El primer informe del secretario general de la ONU sobre niños y conflictos armados (2013-2016) reveló que los menores continúan padeciendo crueldad a manos del grupo terrorista Boko Haram en el noreste de Nigeria. 

Más de cuatro mil niños han perdido la vida en tres años y 1.650 han sido reclutados. Los ataques del grupo terrorista contra comunidades y los enfrentamientos con agentes de seguridad han dejado a más de 7.300 menores mutilados. 

El informe también destaca que los atentados suicidas son la segunda causa de muerte entre los niños. Virginia Gamba, la representante especial de la ONU para los niños y los conflictos armados, destacó que Boko Haram somete a los menores a “horrores indescriptibles”.

Testimonios de menores tras ser liberados por el grupo terrorista revelan que la mayoría fueron secuestrados, otros lo hicieron por incentivos monetarios, presión o por lazos familiares. En algunos casos los propios padres entregaron sus hijos a los radicales para conseguir protección o beneficio económico. 

Las escuelas son los principales objetivos de ataques del grupo terrorista. Según la ONU, al menos 1.500 fueron destruidas desde 2014 y ha sumado 1.280 víctimas entre estudiantes y profesores. 

Al menos cuatro mil menores fueron secuestrados desde 2014, en las que se incluyen las 276 niñas de Chibok raptadas en ese mismo año. 

La ONU también documentó 217 hechos de violencia sexual contra menores. Muchas de ellas fueron obligadas a casarse y a convertirse al Islam.  

"Con tácticas que incluyen el reclutamiento generalizado y el uso, secuestros, violencia sexual, ataques contra escuelas y un creciente uso de niños en los llamados ataques 'suicidas', Boko Haram ha infligido un horror inenarrable a los niños del noreste de Nigeria y los países vecinos", denunció Gamba.