Hambruna en Gaza: Ya no hay energía, no hay resistencia física, no hay comida

La situación humanitaria ha empeorado desde marzo, cuando las autoridades israelíes impusieron un bloqueo total a la ayuda. Foto: EFE.
23 de julio de 2025 Hora: 15:04
“Nuestra situación es muy difícil y no sabemos qué hacer. ¡Por Dios, esto no es vida! Preferiríamos morir”, expresó Zeenat, una joven palestina desde la Franja de Gaza. La hambruna se ha expandido en toda la Franja de Gaza, los precios de los alimentos se han multiplicado por 40, y las panaderías han cerrado. Mientras tanto, el mundo observa.
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Es de día. Madres con hijabs acompañadas de sus hijos caminan con paso firme entre refugios improvisados, hechos de bolsas de plástico, madera y escombros dejados por incesantes bombardeos a los que antes eran sus casas. Hoy son solo polvo y pólvora.
Decenas de personas, mayormente hombres, caminan desesperados a su alrededor en busca de alimentos para sus familias hacia el centro de ayuda humanitario más cercano, a alrededor de siete kilómetros.
La situación alimentaria en Gaza es tan difícil para los habitantes del enclave que algunos transcurren hasta más de tres días sin comer, solo bebiendo agua de sus reservas. Una mujer que camina junto a sus niños y recoge restos de comida expresa: «¿Esto es comestible? Lo recojo del suelo para alimentar a mis hijos. ¡Tengan piedad de nosotros! ¡Tengan piedad de nuestros niños! Mírennos con compasión”.
La situación alimentaria en Gaza es tan difícil para los habitantes del enclave que algunos transcurren hasta más de tres días sin comer, solo bebiendo agua de sus reservas.
El panorama es aún más crítico cuando la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en Oriente Próximo (UNRWA) alertó el pasado lunes de que los precios de los alimentos «se han multiplicado por 40» en la Franja de Gaza a causa del genocidio de Israel y el cerco impuesto por las autoridades sionistas a la entrada de ayuda humanitaria y bienes de consumo al enclave palestino.
“Me quedé impotente ante el hambre de mi hijo. Lloré mucho y le dije que bebiera de nuestra poca agua para saciar su hambre”, dijo Zeenat, una joven palestina desde la Franja de Gaza a Noticias ONU.
Zeenat y su esposo, Moamen Abu Asr, viven con sus hijos en una frágil tienda de campaña de lona, una de las miles que ahora bordean la costa de Gaza.

“No tenemos nada de lo básico para vivir”, lamentó.
Moamen y su familia llevan viviendo en el campamento cerca de dos meses, sobreviviendo en una tienda de campaña improvisada con esteras y utensilios rotos recuperados de los escombros cercanos.
“Ha habido momentos en los que nos han desplazado cada dos meses”, relata, “cada día es un sufrimiento para nosotros. Llegamos al puerto de Gaza sin comida, sin agua, ni siquiera en nuestra tienda de hierro”.
«Mamá, quiero comer»
Para tener una idea del completo inacceso que tienen los habitantes en Gaza a los alimentos básicos en cualquier cocina, teleSUR ha recopilado información esta dura realidad.

La cadena Al Jazeera mostró en vivo a personas desplomadas en plena calle, luego de transcurrir varios días sin comer.
Ya no hay energía, no hay resistencia física, no hay comida.
Por otro lado, la escasez de efectivo y la reducción del poder adquisitivo han sumido a muchas personas en una situación de hambre aún mayor, aseguró la Oficina de las Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA), denunciando que «los niños pasan hambre, los pacientes siguen sin recibir tratamiento (y) la gente muere».
La situación humanitaria ha empeorado desde marzo, cuando las autoridades israelíes impusieron un bloqueo total a la ayuda.
Aunque esto se ha aliviado ligeramente en las últimas semanas, el escaso flujo de suministros no puede satisfacer la abrumadora demanda.

“Ayer lloré mucho por mi hijo”, expresó Zeenat, “me dijo: ‘mamá, quiero comer’. Me quedé desamparada, sin saber qué hacer. La comida no venía de la cocina de beneficencia. Ahora vivimos de agua dulce. Se la doy a mis hijos para que se llenen el estómago. Hoy, gracias a Dios, conseguimos un plato de comida y la comimos”.
Verdadera guerra de hambre
Agregado a este escenario crítico, las panaderías del norte al sur de la Franja de Gaza han sido completamente cerradas después de que se agotaron los suministros de harina.
El jefe de la Asociación de Panaderías de Gaza, Abdel Nasser Al-Ajrami, confirmó que la Franja está siendo testigo de una «verdadera guerra de hambre», con muchas panaderías cerrando debido al agotamiento de suministros esenciales, especialmente harina, diésel, levadura y gas para cocinar, lo que lleva a una parálisis total en la producción de pan.

Funcionarios de la agencia alimentaria de la ONU cerró todas sus panaderías en la Franja de Gaza, ya que los suministros de alimentos disminuyen después de que Israel selló el territorio de todas las importaciones desde abril pasado.
El cierre y el bloqueo impuesto por el enemigo israelí a los bienes es la principal causa de esta crisis.
En mayo pasado, la organización World Central Kitchen (WCK), liderada por el chef español José Andrés, anunció que el bloqueo israelí contra la Franja de Gaza, donde no entra nada desde el 2 de marzo forzó a la entidad a poner fin a su labor humanitaria en Gaza y a cerrar su última panadería móvil en la zona por falta de harina.
“Las cocinas de campaña a gran escala de WCK se han quedado sin los ingredientes necesarios para preparar las comidas diarias. Nuestra panadería móvil, la última en funcionamiento en Gaza, se ha quedado sin harina”, dijo la organización en un comunicado en su cuenta de X.
Aunque la organización retomó sus actividades paulatinamente, el líder español denunció que, una vez más, los empleados se quedaron sin insumos para cocinar desde hace tres días, debido a la retención de camiones que transportan ayuda humanitaria en los puntos de control y, por tanto, su completa prohibición de continuar con su misión de apoyo a la población palestina.
Mientras tanto, cientos de familias como la de Zeenat continúan sobreviviendo en condiciones ínfimas, sin la posibilidad de comprar un kilo de patatas, con un coste de 24 dólares estadounidenses por kilogramo; niños y niñas como su hijo seguirán suplicando por comida y seguirán yendo a dormir al haber tomado solo agua en todo el día y los camiones con alimentos seguirán varados en una línea larga de espera, a tan solo unos metros de entrar a la Franja.
Autor: teleSUR - cns - CC
Fuente: ONU – Agencias – PAM - Al Jazeera