La real amenaza de Donald Trump

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Foto: EFE


Por: Adalberto Santana

15 de julio de 2025 Hora: 05:30

Hoy en nuestros días del gobierno de Donald Trump, el hostigamiento y la represión se ubica desde la visión del mandatario estadounidense en los migrantes irregulares que han cruzado y siguen cruzando la frontera sur de los Estados Unidos.

Desde territorio mexicano de manera regular (legal), indocumentada o clandestina más de 40 millones de seres humanos han apostado por cruzar esa frontera para incorporarse a la vida económica de los EU. Desde allá con el esfuerzo de su trabajo acumulan determinadas cantidades de dinero para enviarlas en forma de remesas, una significativa cantidad de dólares para hacerlos llegar a su familiares. Recursos que ya sea en México, Centroamérica, el Caribe o a cualquier otro país sudamericano, sirve como un recurso necesario para apoyar la situación de crisis económica de la familia.

Esta situación acumulada por varias décadas ha servido para mitigar la crisis económica familiar. Pero también el envío de esos recursos desde los EU a cualquier país latinoamericano, es un significativo ingreso a la economía nacional ya sea en los Estados Unidos Mexicanos (EUM), Guatemala, Honduras, El Salvador, Perú, Colombia, República Dominicana, Cuba, o cualquier otro país latinoamericano. Sin embargo, para la administración Trump que presume de un discurso ideológico y político, su racismo y discriminación muestra su profundo racismo, pero también el perfil ideológico de su administración.

Sin duda, ese pensamiento político de Donald Trump es una expresión del llamado neofascismo que hoy predomina en las ideas políticas de ese tipo de gobiernos. Administraciones cargadas de su postura ultraderechista y con claros tintes de una ideología ultraconservadora, narcisista y con una retórica discursiva en ubicar a los migrantes latinoamericanos o de otras regiones del mundo, como la “mayor amenaza a las virtudes de la sociedad trumpista¨.

Como una especie de campos de concentración al estilo de la Alemania hitleriana, la administración de Trump, ha puesto a funcionar en los pantanos del Everglades, en el estado de Florida, verdaderos campos de concentración de migrantes indocumentados latinoamericanos principalmente.

Recluidos en celdas o mejor dicho, en verdaderas jaulas humanas, lo que se hace evidente en ellas es el sadismo trumpista, donde se pone más que evidente la violación de los derechos humanos contra los trabajadores extranjeros que hacen en gran medida funcionar a la economía estadounidense. El instrumento de represión contra los migrantes funciona a través de los agentes del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE). A la par de esa persecución contra los trabajadores internacionales, lo que busca Trump, en su pensamiento neofascista, es humillar a los que son distintos cultural y fenotípicamente. Aquellos que no muestran un perfil anglosajón, pero sobre todo mucho más vulnerables por su situación de fragilidad económica. Esto es sin duda la expresión de un régimen nuevo de corte fascista de nuestro tiempo.

Sin embargo, en el contexto de la economía estadounidense, la llamada comunidad latina resulta un elemento clave para su real e imprescindible funcionamiento. Centros de investigación de universidades como la de California (UCLA) y la Luterana de la misma California (Cal Lutheran), han apuntado “que si la población latina en Estados Unidos conformara una nación, su economía se consolidaría como la quinta del mundo, por encima de países como Canadá, Reino Unido, Francia e India” (La Jornada, 14/jul./25). A su vez se menciona que los hispanos, “representan únicamente al 19.5 por ciento de la población estadunidense, los latinos fueron responsables de 30.6 por ciento del crecimiento del PIB nacional desde 2019”.

Así, puede interpretarse, que la real amenaza a la sociedad racista anglosajona que le gusta a Trump, no es únicamente la contaminación cultural y política que representan las minorías hispanoamericanas en los EU, sino la capacidad de trabajo y producción de riqueza económica que esa comunidad genera y seguramente seguirá produciendo para el disfrute y acumulación de los grandes capitales estadounidenses del cual su máximo representante es Donald Trump.

En otras palabras el racismo trumpiano es la justificación para ejercer una mayor represión político-cultural, sobre las comunidades hispanas con el claro objetivo de intensificar económicamente la superexplotación de esas minorías de trabajadores indocumentados internacionales. El aporte económico de los trabajadores latinos, que aportan un “promedio de 726 mil trabajadores cada año a la fuerza laboral de los EU”, es lo que se ha reconocido como uno de los motores centrales que impulsan el crecimiento del PIB en dicha estructura económica estadounidense. Así, lo que oculta la política represiva y neofascista de Trump es una mayor intensificación y superexplotación de la mano de obra de la comunidad latina o hispana. Esa es la verdadera amenaza que se desarrolla en el imperio estadounidense.

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Nació en la ciudad de México, es Doctor en Estudios Latinoamericanos e investigador titular del Centro de Investigaciones sobre América Latina y el Caribe (CIALC) de la UNAM. Entre sus libros figuran: El pensamiento de Francisco Morazán (1992, 2000, 2003, 2007 y 2019); El narcotráfico en América Latina (2004 y 2008), Minorías sociales en América Latina (2014) . Recibió Mención Premio Casa de las América (2003).