Miles de activistas tomaron las calles de múltiples ciudades estadounidenses este domingo para condenar los bombardeos ordenados por el presidente Donald Trump contra instalaciones nucleares iraníes, en una jornada nacional de protestas que puso de manifiesto el creciente rechazo ciudadano a la escalada bélica en Oriente Medio.

Las manifestaciones, coordinadas por organizaciones como el Partido por el Socialismo y la Liberación, la Coalición ANSWER y el Consejo Nacional Iraní Estadounidense, se extendieron desde Times Square en Nueva York hasta las puertas de la Casa Blanca en Washington D.C., pasando por Los Ángeles, Austin, Cincinnati, Chicago y Portland.

En la capital federal, los manifestantes se congregaron bajo la consigna «¡No a la guerra contra Irán! Trump es un criminal de guerra», en una protesta que los organizadores calificaron como respuesta urgente a lo que consideran «un crimen de guerra absoluto» que viola tanto la Carta de las Naciones Unidas como la Constitución estadounidense.

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Los grupos denunciaron que la acción militar «amenaza con desencadenar una guerra regional o incluso global con víctimas masivas, radiación nuclear y consecuencias catastróficas», alertando sobre los riesgos de una escalada sin precedentes en la región.

Acusaciones de traición a promesas electorales

Los activistas fueron particularmente críticos con las contradicciones entre las promesas de campaña de Trump y sus acciones actuales. «Mintió durante la campaña cuando dijo que iba a poner fin a las ‘guerras eternas’ y traer la paz», declararon en un comunicado conjunto.

Los organizadores establecieron paralelos con la invasión de Irak de 2003, sosteniendo que Trump «no es diferente de George W. Bush, que mintió sobre las ‘armas de destrucción masiva'», en referencia a las justificaciones falsas utilizadas para iniciar aquella guerra.

Esta comparación histórica resonó especialmente entre los manifestantes, quienes recordaron las consecuencias devastadoras de décadas de intervenciones militares estadounidenses en Medio Oriente.

Las protestas del domingo representan solo el inicio de lo que los organizadores prometen será una campaña sostenida de resistencia civil contra cualquier escalada adicional del conflicto, en un claro desafío a las políticas de guerra de la administración Trump.

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