Varios sectores de la sociedad francesa rechazaron los desalojos a la fuerza de cientos de migrantes que tuvieron lugar el lunes en la noche en un campamento en la capital, París, establecido con el objetivo de denunciar esta situación.

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Los uniformados utilizaron gases lacrimógenos frente a manifestantes pacíficos concentrados en la Plaza de la República, una postura rechazada también por altos funcionarios gubernamentales.

Aunque la Policía francesa tiene prohibido filmar escenas donde aparezcan los miembros de la fuerza del orden para proteger su identidad, el propio ministro del Interior, Gérald Darmanin, reconocía en un tuit que vio imágenes impactantes y que había pedido a la Prefectura de Policía un informe de lo ocurrido "para tomar medidas".

Asimismo, las titulares de Ciudadanía, Marlene Schiappa y Vivienda, Emmanuelle Wargon, recordaron que son personas que deben tratarse con humanidad y fraternidad y pidieron que se prestara atención inmediata a estos migrantes.

De acuerdo con el secretario general de la Confederación General del Trabajo (CGT), Philippe Martinez, los agentes actuaron de una manera escandalosa e indigna de Francia.

Desde 2015 se ha procedido a 65 operaciones de desmantelamiento de campamentos informales de migrantes en la capital y sus alrededores, y a 300 operaciones de evacuación.