Las fuerzas armadas de la República Islámica de Irán ejecutaron este lunes un ataque coordinado con misiles balísticos contra instalaciones militares israelíes, provocando explosiones que se escucharon en Haifa y otras ciudades de los territorios ocupados palestinos.

Según confirmaron las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI), múltiples proyectiles fueron lanzados desde territorio iraní, activando inmediatamente los sistemas de defensa antimisiles Iron Dome y David’s Sling para interceptar la amenaza aérea.

La agencia Fars News, citando fuentes de alto rango de los servicios de seguridad iraníes, reveló que Teherán había preparado «un gran ataque» dirigido específicamente contra la infraestructura militar israelí. Las autoridades iraníes advirtieron a los residentes de Tel Aviv que evacuaran inmediatamente las zonas cercanas a instalaciones militares estratégicas.

Las autoridades israelíes ordenaron evacuaciones preventivas en múltiples asentamientos, mientras instaban a la población civil a dirigirse hacia refugios antiaéreos y permanecer allí hasta nuevo aviso.

Restricciones a medios internacionales

La Autoridad de Radiodifusión de Israel confirmó que la policía israelí impediría a periodistas extranjeros cubrir los acontecimientos en Haifa, especialmente después de que este domingo se documentara el impacto de un cohete sobre una refinería petrolera en la zona industrial de la ciudad.

Esta medida genera preocupación sobre la transparencia informativa en medio de la escalada militar que mantiene en vilo a toda la región.

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El espacio aéreo iraní registró actividad de sus sistemas de defensa antiaérea en múltiples regiones estratégicas, incluyendo Shiraz, Isfahán, Hamedán, Bushehr y la capital Teherán, sugiriendo preparativos para posibles represalias israelíes.

Los bombardeos iraníes se concentraron principalmente en Tel Aviv y Haifa, dos de los centros urbanos y militares más importantes del territorio israelí ocupado.

Implicaciones energéticas

La escalada del conflicto genera alarma internacional por las posibles consecuencias en el suministro energético mundial. El estrecho de Ormuz, controlado parcialmente por Irán, canaliza más de 20 millones de barriles diarios de petróleo hacia los mercados globales.

Los especialistas advierten que una prolongación del conflicto podría interrumpir este flujo vital, afectando los precios internacionales del crudo y desestabilizando la economía mundial.

El presidente iraní Masoud Pezeshkian advirtió que su país implementará «respuestas más duras» si Estados Unidos no interviene diplomáticamente para detener las acciones militares israelíes contra territorio iraní.

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