A trece años del juicio parlamentario que removió del cargo al entonces presidente Fernando Lugo, el Frente Guasu, coalición de sectores de izquierda en Paraguay, convocó a sus bases a reagruparse y revitalizar el proceso de transformación iniciado en 2008, cuando Lugo fue electo con el respaldo de la Alianza Patriótica para el Cambio.

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La fuerza política, que en su momento fue la principal fuerza progresista del país, pero que tras las elecciones generales de 2023 quedó reducida a una sola banca en el Senado, hizo un llamado con el fin de reconstruir el camino interrumpido.

En una declaración pública, el Frente Guasu sostuvo que la salida a la crisis que impide la construcción de un modelo alternativo al sistema actual, caracterizado por la exclusión y el neoliberalismo, debe basarse en la “búsqueda de los grandes acuerdos políticos, sociales, económicos y culturales para un Paraguay para todas y todos; un proyecto alternativo al actual modelo neoliberal de exclusión social, de corrupción, democracia formal y conservadora”.

En referencia al 22 de junio de 2012, el texto recordó que la acusación de «mal desempeño de funciones», presentada tras los enfrentamientos en Curuguaty —donde murieron 11 campesinos y seis policías durante un desalojo—, sirvió como justificación para la destitución de Lugo.

“Ese día no solo fue apartado el Presidente constitucional, sino que también se frustró la esperanza colectiva de transformación iniciada por miles de paraguayos cuatro años antes”, aseveró.

De acuerdo con el comunicado, la destitución de Lugo supuso un retroceso en materia democrática, cerrando un proceso que aspiraba a mayores libertades, inclusión social, justicia para los sectores históricamente retrasados, y una verdadera reforma agraria.

En ese sentido, expresó que “se truncó un proyecto de un Paraguay transformado hacia una economía en crecimiento, fortaleciendo las pequeñas y medianas empresas, un proceso de industrialización con innegociables políticas medioambientales. La fundamentación del Estado Social de Derecho”.

La alianza política lamentó en su pronunciamiento cómo la destitución del exmandatario significó un quiebre profundo en la democracia paraguaya, intensificando la penetración del crimen organizado en las estructuras del poder, el deterioro de las instituciones y el avance de la corrupción y la impunidad.

Fernando Lugo, de 73 años, regresó a la esfera pública el pasado 20 de abril, luego de permanecer apartado de la actividad política desde que sufriera un accidente cerebrovascular en agosto de 2022. Su reaparición tuvo lugar durante un acto conmemorativo en el departamento de San Pedro, al norte del país, donde se recordó el 17.º aniversario de su histórica victoria electoral.

En agosto de 2008, Lugo logró imponerse con el 40,9 % de los votos, superando a la candidata del Partido Colorado, que obtuvo el 30,6 %. Su ascenso a la Presidencia el 15 de agosto de ese año marcó un hito, al convertirse en el primer jefe de Estado ajeno al Partido Colorado en más de seis décadas.

No obstante, su mandato fue interrumpido en junio de 2012, cuando fue destituido mediante un juicio político antes de concluir el periodo de cinco años. En su lugar asumió el entonces vicepresidente Federico Franco, del Partido Liberal Radical Auténtico (PLRA).

Posteriormente, Lugo volvió al escenario legislativo en 2013 al obtener un escaño en el Senado con el respaldo del Frente Guasu. Sin embargo, en las elecciones de abril de 2023 no logró renovar su banca.

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