El neofascismo del siglo XXI

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En nuestra América existen Gobiernos con expresiones superconservadoras que parecieran rayar en expresiones neofascistas, por su políticas racistas y xenofóbicas. Por ejemplo, el de Daniel Noboa en Ecuador, el de Javier Milei en Argentina y Dina Boluarte en Perú. Foto: Le Monde Diplomatique


Por: Adalberto Santana

5 de julio de 2025 Hora: 09:35

En los momentos actuales de la tercera década del siglo XXI, se habla con bastante reiteración que se desarrolla en el mundo y en diversos espacios regionales y nacionales un movimiento social y político de características neofascistas. Ejemplos son el Gobierno de Israel, que encabeza  Benjamín Netanyahu, sobre quien pesa una orden de arresto de la Corte Penal Internacional (CPI), en virtud de sus crímenes de guerra y lesa humanidad, por dirigir una campaña de exterminio contra el pueblo palestino. El discurso sionista se apoya en el mito de la supremacía de la raza superior.

Con esos claros tintes racistas figura también Donald Trump en EE.UU., mandatario que en su campaña contra los llamados migrantes latinos o hispanos, ha emprendido una cacería para expulsarlos masivamente del territorio estadounidense. Mostrando su política xenofóbica contra las minorías étnicas en esa cada más débil potencia.

En el caso de la guerra sionista de Netanyahu contra el pueblo palestino, especialmente con los pobladores de la Franja de Gaza, intenta por un lado con su campaña guerrerista expulsarlos de su territorio o bien aniquilarlos completamente. Ese objetivo se busca  a través de la guerra genocida contra ese histórico pueblo que desde hace miles de años ha ocupado la Antigua Palestina. Dicha campaña es apoyada por Washington. El propio mandatario estadounidense ha señalado que en Gaza será expulsado el pueblo palestino hacia Egipto y Jordania. Trump ha mencionado: “No quiero ser un gracioso ni un listillo, pero la Riviera de Oriente Medio… Esto podría ser maravilloso».

El neofascismo de nuestro tiempo tiene las características propias de un régimen imperialista como lo fue el de Adolfo Hitler en Alemania. El racismo a ultranza de conjunto con un nacionalismo ultraconservador emprenden una cacería contra aquellos pueblos que considera sus enemigos y a los cuales hay que exterminar.

En el caso de la guerra contra el pueblo palestino, ha sido un proceso de manufactura imperialista que pretende desplazarlos de sus tierras y nación ancestrales. Desde 1967 el sionismo israelita ha venido desplazando y ocupando las tierras palestinas. Hoy, con la aniquilación completa de la Franja de Gaza, territorio  donde han fallecido más de 53.000 gazatíes (mayoritariamente niños y mujeres), se han cometido una infinidad de crímenes de guerra. En otras palabras, se ejerce por las fuerzas sionistas (neofascistas) una enorme “limpieza étnica”.

En otro conflicto tal como es el que libran el Gobierno neofascista de Ucrania, encabezado por Volodomir Zelenski contra el de Vladimir Putin, de Rusia, ahí la operación militar especial rusa, ha logrado frenar lo que el mismo titular del Kremlin, ha dicho que frente al  nazismo y la rusofobia y el antisemitismo: “Rusia fue y será una barrera infranqueable”. Agregando en el 80 aniversario del Día de la Victoria en la Gran Guerra Patria (el 9 de mayo de 2025 en Moscú) que Rusia frente al neofascismo: “luchará contra las atrocidades que cometen los seguidores de estas ideas agresivas y destructivas”.

En nuestra América, inmersa en el subdesarrollo, en el momento actual sin existir naciones y Estados imperialistas, sí figuran determinadas expresiones de Gobiernos con tintes y expresiones superconservadoras que parecieran rayar en expresiones neofascistas, por su políticas racistas y xenofóbicas. Por ejemplo, el de Daniel Noboa en Ecuador, el de Javier Milei en Argentina y Dina Boluarte en Perú.  Gobiernos que son ridículas caricaturas de ese neofacismo.

Con todo en nuestra América y en gran parte del mundo periférico, podrán existir expresiones ultraconservadoras que se apoyarán por sus simpatías y discursos con gobiernos neofascistas como el de Trump o Netanyahu. Incluso políticas de extrema derecha como en España donde el Partido Popular y Vox con un discurso anticomunista tratan de engañar con consignas de  que “España se parece cada vez más a Venezuela” o que “vamos camino a una dictadura comunista de república bananera”. Sin duda esa ultraderecha tiene un pobre discurso que ni los más ingenuos se lo compran.

Lo más evidente es que en el mundo la ultraderecha profascista se encuentra en una crisis de credibilidad  y únicamente puede tener espacios reales de poder como en EU, Israel o Ucrania, cuando aprovecha el vacío que dejan las fuerzas liberales y progresistas cuando pierden espacios de organización y educación política en los amplios sectores populares. Con todo en el mundo desarrollado y subdesarrollado, mayoritariamente las fuerzas progresistas en el siglo XXI, han ganado grandes espacios de poder que han puesto a las expresiones del neofascismo entre la espada y la pared, tal como se muestra en el escenario global de nuestros días.

Autor: Adalberto Santana

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Nació en la ciudad de México, es Doctor en Estudios Latinoamericanos e investigador titular del Centro de Investigaciones sobre América Latina y el Caribe (CIALC) de la UNAM. Entre sus libros figuran: El pensamiento de Francisco Morazán (1992, 2000, 2003, 2007 y 2019); El narcotráfico en América Latina (2004 y 2008), Minorías sociales en América Latina (2014) . Recibió Mención Premio Casa de las América (2003).