La guerra en Sudán: las violaciones contra civiles adoptan un giro “estilo Daesh” en Al-Khuwei

En Al-Khuwei y otras zonas, “las milicias están bloqueando el acceso a la ayuda humanitaria. Foto: EFE
Por: Fadi Ali
29 de mayo de 2025 Hora: 16:47
Nada preocupa más a la población civil en Sudán durante la guerra en curso —que estalló a mediados de abril de 2023— que las masacres recurrentes cometidas contra ellos mediante ejecuciones sumarias, asesinatos selectivos y bombardeos indiscriminados.
Sin embargo, recientemente estas violaciones han tomado un rumbo aún más espeluznante. En Al-Khuwei, una ciudad del estado de Kordofán Occidental, se reportó uno de los crímenes de guerra más atroces. Según activistas, el ejército sudanés y sus fuerzas aliadas llevaron a cabo asesinatos y decapitaciones al estilo del grupo terrorista Daesh (ISIS).
Informes confirman que “milicias terroristas aliadas al ejército sudanés lanzaron ataques horribles contra civiles de la tribu Dar Hamid, acusándolos de apoyar a las Fuerzas de Apoyo Rápido (FAR). Estos ataques incluyeron ejecuciones públicas y decapitaciones.”
Con base en testimonios de testigos oculares recopilados cuidadosamente, las milicias extremistas atacaron a jóvenes civiles en Al-Khuwei y ejecutaron masivamente a muchos de ellos frente a sus familias. Los informes señalan que “las ejecuciones públicas, la siembra del terror y el hostigamiento étnico-sectario no son nuevas en la escena sudanesa, pero ahora llevan claramente la marca de Daesh”.
Un sobreviviente, que pidió permanecer en el anonimato, describió la escena:
“Arrastraron a los jóvenes, los golpearon brutalmente y luego los obligaron a arrodillarse para degollarlos como en los vídeos de Daesh. Los mataron delante de todos, como si fueran ovejas, no seres humanos. Son monstruos”.
Los informes agregan que en Al-Khuwei y otras zonas, “las milicias están bloqueando el acceso a la ayuda humanitaria, aumentando el aislamiento de las comunidades afectadas. Este asedio deliberado refleja la estrategia de Daesh de usar el hambre como arma para someter a la población”.
La conclusión fue clara: “La masacre de Al-Khuwei es solo un episodio más en una larga serie de atrocidades cometidas por milicias extremistas aliadas al ejército sudanés. Estos crímenes brutales y de carácter terrorista exigen una investigación internacional urgente y rendición de cuentas. La comunidad internacional debe presionar al ejército sudanés para que ponga fin a su alianza con grupos extremistas, permita corredores humanitarios y regrese a la mesa de negociaciones”.
Reacciones a las masacres en Al-Khuwei
Una de las reacciones más destacadas provino del Colectivo Juvenil de la tribu Hawazma, que condenó los crímenes y violaciones graves cometidas por el ejército, las fuerzas conjuntas y brigadas islámicas terroristas tras los ataques a Umm Sumaymah y Al-Khuwei en Kordofán Occidental.
En un comunicado, el grupo declaró:
“Estos crímenes revelan un plan premeditado que permite la expansión de grupos terroristas en Kordofán —un hecho previamente documentado en videos que muestran al director de seguridad de Kordofán del Norte, Al-Awad Mohamed Al-Awad, blandiendo las cabezas decapitadas de dos jóvenes en Al-Obeid”.
El grupo hizo un llamado a la comunidad internacional y a las organizaciones de derechos humanos para documentar y condenar estos actos criminales, instando a los medios libres a revelarlos ante la opinión pública.
Liberación de la ciudad y apoyo al pueblo
Después de dos días de horror y masacres, las Fuerzas de Apoyo Rápido lograron retomar el control de Al-Khuwei de las fuerzas de Puerto Sudán y de la llamada “Fuerza Conjunta”, revelando numerosas violaciones cometidas en la ciudad.
El portavoz de las FAR, Fath Al-Fateh Qurashi, declaró que sus fuerzas lograron una “victoria decisiva” sobre la llamada “Fuerza del Cazador” en Al-Khuwei, ubicada a unos 50 kilómetros al norte de An-Nuhud, la localidad más grande de Kordofán Occidental.
