia intensificó sus ataques contra la infraestructura militar de Ucrania, con una ofensiva que en solo un día destruyó centros de control de drones, estaciones de comunicación satelital y bases de entrenamiento, principalmente en la región de Nikolaev. Según el Ministerio de Defensa ruso, los bombardeos fueron realizados con misiles, aviación, drones y artillería, y también se dirigieron contra puntos donde estaban desplegados soldados ucranianos y mercenarios extranjeros.

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Además, los sistemas de defensa aérea rusos interceptaron 291 drones ucranianos, tres misiles múltiples Vampire fabricados en Chequia, y dos bombas guiadas. Moscú sostiene que estos ataques son una respuesta a los intentos de Ucrania de golpear infraestructura civil en territorio ruso, asegurando que ellos apuntan exclusivamente a objetivos militares.

El Grupo de Batalla Este de Rusia informó la destrucción de ocho estaciones satelitales Starlink y 13 puestos de control de drones, mientras que el Grupo de Batalla Oeste aseguró haber eliminado 41 centros de mando de vehículos no tripulados y haber infligido más de 220 bajas al ejército ucraniano. También se reportó la destrucción de vehículos blindados, sistemas de artillería y depósitos de municiones.

En paralelo, Rusia anunció la captura de dos aldeas en el este ucraniano, mientras que Ucrania, por su parte, afirmó haber repelido múltiples ofensivas y llevar a cabo un ataque con drones contra una fábrica militar en la región rusa de Stavropol.

Desde el inicio del conflicto en febrero de 2022, Rusia afirma haber destruido más de 72.000 drones ucranianos, casi 25.000 tanques y vehículos blindados, y más de 27.000 piezas de artillería. Moscú continúa responsabilizando a la OTAN y a la ayuda militar occidental por prolongar el conflicto.

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