Las inundaciones repentinas en el condado de Kerr, Texas, han dejado al menos 43 muertos, entre ellos 15 menores de edad, según informó este sábado las autoridades locales. Mientras continúan las labores de rescate y búsqueda tras el desborde del río Guadalupe, se desconoce la crifra exacta de desaparecidos que podrían existir.

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Hasta el momento el balance de las víctimas confirmadas es de 28 adultos y 15 niños, mientras que más de 850 personas han sido rescatadas, algunas halladas en árboles o zonas elevadas, según indicó en conferencia de prensa el sheriff del condado de Kerr, Larry Leitha.

Las autoridades informaron que 5 adultos y 3 niños aún no han sido reconocidos por sus familias, mientras aún están desaparecidas 27 niñas de un campamento juvenil cristiano ubicado en un área cercana al río. Las autoridades locales no precisaron una cifra exacta de desaparecidos debido al gran número de personas que visitaban la región con motivo de las festividades del 4 de julio.

Dalton Rice, gestor de la ciudad de Kerrville, explicó que esta es una de las peores inundaciones en la zona desde el año 1987. Esta región es eminentemente rural y se ubica a unos 100 kilómetros de San Antonio.

Las fuertes lluvias, que superaron los 30 centímetros la noche del 4 de julio, provocaron el desbordamiento del río Guadalupe, generando inundaciones repentinas en varios municipios tejanos. El Servicio Meteorológico Nacional declaró emergencia en la zona, advirtiendo sobre riesgos para más de medio millón de personas.

Las inundaciones han afectado severamente a comunidades enteras, especialmente en los condados de Kerr, Burnet, Williamson y Travis, donde se ordenaron evacuaciones masivas. Las autoridades instaron a los residentes a buscar terrenos elevados ante la posibilidad de nuevos desbordes, por lo cual las alertas de inundaciones repentinas están vigentes en toda la región.

Mientras continúan las labores de rescate, las familias afectadas enfrentan pérdidas humanas, daños materiales e incertidumbre por los desaparecidos.

Las lluvias torrenciales en Texas, un fenómeno recurrente en temporadas de huracanes, ponen en evidencia la vulnerabilidad de la región ante eventos climáticos extremos como lluvias torrenciales y tornados.

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