Ayotzinapa: Viuda de un normalista cuenta su historia
La historia del normalista, Julio César Mondragón, uno de los seis jóvenes asesinados el pasado 26 de septiembre durante el ataque policial contra más de 60 estudiantes en el municipio de Iguala (norte del estado de Guerrero, sur de México) ha dejado huella en quienes luchan por justicia para Ayotzinapa.
Julio César era oriundo del poblado San Miguel Tecomatlan (estado de México) y creció bajo las enseñanzas de su madre Afrodita Mondragón Fontes en una casa modesta.
Cursaba el primer año académico en la Escuela Normal Rural “Ramón Isidro Burgos” de Ayotzinapa ubicada en la localidad de Tixtla (centro de Guerrero) y la noche del viernes 26 se dispuso a luchar junto con sus compañeros manifestantes contra la repartición de plazas a las escuelas rurales por parte del gobierno de Guerrero en la víspera de la conmemoración de la matanza de Tlatelolco (1968).
“No hizo caso a los gritos de sus compañeros que pedían permanecer juntos. Echó a correr luego de que un grupo de sicarios disparó contra estudiantes, y al día siguiente apareció sin rostro”, contaron manifestantes al diario La Jornada.
Marisa Mendoza, la viuda de Julio César, confirmó que el joven fue desollado y sufrió tortura. “Supe que era él por la ropa y las marcas que tenía en el cuerpo (...) fue impresionante ver esa imagen”, relata.
Una foto que circula desde el pasado 2 de octubre en las redes sociales muestra al joven sin cara, por lo que los indignados de Iguala marcharon alzando una manta con la fotografía de Julio César acompañado de Marisa y su niña para dejar claro su verdadero rostro.
Para Marisa,la revolución que significa la desaparición de los 43 estudiantes ha provocado el olvido de las muertes de la noche por parte del Estado mexicano. “Por la manera en que lo mataron. Cualquiera se aterroriza con sólo pensar que exista alguien capaz de hacer eso”, contó a la periodista Blanche Petrich de la Jornada.
Ella fue uno de los familiares que se reunió con el presidente Enrique Peña Nieto, el pasado 29 de octubre y le exigió “que no debería desentenderse de Julio César, porque a él lo desollaron vivo y esa es una tortura extrema. Un crimen contra la humanidad”, señaló.
La familia de Julio César, como muchas en México, trata de recordarlo como el joven trabajador, estudioso y cariñoso que fue. Atesorador del campo, donde aprovechó su infancia y adolescencia junto a primos, tíos y abuelos.
Marisa, que a la edad de 24 años le tocó ser madre soltera, no cesa de pedir justicia, mientras, elabora un emotivo armario de recuerdos de Julio César para su hija Melissa Sayuri.
“Le estoy haciendo un baúl de recuerdos de Julio, con nuestras fotos, para que cuando crezca la niña pueda saber quién fue su papá, un hombre extraordinario, valiente”.
La caravana por la justicia no se detiene
Las caravanas de padres de familia de los 43 normalistas de Ayotzinapa arribaron a Jalisco y Morelos. El grupo, conformado por 120 personas, fue recibido por alumnos de la normal rural Miguel Hidalgo.
Este martes, estudiantes de la Normal Rural de Ayotzinapa, universitarios, familiares, amigos, cientos de maestros continúan exigiendo justicia para los 43 desaparecidos y por los normalistas asesinados.
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