Este anuncio, emitido el miércoles 25 de junio, llega tras informes de que líderes tribales lograron asegurar la entrada de un pequeño número de camiones de ayuda, repeliendo a saqueadores presuntamente respaldados por el ejército israelí. La asistencia sería distribuida a través del Programa Mundial de Alimentos (PMA).

La directiva militar israelí se produce mientras continúan las denuncias de que el régimen sionista está alimentando el caos y la hambruna en Gaza, al permitir el hambre, proteger a bandas armadas y fomentar el robo de ayuda, empujando a los palestinos desesperados hacia los denominados «centros de ayuda estadounidense-israelí», que se han convertido en trampas mortales, según denunciaron las autoridades palestinas.

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Desde hace más de un mes, se ha evidenciado en estos centros, escenarios de masacres diarias. La Oficina de Prensa del Gobierno de Gaza reportó cifras desgarradoras, del 27 de mayo al 25 de junio, las fuerzas israelíes asesinaron a 549 palestinos hambrientos e hirieron a 4.066, entre ellos mujeres y niños, mientras intentaban acceder a alimentos. 39 personas continúan desaparecidas, muchas de ellas sepultadas bajo los escombros o secuestradas durante el caos.

Las víctimas eran civiles desarmados, muchos de ellos padres desesperados por alimentar a sus familias. Testimonios e imágenes confirman que las fuerzas israelíes abrieron fuego indiscriminadamente contra las multitudes cerca de los puestos de ayuda, utilizando francotiradores, drones, tanques y grúas para atacar a distancia. Numerosas víctimas recibieron disparos por la espalda mientras intentaban huir.

Grupos de derechos humanos han advertido que estos supuestos «centros de ayuda» están siendo utilizados como armas de guerra. Desde marzo, Israel acordonó completamente Gaza, bloqueando el acceso a alimentos, agua y medicamentos, sumiendo a toda la población en una hambruna provocada.

A pesar de los repetidos llamados de observadores internacionales y agencias de la Organización de las Naciones Unidas para levantar el asedio y abrir rutas seguras para la ayuda, el gobierno israelí redobló su presencia militar alrededor de los convoyes, exacerbando la crisis humanitaria.

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