La clase trabajadora de Brasil seguirá recibiendo el impacto de las medidas neoliberales del actual gobierno, luego de las declaraciones del mandatario no electo, Michel Temer, a la agencia EFE, en las que expresó que la crisis desatada en el país por graves escándalos de corrupción no afecta a su agenda de reformas.

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El jefe de Estado que llegó al poder por un golpe parlamentario hizo a ese medio español de noticias un relato de las reformas ya aprobadas, entre las que mencionó una que ha establecido un techo para el aumento del gasto público durante las próximas dos décadas, la dirigida a minimizar el fuerte proteccionismo de las leyes laborales y otra que apunta a imponer una edad mínima para la jubilación, a la que hasta ahora los brasileños acceden por años de contribución.

Esta última medida ha recibido el rechazo constante de diversos gremios. Sindicatos de varios cuerpos de policía de Brasil protestaron el pasado martes. 

Temer reconoció que esas reformas no se traducen en un mayor apoyo a su gestión.

Según Temer, el impacto que genera su agenda de reformas ha provocado que la inflación ha caído del 10,67 por ciento registrado en 2015 al 4,5 por ciento en 2016, y aseguró que la tasa cerrará este año en torno al 4 por ciento.

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También citó que las tasas de interés "se reducen sensiblemente" y que del 14,25 por ciento en que estaban hace poco más de un año "ya van" aproximándose a "un dígito", lo cual será clave para la recuperación del ritmo de inversiones, que además será fortalecida con programas de privatizaciones y concesiones al sector privado.