5 apreciaciones sobre la licencia a Chevron en Venezuela
El investigador y cientista político Willian Serafino desarrolla 5 claves para comprender las razones por las cuales Washington amplió la licencia a Chevron para el desarrollo de sus actividades en Venezuela

Foto: @Chevron
9 de agosto de 2025 Hora: 16:11
1. El factor Rubio
Hay un elemento poco explorado a la hora de comentar y analizar el tema de la licencia Chevron. Aunque es muy visible e importante, suele perderse en el radar de los “chevronólogos” de todas las tendencias políticas e ideológicas en el país.
La activa militancia del Secretario de Estado contra los intereses de la empresa petrolera en Venezuela hay que abordarla más allá del enfrentamiento táctico con Grenell, enmarcado en una disputa entre halcones y la galaxia MAGA en torno a cuál debe ser la ruta que debe tomar la Casa Blanca con respecto a Caracas: diálogo o máxima presión.
No es casualidad que la imposición de aranceles secundarios en marzo de este año, haya coincidido con la visita de Rubio a Guyana, en la que se presentó como garante institucional del expolio energético de ExxonMobil en aguas del Esequibo.
Marco Rubio eligió bando, y sus acciones contra Chevron estarían orientadas a construir el clima de confianza necesario para que ExxonMobil apalanque financieramente su eventual candidatura en 2028. Es pertinente recordar que en la Cuenca Pérmica, en el propio bloque Stabroek y en otros escenarios, ambas petroleras se enfrentan en una batalla por la monopolización de activos y ventajas comerciales.
2. Es la geopolítica, estúpido
Quizás haya que recordarlo nuevamente para entender el marco estructural en el que se desenvuelven las licencias. La primera autorización a Chevron ocurrió al poco tiempo de que EE.UU., en respuesta a la OME de Rusia en Ucrania, sancionara fuertemente el sector energético de la Federación; era aquel lejano, lejanísimo, año 2022.
Un equipo de alto nivel de Biden viajó a Caracas, preocupado por la inestabilidad en el mercado petrolero mundial que había generado su maniobra punitiva. El apriete de tuercas en Eurasia obligó a relajar el cerco en el Caribe. La licencia facilitó las exportaciones de crudo venezolano, lo que mitigó los riesgos alcistas en el mercado petrolero internacional y compensó el desequilibrio del propio Estados Unidos en relación a su déficit de petróleo pesado.
Este componente, a mi modo de ver, no ha dejado de vertebrar los cálculos del tira y afloja con Chevron en el país. Cada vez que Washington se sube al ring de la batalla energético-arancelaria con pesos pesados (México, Canadá y la infaltable Rusia), Venezuela emerge como el retorno de lo reprimido en términos de equilibrio petrolero. Por ende, los movimientos de licencias siguen estando condicionados estructuralmente por las ondas de choque de la administración Trump en el plano geoestratégico y energético. En dicho escenario, es el gobierno venezolano quien tiene la ventaja; no al revés.
3. La licencia Schrödinger
La licencia hasta ahora no se ha publicado por los canales oficiales de la OFAC. Como el experimento físico del “gato de Schrödinger”, la licencia está y no está al mismo tiempo. Este signo de precariedad institucional refleja la inestabilidad y fragilidad del acuerdo de reincorporación de Chevron entre los actores involucrados, y es un ejemplo de que la campaña de demonización de Rubio contra el gobierno venezolano ha elevado súbitamente los costos reputacionales para que la petrolera opere con seguridad jurídica.
Consciente de esta situación, el gobierno venezolano continúa desacoplando, en el plano narrativo, los efectos de la licencia del desempeño proyectado de la economía venezolana. Es el enfoque correcto. Modera las expectativas, profundiza la centralidad de la producción nacional en cuanto a políticas públicas y enfatiza su mensaje de convocatoria a inversionistas internacionales más allá del mundo occidental. Pese al aspecto “cuántico” de la licencia, el mercado petrolero la está dando por sentada.
La firma Kpler indica, en un reporte exclusivo reciente, que la autorización llega en un momento en que el circuito refinador PADD 3 del Golfo de México está ávido de crudo extrapesado, mientras lidia con altos precios del petróleo canadiense. También hace referencia a los descuentos del crudo Merey en China, que comenzarían a disminuir, alimentando un mayor flujo de caja para PDVSA. En este punto, los actores del mercado se fijan en esa tóxica prima de riesgo llamada Marco Rubio.
4. Habilidad y anticipación
De acuerdo con un reporte exclusivo de Bloomberg, PDVSA aceleró su abastecimiento de nafta importada desde EE.UU. ante la inminencia del fin de la licencia y la aplicación de aranceles secundarios. Sin dar de antemano como totalmente fidedigna esta noticia, no es difícil pensar que el gobierno y la petrolera estatal hayan emprendido una estrategia de cobertura para adquirir importantes volúmenes de un insumo clave dentro de la cadena de valor de la producción petrolera, ligada a la refinación, transporte y exportación del crudo extraído de la Faja Petrolífera del Orinoco.
Anticipaciones de este tipo ponen en vigor el desarrollo de una revolución política sectorial de una gran capilaridad: el ocaso definitivo del mito de PDVSA como un “Estado dentro del Estado”, gobernada por lógicas feudales y de compartimentación tecnocrática que, en más de una oportunidad, lesionaron dramáticamente al país. Por primera vez, el control de la industria es milimétrico y está alineado al manejo político-económico gubernamental, lo que garantiza una rápida capacidad de respuesta y adaptación en un contexto cambiante, marcado por la inestabilidad de las licencias y los rápidos cambios en la geopolítica energética.
5. Hay mercado
Mucho se ha especulado sobre los nuevos términos de la licencia, pero el que más ha generado debate ha sido el que tiene que ver con la entrega de crudo como mecanismo de sustitución de pagos en moneda dura. Teóricamente, según lo que ha trascendido en medios occidentales, ese crudo podrá ser vendido por PDVSA en los mercados de su preferencia, mediante condiciones que aún no están claras.
Asociado a esto, surge también la duda de si ese petróleo encontraría mercados, ya que las nuevas sanciones ilegales contra Rusia e Irán habrían reforzado las exportaciones de crudo de ambos hacia China, cuyo parque de refinación estaría virtualmente saturado. Los datos más recientes echan por tierra esa hipótesis. Los datos de Reuters indican que la República Popular aumentó su importación de crudo en un 11,5% en julio, en comparación con el mismo mes del año pasado, situación que resulta favorable para la canasta exportadora venezolana y para el flujo de caja de PDVSA. En resumen, hay mercado. A modo de síntesis, lo más importante de la licencia a Chevron no es su contenido en sí, sino lo que ocurre alrededor de ella y las fuerzas que la condicionan. Es ahí donde debe estar centrado el análisis si queremos entender, verdadera y rigurosamente, el terreno que estamos pisando como país petrolero.
Autor: William Serafino - teleSUR