Tras un cierre de 12 días que había sido justificado por supuestos «motivos de seguridad pública» debido al conflicto entre Irán e Israel, la Gobernación de Jerusalén confirmó que se han levantado las restricciones impuestas a la entrada de fieles palestinos al lugar sagrado.

En un comunicado de prensa, Adeeb Jawad Joudeh Alhusseini, custodio de las Llaves del Santo Sepulcro, también anunció el «fin del estado de alerta máxima» en varias partes del país, lo que permitirá la reapertura de las puertas de la Iglesia del Santo Sepulcro a visitantes y peregrinos.

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A pesar de las justificaciones de seguridad, los palestinos temían que el conflicto con Irán fuera un pretexto para imponer cambios permanentes en el statu quo del lugar. En contraste con las restricciones a los palestinos, los colonos israelíes continúan ingresando y realizando prácticas religiosas judías en la sección oriental del complejo de la mezquita, conocida como Bab al-Rahma. Han llegado incluso a izar la bandera israelí, acciones que previamente habían sido bloqueadas por las autoridades israelíes por temor a una reacción palestina. Estas visitas, oraciones y rituales no solicitados por parte de no musulmanes en Al-Aqsa están prohibidos por acuerdos internacionales de décadas de antigüedad, conocidos como el statu quo, los cuales son frecuentemente violados por las autoridades israelíes y los colonos.

En un acto de flagrante agresión, las fuerzas israelíes irrumpieron en el recinto de la Mezquita de Al-Aqsa en Jerusalén Al Quds tras la oración del amanecer del viernes 13 de junio, obligando a los fieles musulmanes a desalojar el lugar y sellando sus puertas. Fuentes locales indicaron que era la primera vez que la mezquita es vaciada y cerrada de esta manera desde el inicio de la pandemia de la COVID-19. El Ministerio de Awqaf y Asuntos Religiosos de Palestina condenó enérgicamente este cierre, así como el de la Mezquita Ibrahimi en Hebrón, e hizo un llamado urgente a las instituciones internacionales para que intervengan.

La Comisión Palestina de Resistencia al Muro y a los Asentamientos denunciaron en su momento que el cierre total viola flagrantemente los derechos básicos garantizados al pueblo palestino, en particular el derecho a la libre circulación y al acceso a tratamiento médico. Mu’ayyad Shaaban, jefe del organismo, explicó que la mayoría de las 898 puertas, barreras y obstáculos intencionales que Israel instaló en Cisjordania ocupada fueron cerrados para la fecha, exacerbando la situación humanitaria y de derechos humanos en la región.

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