El embajador de Israel ante la Organización de Naciones Unidas (ONU), Danny Danon, dijo este lunes que está trabajando para "disminuir el recrudecimiento" de la violencia en Jerusalén, y que hará lo que "sea necesario" para mantener la seguridad en la Explanada de las Mezquitas.  

"Permitiremos que todos vengan y recen en el Monte del Templo, pero al mismo tiempo haremos todo lo que sea necesario para mantener la seguridad", explicó a los periodistas, antes de liderar la reunión del Consejo de Seguridad que tiene como finalidad discutir los caminos para desescalar las tensiones.

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Por su lado, el Gobierno palestino condenó el domingo el cierre de la mezquita de Al Aqsa en Jerusalén por parte de Israel.

El portavoz oficial del Gobierno palestino, Yusuf Mahmoud, declaró en un comunicado que las medidas impuestas por Israel relacionadas con la mezquita de Al Aqsa "no afectan a la sacralidad de la mezquita".

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Mahmoud pidió la intervención "internacional, árabe o islámica" con el fin de detener las medidas arbitrarias impuestas por Israel contra el pueblo palestino.

Mientras que Egipto, Francia y Suiza solicitaron que se continúe con las conversaciones que fueron interrumpidas el fin de semana después de los enfrentamientos donde resultaron muertos cinco palestinos.

La nueva ola de violencia se debe a las medidas impuestas por Israel en el complejo donde está la mezquita Haram al-Shari, llamada por los judíos Monte del Templo, tras un ataque ocurrido el 14 de julio en el que dos oficiales la policía israelí murieron.

El Gobierno de Israel instaló detectores de metales en las entradas del lugar, es decir, en la mezquita Al-Aqsa y el Domo de la Roca, un hecho que los palestinos consideran un intento por parte de Israel de ejercer control.