Este domingo, las tropas israelíes ingresaron a varios sectores de la ciudad ocupada de Jerusalén, en el contexto de una ofensiva continua contra la población palestina en diversas zonas de Cisjordania.

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En el vecindario de Wadi al-Joz, las fuerzas sionistas tuvieron un enfrentamiento con jóvenes palestinos después de arrojar granadas de gas lacrimógeno durante un ataque.

Además, llevaron a cabo incursiones en Al-Issawiya, ubicado al noreste de la ciudad, y en Jabal Mukaber, agudizando la represión mediante gases y estrategias amenazantes.  

Por tercer día consecutivo, las autoridades de Israel mantienen la Mezquita Al-Aqsa cerrada, justificando las tensiones en la región, obstaculizando el acceso de creyentes al templo sagrado, lo que generó indignación entre la población musulmana de la zona.

Entre tanto, en la región norte de Cisjordania, colonos de Israel incendiaron terrenos de cultivo en la localidad de Turmus Ayya, próxima a Ramallah.  

La medida es un componente de una política sistemática que persigue trasladar a las familias palestinas y usurpar sus territorios.  

Se informaron nuevas agresiones de colonos armados en Huwara, al sureste de Nablus, contra hogares y negocios palestinos.  

Las agresiones se intensifican en intensidad y agresividad, apoyadas por la presencia militar de Israel en la región.  

En la localidad de Yenín, al norte de Cisjordania, excavadoras militares de Israel prosiguieron con los trabajos de demolición en la región sur del campo de refugiados, devastando hogares y construcciones civiles.

Las medidas se implementan sin previo aviso y sin opciones disponibles para las familias afectadas.  

Esta intensificación de las tensiones en Jerusalén y Cisjordania evidencia un modelo de agresión continua de Israel hacia todos los habitantes palestinos. 

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