Una marcha política dirigida contra los pobres

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Frente a una marcha desestabilizadora y antipopular, organizada por elementos de corte sionista; está la verdadera marcha del Partido Libre y sus logros sociales en Honduras desde que la presidenta Xiomara Castro enrumbara el país por la senda del desarrollo, y ahora Rixi Moncada pretende continuar. Foto: Partido Libre.


Por: Ricardo Arturo Salgado

3 de agosto de 2025 Hora: 22:58

Desde mediados de julio, los sectores conservadores del país, anunciaron que las iglesias evangélica y católica se unieron para convocar una marcha por la Paz y en Defensa de la Democracia en Honduras; la misma tendrá lugar el día 16 de agosto y las expectativas de los organizadores son muy altas, toda vez que aquí, los movimientos políticos de la oposición fascista han fracasado estrepitosamente en la motivación de las bases sociales a adherir su proyecto anti-popular y libertario-mileista.

Han tratado por todos los medios de promover esta como una marcha sin banderas ni tintes políticos, y quienes decididamente no están invitados son los miembros del Partido Libre, actualmente en el Gobierno, punto desde el cual comenzamos a comprender la verdadera naturaleza de dicho intento de movilización de masas: presionar condiciones de rechazo creciente al Gobierno de la República y, de ser posible, removerlo en una revuelta tipo el Maidan en versión reguetón, antes de las elecciones del 30 de noviembre.

Hace unos días, la candidata presidencial de Libre, Rixi Moncada, atendió un foro televisado en el medio de comunicación más antigobierno, con contactos fuertes con la Colombia uribista, conducido por el que ellos entienden es su periodista más incisivo. En una pregunta, el conductor inquiere a la candidata: “¿No cree usted que su discurso genera odio?; muchos creen que, con ese mensaje de clase, usted promueve el odio”. Incluso se quejó de las intenciones detrás de la mención de los pobres y los ricos.

Pero los hechos inmediatos nos indican el compromiso político que existe entre la cúpula eclesiástica y las élites poderosas de Honduras. Recordemos que la fuerza anticlerical más fuerte se da en la etapa morazanista en la tercera y cuarta décadas del siglo XIX.

Con el fusilamiento del general Morazán, había triunfado un conservadurismo muy mal educado por encima del liberalismo, que, aunque resurgió hacia finales de ese mismo siglo, terminaría entregado en los brazos del capital transnacional norteamericano, con la preminencia de los sectores más conservadores, y la fundación de un Partido Liberal de Honduras que rápidamente dejó de ser Liberal muy pronto, llegando a convertirse en el tutti frutti que es hoy, y que representas las ideas más cercanas al fascismo, muy de moda entre la derecha del país.

Si hablamos estructuralmente, las cúpulas eclesiásticas han acompañado las políticas clasistas como los referentes de dominación ideológica del capital. Existen fracciones de las iglesias entre ricos y pobres, y ya desde los años 60, un país eminentemente católico, ve surgir la teología de la liberación y con ello a curas que deciden por la “opción preferencial por los pobres”, que serían reprimidos, torturados y asesinados durante las décadas siguientes; primero en los gobiernos militares, y luego bajo la dirección de los gobiernos liberales de Suazo Córdova y José Simón Azcona.

Vale la pena recordar que, a principios de la década de los ochenta del siglo pasado, la CIA lanzó un proyecto de “invasión” de iglesias evangélicas, quizá por la fuerte influencia progresista en la Iglesia católica de aquellos años. Las cúpulas eclesiásticas nunca separaron de las directrices de las élites, menos de los dictados de las agencias norteamericanas como USAID, y juntos crearon el entramado de lo que ellos llaman “sociedad civil”.

Para el golpe de Estado de 2009, las cúpulas religiosas, se alinean para justificar el zarpazo a la siempre incipiente democracia hondureña. Y nuevamente, un sector de las iglesias rechaza categóricamente el accionar de sus dirigentes, y apoya con fuerza al Frente Nacional de Resistencia Nacional, antecedente histórico del Partido Libre.

Hablando en términos históricos, han pretendido hacer creer que Libre es una fuerza “demoníaca” contra la Iglesia, pues su base de construcción no es cupular como todo en una sociedad dividida en clases, sino, por el contrario, la convergencia de todas las representaciones y diversidades de la sociedad misma, incluidas las religiosas.

Pero hoy vivimos una coyuntura especial, que tiene la construcción, que parece salida del Manual de Gene Sharp. Y en respuesta a las fragilidades de sus dos partidos políticos, las élites se mueven según el libreto, hacia la búsqueda de una convulsión social que encienda una mecha de amplio descontento. La marcha convocada para el día 16 es, desde todo punto de vista, política, y forma parte de un perverso plan que las élites, las diez familias que ostentan el 80% de todo el PIB del país, están financiando.

Es tan evidente el móvil como claros son los actores. En una reunión de organización de la infame marcha, se encontraron en la ciudad de La Ceiba, en el Caribe hondureño, representantes de las iglesias, de la sociedad civil y el embajador de Israel. La combinación es un blend que deja poco espacio para dudar de qué se trata. Todos los cristianos de Honduras junto al representante del operador de las tareas “sucias” de los Estados Unidos, que ya en el 2009 jugaron un papel nefasto en la represión contra la movilización popular contra el golpe de Estado.

Realmente, no se trata de decidir si se integra o no la marcha, pues su propósito político es claro. No en vano se empeñan en crear una narrativa de que el país está sumido en desesperación e inseguridad, cuando todos los indicadores, aceptados mundialmente demuestran lo contrario.

Durante cuatro años han tratado de generar descontento artificialmente, pero la realidad juega en contra de ellos. Las élites no hicieron en ningún instante ni el más mínimo intento de lograr puntos de coincidencia y, en lugar de esto, trataron siempre de marcar al Gobierno como enemigo de la creación de puestos de trabajo y de la inversión; y aunque siguen ganando mucho dinero, siguen empeñados en su mundo de mentiras, y ahora apuestan por la primavera catracha en agosto.

La tolerancia del gobierno, por otro lado, deja en plena libertad a las personas a expresarse y creer lo que deseen. Queda en la sociedad entender que la cuestión del poder no es entre el bien y el mal, sino entre intereses, y que la marcha del 16 de agosto representa todo lo que está en contra de las mayorías pobres de este nuestro sufrido país.

Tegucigalpa, 3 de agosto de 2025

Autor: Ricardo Arturo Salgado

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