Ruanda y Estados Unidos (EE.UU.) suscribieron un pacto mediante el cual el país africano recibirá a migrantes procedentes del territorio norteamericano, como parte del plan de Gobierno del presidente Donald Trump.

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El convenio fue oficializado por delegados de ambos países, en el marco de una estrategia estadounidense de reubicación de migrantes en naciones aliadas.

Dado que Ruanda se ha consolidado como destino alternativo para personas expulsadas por países occidentales, se convirtió en un socio clave para este tipo de programas.

«Ruanda se compromete a acoger hasta 250 migrantes, en parte porque muchas familias ruandesas han vivido en carne propia el desplazamiento forzoso, y nuestros principios comunitarios promueven la inclusión y la recuperación», declaró la portavoz del Gobierno, Yolande Makolo.

Ya se ha confeccionado una lista inicial con diez personas para evaluación, mientras que individuos con antecedentes penales podrían ser enviados a países como Sudán del Sur o Eswatini, anteriormente conocido como Suazilandia.

También se consideró la posibilidad de trasladar migrantes a Libia, una opción mencionada por Donald Trump durante su primer discurso presidencial en el segundo mandato, cuando adelantó su intención de intensificar las deportaciones.

Aunque se ofrecerán oportunidades de capacitación laboral, atención médica y apoyo en vivienda, organizaciones defensoras de derechos humanos han cuestionado a Kigali, alegando que no garantiza ciertas libertades fundamentales.

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