Irán está a punto de suspender su cooperación con el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA). El Consejo de Guardianes, órgano clave del poder político-religioso iraní, aprobó el plan legislativo que ordena expulsar a los inspectores del organismo y cortar el acceso a información sobre el programa nuclear del país. Solo resta la firma del presidente Masud Pezeshkian para que la medida entre en vigor.

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El plan, aprobado previamente por el Parlamento, prohíbe el ingreso del OIEA a las instalaciones nucleares iraníes y bloquea el intercambio de datos técnicos. La cooperación solo podría reanudarse si se garantiza la seguridad de los científicos e instalaciones del país, y se permite continuar el enriquecimiento de uranio. Al menos 11 científicos nucleares iraníes fueron asesinados en recientes bombardeos israelíes.

La decisión se enmarca en un clima de alta tensión. Teherán denunció como una agresión ilegal los recientes ataques de Estados Unidos contra sus instalaciones nucleares pacíficas, que se hallaban bajo supervisión de la OIEA, y acusó a Washington de violar su soberanía, la Carta de la ONU y el Tratado de No Proliferación Nuclear (TNP).

En paralelo, el Gobierno iraní evalúa un proyecto para abandonar directamente el TNP. Irán siempre ha afirmado no buscar el desarrollo de armas atómicas ni otras de exterminio masivo, y ya acumula más de 400 kilos de uranio enriquecido al 60 %.

Ese material fue conducido a un lugar seguro antes del bombardeo estadounidense contra las instalaciones de Natanz, Isfahán y Fordó el 22 de junio pasado. Recientes informaciones confirman que estos emplazamientos no sufrieron daños significativos, como alegaron EE.UU. e Israel, y que Teherán no enfrenta serios contratiempos para retomar en breve tiempo su programa nuclear con carácter pacífico.

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