Las dos grandes economías mundiales tuvieron conversaciones bilaterales los dos últimos días, en las cuales han logrado avances en un acuerdo comercial que todavía espera la aprobación de los presidentes Donald Trump y Xi Jinping.

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Se ha conseguido un acuerdo preliminar para reactivar el comercio bilateral, especialmente en sectores sensibles como el de la tecnología y el de los metales estratégicos.

Según el secretario de Comercio estadounidense, Howard Lutnick: «primero tuvimos que disipar la negatividad», declaró, agregando que ahora pueden avanzar hacia «un comercio positivo».

El acuerdo incluye compromisos importantes: China acelerará los envíos de metales de tierras raras necesarios para las industrias automotriz y de defensa de EE.UU., mientras que Washington suavizará algunos controles de exportación.

Analistas y funcionarios advirtieron que, aunque el acuerdo marca un cambio hacia la cooperación, su cumplimiento dependerá de la voluntad política de ambos líderes. Ambas partes acordaron implementar el consenso logrado entre los jefes de Estado de los dos países durante su conversación telefónica el pasado 5 de junio, así como los acuerdos alcanzados durante las negociaciones en Ginebra, según declaró Li Chenggang.

Por su parte, el mandatario estadounidense fue más allá en su habitual comunicación mediante Truth Social, escribió: «Nuestro acuerdo con China está cerrado, sujeto a la aprobación final del presidente Xi y mía. China suministrará todos los imanes y las tierras raras que sean necesarios. Asimismo, proporcionaremos a China lo acordado, incluidos los estudiantes chinos que utilicen nuestros institutos y universidades (lo que siempre me ha parecido bien)».

«Nosotros recibimos un total de 55% de aranceles, China recibe 10%» agregó el magnate.

A pesar del tono amable, el pacto debe ser todavía aprobado por ambos mandatarios antes de su implementación. «Esperamos que el progreso logrado contribuya a generar confianza», señaló el negociador jefe chino, Li, calificando los intercambios como «exhaustivos y francos».

A pesar de los avances entre ambos países en el diálogo, aún persisten tensiones. Las conversaciones no resolvieron temas estructurales como el superávit comercial de China ni las acusaciones estadounidenses de supuestas prácticas comerciales desleales.

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