El 2025 se perfila como el año más catastrófico en términos de inundaciones en la historia reciente de Estados Unidos. En lo que va del año, el Servicio Meteorológico Nacional ha emitido 3.358 advertencias de inundaciones repentinas, un récord que supera por más de 250 alertas al segundo año más alto registrado hasta la fecha. Y aún no termina julio.

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La cifra es alarmante no solo por su magnitud, sino porque ya dobla el promedio histórico de eventos de este tipo para estas alturas del año. Según datos oficiales, Estados Unidos ha superado con creces los reportes anuales habituales de inundaciones repentinas.

El estado más golpeado es Texas, donde las lluvias intensas han dejado al menos 145 personas fallecidas. Esta tragedia convierte a las inundaciones de 2025 en el evento más mortífero de origen no ciclónico desde 1976 en el país.

Y lo peor aún no ha pasado. Las autoridades meteorológicas advierten que niveles inusualmente altos de humedad atmosférica persistirán durante las próximas dos semanas sobre el centro y el este del país, lo que eleva el riesgo de nuevas inundaciones.

Expertos apuntan a una combinación de factores agravantes, incluyendo el cambio climático, la expansión urbana sin planificación y sistemas de drenaje sobrecargados. Mientras tanto, millones de personas enfrentan pérdidas materiales, evacuaciones forzadas y daños a infraestructuras básicas.

El “Año de la Inundación”, como ya lo llaman algunos medios, podría marcar un antes y un después en la política de gestión de riesgos en Estados Unidos.

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