En un comunicado, señaló que las FAR se apoderaron de cientos de vehículos militares y armas pesadas, afirmando que están “persiguiendo a los restos de las fuerzas enemigas que huyeron de la batalla”.
En un desarrollo relacionado, las FAR informaron que la fuerza islamista aliada al ejército “mató deliberadamente a decenas de civiles degollándolos tras someterlos a torturas horribles, incluyendo decapitaciones y mutilación de cadáveres”.
Agregaron que “testimonios documentados y grabaciones en video demuestran que estos crímenes fueron premeditados, con el objetivo de someter y aterrorizar a las comunidades locales por motivos étnicos y políticos”.
Un Sudán, un solo pueblo
Después de agotar todos los intentos de poner fin a la guerra debido al rechazo del ejército sudanés a dialogar, y ante la creciente influencia del discurso extremista de los Hermanos Musulmanes en el aparato estatal, las FAR presentaron un programa político para delinear el futuro de Sudán —libre de conflictos religiosos y étnicos.
Las FAR anunciaron una carta fundacional basada en el establecimiento de un Estado laico, federal y descentralizado, así como la formación de un gobierno civil próximamente que trabaje por la paz.
La carta tiene como objetivo poner fin a la guerra y la división, ofreciendo soluciones a las crisis de gobernanza históricas de Sudán, problemas que los marcos anteriores no lograron resolver debido al dominio militar.
Propone la construcción de un Estado democrático, laico y descentralizado que reconozca la diversidad. También prohíbe la formación de partidos u organizaciones políticas basadas en la religión o la raza. Afirma el derecho a la autodeterminación si se rechaza la laicidad o se violan sus principios constitucionales fundamentales.
También propone la creación de un ejército profesional y nacional bajo supervisión civil, y de una fuerza policial profesional que proteja la seguridad interna y externa de Sudán.
La carta destaca la protección de las libertades y el respeto a los tratados internacionales de derechos humanos, además de apoyar la libertad sindical, la acción voluntaria, la protesta pacífica y la libertad de expresión.
Busca fortalecer la participación de todos los ciudadanos en el proceso político, garantizar la independencia del poder judicial y las comisiones nacionales, y empoderar a las mujeres para su participación efectiva en todas las instituciones del Estado. También promueve una economía social de mercado que garantice la libertad del mercado con un papel activo del Estado en la protección de los grupos vulnerables.
Compromiso positivo con las iniciativas de paz
Las FAR anunciaron su disposición a involucrarse positivamente con las iniciativas internacionales de mediación para acabar con la guerra y aliviar el sufrimiento del pueblo sudanés, del cual hasta 120.000 personas han sido asesinadas.
Representantes de las FAR participaron en las conversaciones de Ginebra en agosto de 2024, organizadas por el grupo “Aliados para Salvar Vidas y Lograr la Paz en Sudán” (ALPS), que incluye a Estados Unidos, Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos, Egipto, la Unión Africana, Suiza y las Naciones Unidas.
El grupo acogió con beneplácito la decisión de las FAR de enviar una delegación de alto nivel a Suiza, señalando que la ausencia del ejército sudanés “limitó nuestra capacidad de lograr avances sustanciales sobre cuestiones clave, especialmente un alto el fuego nacional”.
Previamente, el líder del ejército sudanés, Abdel Fattah al-Burhan, rechazó una invitación de la Autoridad Intergubernamental sobre el Desarrollo (IGAD) para asistir a una cumbre en Uganda destinada a abordar la situación en Sudán.
Por su parte, el comandante de las FAR, Mohamed Hamdan Dagalo (Hemedti), aceptó la invitación y declaró: “Nosotros, en las Fuerzas de Apoyo Rápido, renovamos nuestro compromiso de poner fin al sufrimiento de los sudaneses causado por esta guerra y por los otros conflictos prolongados en las regiones del país. Deseamos que todos los sudaneses gocen de una paz verdadera y duradera, seguridad, desarrollo, justicia, libertad y democracia, y que contribuyan a la paz y seguridad regional e internacional.”
Autor: Fadi Ali
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