En un movimiento que profundiza la ya arraigada política de ocupación, el régimen de Israel autorizó la construcción de 22 nuevos asentamientos judíos en la Cisjordania ocupada. Esta decisión, oficializada este jueves 29 de mayo, constituye un paso de Tel Aviv para frustrar cualquier posibilidad de un Estado palestino independiente, desafiando abiertamente el derecho internacional y la voluntad de la comunidad global.

El ministro de Finanzas israelí, Bezalel Smotrich, calificó la medida de «histórica» y la enmarcó en el proyecto expansionista del «Gran Israel», llegando a referirse a la necesidad de «exterminar la descendencia de Amalec», un término bíblico interpretado por muchos como una alusión a la limpieza étnica de los palestinos. Esta retórica, junto con la construcción incesante de colonias ilegales según el derecho internacional que prohíbe la conquista de territorio por la fuerza, evidencia la consolidación de un Apartheid y la sistemática expropiación de tierras palestinas.

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Estos 22 nuevos asentamientos se suman a un panorama donde ya cerca de 700.000 colonos israelíes viven en territorios palestinos ocupados, afectando la vida de 2,7 millones de palestinos en Cisjordania y Jerusalén Oriental ocupadas. La política israelí, que incluye la legalización de «puestos de avanzada» existentes y la construcción de nuevas colonias, es una herramienta para establecer «hechos sobre el terreno» que obstaculicen cualquier solución justa y duradera al conflicto, intensificando la tensión en una región ya volátil.

Ante este nuevo anuncio, el Movimiento de Resistencia Palestina Hamás emitió un comunicado contundente, en el que denunció que la aprobación de estos asentamientos es «una confirmación más de que la criminal ocupación sionista sigue imponiendo los hechos sobre el terreno acelerando los pasos para judaizar la tierra palestina dentro de un proyecto explícito de anexión dirigido por el gobierno terrorista y extremista encabezado por Netanyahu, en un descarado desafío a la voluntad internacional y una flagrante violación del derecho internacional y de las resoluciones de la ONU.»

A este respecto, el movimiento palestino hizo un llamado urgente a las Naciones Unidas y a la comunidad internacional para que «den pasos urgentes que vayan más allá de la condena formal y adopten medidas prácticas y disuasorias para hacer frente a los intentos de liquidar la causa palestina y poner fin a las políticas de anexión y expansión de los asentamientos, que constituyen un crimen de guerra y una limpieza étnica en curso.»

Además, Hamás instó a las masas de su pueblo y a la resistencia a intensificar la confrontación en todos los ámbitos «en defensa de la tierra, los lugares sagrados y los justos derechos nacionales de nuestro pueblo.»

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