Hoy toma juramento para un nuevo término presidencial, en la hermana República Bolivariana de Venezuela, el compañero Nicolás Maduro Moros. Nosotros somos dignamente representados por nuestro Coordinador General, Manuel Zelaya Rosales, protagonista de la década de la esperanza, en la que iniciamos una era de cambios, que desató una agresión imperial contra nuestros pueblos que hoy cobra una fuerza brutal, al tiempo que se eleva nuestra poderosa resistencia y determinación a ser libres.

El respaldo a la autodeterminación del pueblo heroico de Bolívar es inmenso alrededor del mundo. Las aviesas acciones imperiales, sólo tienen eco en un puñado de regímenes de derecha que pretenden ser esclavos para siempre. Entre ellos tenemos al golpista hondureño que sigue entronizado en nuestro país, después de un golpe de estado y dos fraudes electorales escandalosos. Lo que sucede en Venezuela no es un hecho aislado, es parte de un todo, de una guerra imperial contra los pueblos de este continente, entre ellos nuestra Honduras.

Los motivos de la derecha local no van más allá que su codicia sin límites, que los mueve a entregar a las transnacionales del imperio todos los recursos de nuestros países. Para ello no tienen empacho alguno en borrar del mapa pueblos y culturas milenarios. Después de su soñado fracasó en Oriente Medio, parecen determinados a destruir nuestras naciones, un fenómeno que ya podemos apreciar, sin dificultades en Honduras.

La presencia de Manuel Zelaya tiene un enorme simbolismo, pues revela el carácter de nuestros procesos, que bajo fuego siguen golpeando fuerte las estructuras neoliberales, que deben desaparecer para que nuestros pueblos prevalezcan. Se renuevan esperanzas con las acciones firmes y valientes del gobierno mexicano, que termina con el “lacayismo” de sus antecesores y reivindica el principio de autodeterminación de los pueblos.

También se fortifica la esperanza con la lucha nuestra, que ha crecido y sigue creciendo en organización. No podemos ignorar la guerra que libramos hoy por nuestra existencia como pueblo y como país, muy a pesar de aquellos que siguen un guion imperial en todo el continente, y aquí son enemigos de los Comandos Insurreccionales, coincidiendo en la práctica (no en los rumores ni las especulaciones) con el patrón del régimen dictatorial, proveniente de su amo.

Los Estados Unidos han sometido al pueblo hondureño a un largo suplicio, pues son ellos los que sostienen el golpismo, a sangre y fuego, por casi una década. Ellos se han encargado de demostrarnos la hipocresía detrás del discurso pseudo democrático que grita pidiendo “normalidad”, y “regreso” a la institucionalidad, pero se declaran enemigos abiertos de LIBRE, aunque dicen que su enemigo está en otra parte.

Hay una enorme distancia entre aquellos que se dirigen a la gente en tono “moderado”, quienes plantean sacar al monigote de turno, para después ver qué hacer. Hoy nos toca ser realistas, y como decía el Che, hacer lo imposible: estamos frente a una agresión con múltiples facetas, y enemigos insospechados. Por eso, nuestra misión es tomar nuestras propias decisiones, luchar con gallardía en todos los frentes, y derrotar a los timoratos igual que a los traidores. 

Juan Orlando Hernández, y su pantomima de gobierno no toman la decisión de atacar al pueblo venezolano porque así lo pensaron; eso les ordenó hacer el imperio. Por eso, no basta terminar con el pueril régimen, sino que debemos terminar con el modelo de la miseria, y volver la mirada a nuestros hermanos, hacia la Patria Grande, que ya pensaban con mucho acierto Morazán y Bolivar.

De nuestra parte, seguimos en la lucha, estamos firmes y solidarios con la gesta del pueblo bolivariano y la integración nuestro americana. Así de grande es el simbolismo de la presencia de nuestro Coordinador General hoy en Caracas.