El ministro de Exteriores de Irán, Abbas Araghchi, denunció el jueves 19 de junio ante el Comité de Derechos Humanos de la ONU que su país es víctima de una agresión directa por parte de Israel. Durante su intervención, acusó al gobierno israelí de haber lanzado ataques que incluyeron el asesinato de ciudadanos y funcionarios iraníes, así como bombardeos contra hospitales e infraestructuras públicas.

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Según Araghchi, los ataques también alcanzaron instalaciones nucleares iraníes que estaban bajo supervisión de la Agencia Internacional de Energía Atómica, lo que, afirmó, pone en riesgo la seguridad regional y mundial.

El canciller calificó estas acciones como violaciones del derecho internacional humanitario, en especial del artículo 33, que prohíbe castigos colectivos y ataques indiscriminados contra civiles.

El diplomático advirtió que no existe justificación legal ni moral para esta ofensiva y sostuvo que quienes intenten justificarla incurren en complicidad. También recordó que el artículo 2 del Consejo de Derechos Humanos impide agresiones entre Estados, señalando que Israel mantiene una política de ocupación en Palestina desde hace años, lo cual agrava la situación.

Este nuevo cruce de acusaciones ocurre en medio de una escalada de tensiones entre Teherán y Tel Aviv, tras varios incidentes militares registrados en Siria, Irak y el Golfo Pérsico. Ambos países se acusan mutuamente de ataques encubiertos y sabotajes en sus respectivos territorios.

La comunidad internacional observa con preocupación el deterioro del conflicto. Mientras Estados Unidos respalda la posición israelí, países como Rusia y China han pedido investigar las denuncias presentadas por Irán en la ONU y evitar una mayor desestabilización en la región.

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