El papa Francisco animó este domingo el "esfuerzo" de los obispos, el Gobierno y otros sectores nicaragüenses que sirven de mediadores en la crisis en Nicaragua y testimonian el proceso de diálogo nacional.

Francisco recibió el sábado al cardenal y arzobispo de Managua, Leopoldo Brenes, y al obispo de Matagalpa, monseñor Rolando Álvarez, quienes expusieron al papa la situación de conflictividad que atraviesa el país.

Nicaragua atraviesa una ola de violencia calificada como la más sangrienta desde la década de 1980, con Daniel Ortega también en la presidencia.

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Las protestas contra Ortega y su esposa y vicepresidenta, Rosario Murillo, comenzaron por unas fallidas reformas a la seguridad social y a pesar de la derogación por parte del presidente, grupos opositores han llamado a acciones violentas con el objeto de crear el caos en el país.

La Conferencia Episcopal de Nicaragua, ha propuesto a Ortega adelantar las elecciones generales como mecanismo para terminar con la ola de violencia y protestas en Nicaragua.

Situación en Siria

El sumo pontífice denunció la grave situación en Siria, de manera particular en la provincia de Deraa tras "las acciones militares de los últimos días, que han afectado a escuelas y hospitales y ha provocado miles de nuevos refugiados".

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"Renuevo junto con la oración mi llamamiento para que a la población, ya duramente afectada durante años, se le ahorren mayores sufrimientos", dijo desde la ventana del Palacio Apostólico.

Por otro lado, el pontífice destacó a Etiopía y Eritrea, que han iniciado el diálogo para normalizar sus relaciones bilaterales tras la independencia del segundo país del primero. Por último, en su llamamiento, renovó su oración por los jóvenes desaparecidos en una gruta subterránea en Tailandia.