Saboya relató que el 10 de abril fue acusado por el supuesto robo de un teléfono celular y, tras la autorización de un comandante, fue castigado por el Sub Teniente Marlon Parta, quien arremetió en su contra con patadas, echándole sal en los ojos y agua con detergente. Como consecuencia de estas acciones, Saboya sufrió múltiples lesiones corporales, fracturas en las costillas, problemas de visión y dificultades respiratorias.

Tras ser atendido en la enfermería de la base, donde se le otorgó un mes de descanso médico, el subteniente que lo agredió lo amenazó de muerte si regresaba a la base. Temiendo por su vida, Saboya permaneció en silencio durante varios días, y no fue sino hasta el domingo 4 de mayo de 2025 que logró contactar a su familia, a quienes contó sobre lo sucedido. Saboya actualmente se encuentra alojado por una familia en otro centro poblado.

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Originario de una familia humilde en Loreto, Saboya ingresó al Ejército en Iquitos con la aspiración de reengancharse y postular a la Policía. Tras la agresión, inicialmente solicitó su baja, pero luego, tras hablar con su familia, pidió ser destacado a otra unidad para poder continuar con sus metas. El joven cabo niega rotundamente haber robado el celular y afirma haber sido informado de que el verdadero responsable ya fue descubierto después de que él sufriera las torturas.

Elvis Ulises Saboya Ahuanari, hermano de la víctima, hizo un llamado a las autoridades para que investiguen el caso y protejan a su hermano de posibles represalias por haber denunciado los hechos. «Cómo lo han amenazado, él teme que lo puedan matar, desde aquí no puedo hacer mucho por él», expresó. medios locales intentaron obtener una declaración del Ejército peruano, quienes indicaron que se comunicarían a la brevedad.

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