Para qué nos sirve la memoria; no es solo para recordar direcciones, visitas médicas, deudas impagables o rostros de algunos amores perdidos.

Creo que la memoria nos salva de la tristeza, de la angustia, pero sobre todo de seguir repitiendo. Ya lo dijo Sigmund Freud, que de esto sabía mucho; se recuerda, se elabora para no seguir repitiendo las mismas historias.

A los pueblos les sucede lo mismo que a los sujetos cuando niegan o no quieren recordar, siguen caminando los mismos senderos tortuosos una y otra vez. No se trata de masoquismo o deseos de sufrimiento, sino simplemente de falta de memoria.

La importancia de recordar la comprendí en mi adolescencia. Vengo de una familia rusa judía. Mis abuelos llegaron de Rusia huyendo de la guerra, pero nunca se olvidaron de sus raíces ni de las luchas que continuaron en Argentina.

Mi abuela me llevaba todos los años al acto que se hacía en el Centro Cultural Israelita de Rosario para recordar a los judíos y comunistas que se rebelaron contra el nazismo en el Gueto de Varsovia. La verdad yo no quería ir; me aburría y me preguntaba por qué teníamos que ir todos los años a un mismo lugar para hablar de lo mismo. Mi abuela siempre respondía:

"tenemos que ir para recordar, no podemos olvidarnos".

Pasaron muchos años para que esas palabras cobraran  sentido. Creo que lo empecé a comprender de a poco y por etapas. Primero  fue cuando recuperamos  la democracia lo cual implicó   poder ir a  las plazas del pueblo,  encontrarme con tantas miradas, ver cuerpos emergiendo  de una historia trágica. En esos momentos  una gran parte de mi memoria se agolpó y salió a borbotones; pedazos de historias  que estaban escondidas, sepultadas quizás por el miedo. Pero el gran momento de entender la importancia de recordar se reforzó en estas últimas elecciones cuando una gran parte del pueblo argentino votó contra sí mismo. No lo digo por los sojeros, ni los banqueros, sino por los trabajadores, pequeños comerciantes, maestros, que eligieron  un globo, que como todos los globos se desinfla y se nos va de las manos muy lejos y muy pronto.

Esa parte de la población ``se olvidó’’  de 12 años de un gobierno popular que tuvo errores pero visibilizó a millones e incluyó a los que siempre fueron dejados de lado. Recuerdo un verano en Mar de Ajó a unos pibes jugando al football en la playa. Eran de Santiago del Estero; me contaron que venían a hacer la temporada de verano trabajando en los restaurantes de la costa, que tenían los puestos de trabajo en su provincia y que sus mujeres por primera vez pudieron  estudiar y trabajar. Siempre recuerdo a esos chicos; a quién habrán votado?, habrán tenido memoria?

Hace un  año que  volvieron a Argentina las políticas neoliberales contrarias a los intereses del pueblo. En los primeros momentos  confieso que perdí las esperanzas en el futuro de nuestro pueblo; pero en estos últimos meses de lucha, viendo  al pueblo recuperar sus espacios históricos y su  "memoria", me doy cuenta que valió y vale la pena militar y seguir luchando por una patria justa, igualitaria e independiente.