El primer bombardeo tuvo lugar el martes 6 de mayo por la tarde en el campamento de refugiados de Al-Bureij, donde la escuela Abu Hamisah de la UNRWA fue atacada en dos ocasiones. Un tercer ataque se produjo este miércoles 7 de mayo contra la escuela Karama, en el barrio de Tuffah, al norte del enclave.

De acuerdo con la agencia palestina Wafa, los dos ataques contra la escuela Abu Hamisah causaron la muerte de aproximadamente 33 personas, entre ellas nueve niños y seis mujeres. Estos centros educativos, como la mayoría en Gaza, sirven de albergue para la población desplazada, que la UNRWA estima en un 90 por ciento de los 2,1 millones de habitantes de la Franja.

El hospital Mártires de Al Aqsa se encuentra en una situación de saturación extrema debido a la llegada masiva de heridos con quemaduras graves, amputaciones y lesiones en la cabeza y el pecho. Las autoridades médicas alertan sobre el colapso del sistema sanitario ante la falta de recursos y personal. En el ataque a la escuela Karama, al menos 16 personas murieron, incluyendo a otro periodista palestino, elevando la cifra de periodistas fallecidos en Gaza desde el inicio del conflicto a 213.

Hamás calificó estos actos como «crímenes de guerra atroces«, mientras que el gobierno israelí alega, sin pruebas verificables, que combatientes de Hamás utilizaban las escuelas para almacenar armas. La ofensiva y la destrucción continúan en el sur de Gaza, con reportes de intensos combates en Jan Yunis y demolición de edificios en Rafah.

A pesar de la devastación y la crisis humanitaria, el gobierno israelí aprobó la expansión de su ofensiva con el objetivo de mantener el control total del enclave, planeando reabrir el ingreso de ayuda humanitaria bajo supervisión militar, medida que ha sido rechazada por la ONU y diversas ONG, quienes advierten que controlar la ayuda por una de las partes en conflicto viola los principios humanitarios.

Desde el inicio de la ofensiva israelí el 7 de octubre de 2023, 52.653 ciudadanos han sido asesinados y otros 118.897 heridos, sin contar los miles de palestinos que aún se encuentran bajo los escombros. La Franja de Gaza se encuentra devastada, con un bloqueo total de la ayuda humanitaria que agrava la ya crítica situación y ha convertido al enclave en una cárcel donde reina la hambruna.

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