Los ministros de Exteriores de Chile y del Gobierno de facto de Bolivia, Teodoro Ribera y Karen Longaric, respectivamente, acordaron una hoja de ruta para repatriar a los cientos de bolivianos varados en Santiago.

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El acuerdo, establecido mediante conversación telefónica entre ambos cancilleres, establece que las personas que regresen a Bolivia deben cumplir una cuarentena en la ciudad de Iquique, capital de la provincia homónima y de la región de Tarapacá, en el norte de Chile, tras la cual accederán a suelo boliviano.

Trascendió igualmente que los varados ingresarán en tres albergues gestionados por la Iglesia y que el transporte y estancia de cuarentena de los ciudadanos bolivianos no será sufragada por el Gobierno de facto. La Organización Internacional para las Migraciones correrá con el gasto.

El regreso de los bolivianos a su país se logró después de que estos pernoctaron varios días frente al Consulado de Bolivia en Santiago y denunciaron que dicha instalación estaba cerrada y que el cónsul no se encontraba, por lo que no recibían atención.

Personalidades y medios de prensa de ambos países se hicieron eco de esta situación, entre ellos el expresidente Evo Morales, quien a través de su cuenta en la red social Twitter, denunció que el Gobierno de facto no atendiera debidamente a sus ciudadanos.

Quienes se mantuvieron día y noche frente al Consulado boliviano en Chile pudieron sostenerse gracias a la solidaridad de chilenos y bolivianos residentes en el país, quienes los apoyaron con alimentos y agua. También recibieron el apoyo de instituciones, como el Partido Comunista de Chile.

Sin embargo, se estima que otros cientos de bolivianos permanecen en varios lugares de Chile en similar condición. Su arribo a regiones fronterizas con Bolivia no ha cesado, pese a que ya varios contingentes han regresado al país.