Pepe Mujica, un revolucionario tranquilo
Por: Juan Carlos Monedero
14 de mayo de 2025 Hora: 07:18
Anoche, y mira que somos hombres ya grandes, nos hablamos a ambos lados del charco y lloramos. Hay vacíos que enfadan porque sabemos que no se rellenan fácilmente.
Conocí al Pepe por su generosidad. Se había leído el Curso Urgente de Política para gente decente, Podemos estaba arrancando desde las plazas, le gustaba nuestra música y quería que nos conociéramos. Aproveché un viaje a Buenos Aires para cruzar a Montevideo a verle. Yo quería preguntarle cómo se hace un Frente Amplio.

Nos encontramos muchas veces, siempre con Lucía Topolanski, su compañera de lucha y de todo, cuyo vacío hace al nuestro muy pequeño.
El Pepe ha tenido tiempo de despedirse porque no se aferró al poder. Y los homenajes han sido en vida, como debe ser. Inteligente porque cuanto más das, más recibes. Hasta ha tenido que decir que le dejaran morirse en paz, con tanta visita que parecía la chacra un santuario de Lourdes de izquierda y de algunos oportunistas.
La primera vez que le vi en su chacra ya anunció que se iba. Allí, antes de la cena, le comenté mi idea de Podemos y que tenía que ser un Frente Amplio para poder juntar tantas ideologías dispares apenas unidas por un ligerísimo aire de familia y que era necesario que no nos dispersáramos.
Cuéntame Pepe cómo se hace un Frente Amplio. Agarrándome del hombro y bajo la mirada divertida de la Lucía me dijo: “Mira Monedero, el Frente Amplio es más amplio que frente”.
Listo. Unir a la izquierda no iba a ser fácil. Le gustaba que en Podemos estábamos lejos del dogmatismo y, al tiempo, teníamos firmeza ideológica, cuando lo fácil, y es la deriva tradicional de la izquierda, es que seas incoherente ideológicamente en virtud de donde estás en cada momento y de cómo te va personalmente, pero seas, para compensar, profundamente dogmático.
El Pepe ha sido enormemente coherente. Pero aceptaba que no siempre tenía razón. Una de las últimas veces que nos vimos no nos pusimos de acuerdo en todo. Uruguay, le decía, nunca ha recibido en los tiempos recientes los ataques que han recibido otros países de la zona. Pero compartíamos que el asedio nunca debe llevar a los gobiernos a cometer errores y ver enemigos internos donde no los hay. Es una enseñanza desde la revolución rusa de 1917. Siempre, lo decías Fidel, hay que confiar en el pueblo.
Entre 1972 y 1985, Pepe Mujica estuvo bajo custodia militar, rehén bajo amenaza de fusilamiento si sus compañeros Tupamaros cometían actos de guerra. Estuvo 13 años preso condenado por Tupamaro. Porque Pepe Mujica fue guerrillero y tomó las armas en una América Latina donde la represión y las dictaduras empujaron a varias generaciones a poner el cuerpo para conseguir la democracia. Esa pelea no se ha acabado. Como Hugo Chávez, como García Linera, Dilma Roussef, Gustavo Petro, Carlos Pizarro, Omar Cabezas y tantos otros cambió el fusil por las urnas. Gobernaron sus países, aunque los mismos que les metieron en la cárcel hicieron todo lo posible para que no pudieran gobernar, incluidos golpes de Estado, sanciones y presiones del Fondo Monetario Internacional.
Siempre creyó en la unidad latinoamericana. Me atrevo a decir que en lo que más creyó fue en la unidad latinoamericana.
Le encantó un libro que le regalé de Lorca. El Pepe era también un republicano español. De joven fue ciclista y ese corazón duro le ha aguantado hasta los 89 años. Siempre corriendo y, a la vez, tranquilo, con esa sabiduría campesina que algunos quieren convertir ahora, como hicieron con Mandela, en una caricatura desdentada. Respeten. Pepe Mujica fue guerrillero y eso se queda grabado para toda la vida, porque los compañeros caen en esa pelea.

Una vez le preguntó Rafael Correa que por qué le habían detenido. Contestó: el soldado que me perseguía corrió más que yo.
Descansa en paz. Sabes que la paz que ya tienes es la pelea que nos dejas de tarea, hasta que nos toque a nosotros descansar en donde estás. A ti fue al primero que le oí eso de caerse, levantarse, pelear, volver a caerse, volver a levantarse, volver a pelear. Nos dejas tarea, Pepe, nos dejas mucha tarea.
Autor: Juan Carlos Monedero
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